En la imagen los actores Albert Green, Gadea Candela, Coke Rodríguez o Guille, Sara Pablo en «Música Ligerísima» Una comedia escrita y dirigida por David Ramiro Rueda (Fuente de todas las fotos la compañía)
Por Luis Muñoz Díez
Música Ligerísima es una comedia entrañable, escrita y dirigida por David Ramiro Rueda, un autor con varias piezas estrenadas con éxito de público y crítica como Píntame y La cicatriz de las que escribí en su estreno en este mismo medio, y que han tenido igual fortuna en otros países que se han estrenado.
Su nueva propuesta cuenta con el encanto de tantas películas que hemos disfrutado en el cine, en las que se elige un lugar emblemático donde los protagonistas llegan por trabajo u otras razones y abren un paréntesis, descubriendo gastronomía, idioma y paisajes, y así mismos.
En este caso, Ramiro Rueda sitúa a la pareja formada por Sara y Guille en un pueblo a orillas del Lago di Como, uno de los lugares más bellos de Lombardía, adonde se han trasladado por motivos de trabajo de Guille. Con Sara esperan su primer hijo.
La pareja, sin duda, se quiere; viven en el estado de provisionalidad qué, implica el cambio de residencia asumiendo las incógnitas que surgen al esperar un hijo.
El autor nos presenta de entrada el carácter de ambos, frente a la inesperada y en parte incomprensible visita de Pablo, un exalumno de Sara de cuando daba clases de ballet antes del traslado.
Guille se interesa por saber qué tipo de relación mantenía Sara con Pablo para que él haya recorrido miles de kilómetros para visitarla, y para que ella lo invite a instalarse en su casa unos días. Sara responde, sin acabar de resolver la incógnita, que «era un alumno suyo» y que lo ha invitado a quedarse porque le ha parecido lo natural.
Guille no entiende nada, pero tal vez es un hecho que no hay nada que entender; sin embargo, Sara corta tajantemente, afirmando que no ha tenido absolutamente nada con él y que, si fuera así, se lo diría, porque antes de él hubo otros y Guille lo sabe.
Sin demora, aparece Pablo, un chico guapo y educado, al que Guille ve como un posible rival. Le lanza preguntas sin tregua, hasta el punto de llegar a preguntarle si le gusta Sara. Pablo esquiva, responde y sortea las preguntas con agilidad sin entrar en el juego, mientras Sara no sabe bien cómo hacer que Guille se calle, pero él no lo hace ni lo hará. Ante la respuesta de Pablo, quien afirma que no le gusta Sara como Guille piensa, este le pregunta si le gusta él, pues la verdad es que, si fuera así, se quedaría más tranquilo.
Guille tiene una cena con sus compañeros de trabajo y los deja solos, aparentando naturalidad. Antes de irse, aclara que no crean que en estas reuniones de chicos, solo se habla de sexo y mujeres, aunque el tema no se obvie. Lo cierto, y está bien que se diga en escena, la falocracia lleva a algunos a fanfarronear sobre la grandeza y el rendimiento de sus atributos pero si se juntan más de tres y hay un balón, está claro que todo eso pierde importancia y terminan organizando un partido de fútbol. En ellos persisten muchas claves de la infancia, que los conectan con los amigos por medio de un videojuego, las bicicletas o los patinetes, y compiten sin disimulo, cómo adolescentes.
Así como el autor nos ha presentado a la pareja y sus reacciones ante un imprevisto, ahora deja hablar a Sara y Pablo, y queda claro que su relación fue muy superficial. Sara parece justificarse, lo cual, por cortesía, calla con Guille, al decirle a Pablo que extraña las clases de ballet y que está ensayando una coreografía para una audición en la televisión italiana, en un homenaje a Rita Pavone, para demostrar que sigue viva en singular. Sara defiende la actitud de Guille, argumentando que él quiere ser gracioso, y no sabe que no lo es.
La provisionalidad invita a la confidencia, como en un viaje largo, en el que sabes que, al llegar al destino, no volverás a ver a los compañeros de viaje. Así se crea una confianza ficticia que lleva a contar cosas que en un entorno más cotidiano no se harían.
Pablo confiesa que trabajaba en una empresa con mucha presión para que se fuera voluntariamente. Quedarse allí hasta el agotamiento era un precio muy alto por una baja indemnización, pues, tarde o temprano, la empresa ganaría. Ante ese panorama, decidió coger una mochila y ver todo aquello que no había tenido la posibilidad de conocer mientras cumplía su horario laboral.
Pablo ha contado una media verdad, pero su presencia hace aflorar las de Sara y Guille: incomunicación, prioridades y celos, en una historia de buenas intenciones donde el autor defiende a los tres personajes por igual.
Gadea Candela es Sara —o «mi gitana», como la llama Guille— y Albert Green interpreta a Guille; forman una pareja excelente que transmite vida en estado puro. Sus personajes se quieren y los actores lo expresan con cada poro de su piel.
Coke Rodríguez es Pablo, un enigma que acabaremos por conocer, un personaje diferente al de Sara y Guille, que viven emparejados, son extrovertidos y carnales. Pablo, aparentemente, es un espíritu libre con cierta magia, que tampoco dice mucho de sí mismo.
La comedia es un termómetro válido para medir la sociedad y sus costumbres en un momento concreto, sin necesidad de hipérboles. Podemos conocer cómo es cada personaje por lo que dicen y por cómo actúan.
David Ramiro Rueda, como autor, está muy bien dotado para ofrecernos pinceladas de realidad y cuenta con un buen oído, capaz de llevarlo a escena sin juzgar.
Si asistís a una representación de Música Ligerísima, os sentiréis identificados o reconoceréis a alguna personas de vuestro entorno en Sara, Guille e incluso en Pablo.
Los tres actores Coke Rodríguez, Gadea Candela y Albert Green han sabido transmitir su aliento, y los personajes les sientan como un traje hecho a medida. Con ellos sonreiréis, llegaréis a reír a carcajadas y os suscitarán preguntas que quizá no os habéis planteado, pero que, sin duda, tienen respuesta.
David Ramiro Rueda vuelve a confiar en la palabra, en esta apuesta teatral, y en el diálogo para derribar murallas.
Música Ligerísima está programada en el Teatro de las Aguas -Madrid-, los domingos, más información AQUÍ.
Autor y director David Ramiro Rueda
Actores Coke Rodríguez, Gadea Candela y Albert Green
Produce: Popascenio producciones