En la imagen los hermanos Duarte y Dante, o Pablo Messiez, Marta Velilla, Cristóbal Suárez y Natalia Hernández en una escena de Misericordia, escrita y dirigida por Denise Despeyroux ©Geraldine Leloutre
Por Luis Muñoz Díez
Misericordia, escrita y dirigida por Denise Despeyroux, es un suma y sigue en ascenso de la personalísima carrera de la autora, para este montaje se ha rodeado de unos excelentes profesionales que le entienden, más allá del elenco conformado por la misma autora, Natalia Hernández, Pablo Messiez, Cristóbal Suárez y Marta Velilla, ha contado con la escenografía de Alessio Meloni, para el diseño de iluminación con David Picazo, el vestuario de Guadalupe Valero, la música Pablo Despeyroux, el vídeo Emilio Valenzuela y Máximo A. Huerta
La escritura y el teatro son una forma de mostrar nuestras vulnerabilidades para ser aceptados y amados, se puede hacer emboscados en uno o varios personajes, o hablando de nuestros propios temblores, como es el caso de Darío Duarte uruguayo e hijo de exilados.
Encarar el propio dolor no es tarea fácil, porque la herida permanece abierta, y Darío se niega a recordar el viaje que hizo, organizado por el PSOE en el gobierno, cuando era niño, para ver a su padre preso, o mas bien enjaulado por el régimen militar.
Vive con sus hermanas Delmira que busca cobijo y arraigo en la Cábala judía, y Dunia que se ha refugiado en la ficción, y crea un video juego. Directamente no pisa tierra, y anda por la vida disfrazada de su personaje favorito: Yuna en “Final Fantasy X
Los tres hermanos sienten fascinación por Dante, un amigo de Darío también dramaturgo, retirado del Teatro, después de haber sido galardonado con todos los premios, y aún así, cansado de la fragilidad económica de la profesión.
Duarte insiste sin tregua, en que le ayude con su obra. Dante se niega porque desde que tomó la decisión de retirarse de las tablas, su salud ha mejorado, y se ha olvidado de la sorosis utópica y el colon irritable, en sus variadas manifestaciones, psicosomáticas nerviosas.
Misericordia es teatro, en que se habla de teatro, sin evitar hacer valoraciones sobre personajes reales, incluidos la propia Despeyroux y Messiez, con lo que dicen retratan una realidad innegable, sin hacer sangre, y tampoco inciden en exceso.
El sin Dios de tener que huir de una dictadura, donde se escenifican los peores presagios de lo que significa la palabra “infierno”, es un daño irreparable, aunque sea heredado, como es el caso de los hermanos Duarte.
Denise Despeyroux, es una dramaturga con cuño propio, que no envuelve en grandilocuencia lo que quiere decir, y en esta, su obra con mejor mimbrearía dramática lo vuelve a poner de manifiesto, porque lo que dice es importante en sí, aunque luego adorne a los personajes con unas profesiones y aficiones imposibles, para sazonar la historia con un humor que tamice un drama, que llega al público integro.
La actriz Natalia Hernández, es Delmira, y Marta Velilla es Dunia, ambas hacen una deliciosa interpretación hiperbólica como requieren sus personajes. La primera cual sacerdotisa, y la segunda como personaje de video juego, en un trabajo extraordinario. A su hermano Darío lo interpreta Pablo Messiez, llevando a Duarte a ese terreno del dramaturgo que se paraliza ante su propia historia, coincidiendo en este caso con su obra, pero aún con temblores y terror-pánico sigue adelante, porque a quien le atrapa este oficio, prescindir de él. Sería no ser nada, renunciando a ese pedazo de eternidad con el que ya contábamos de antemano.
El personaje de Dante, es un detonante para los tres hermanos. Su salto al mundo real, después de abandonar el Teatro, le hace más libre, con mas capacidad para el asombro, aunque la autora le haya buscado un oficio igual de peregrino, también con vocación de eternidad. A Delmira y Dunia les seduce por lo que dice, su espontaneidad y por sus hechuras, y a Darío le zarandea recordándole lo afortunado que es, al tener la oportunidad de estrenar en el Centro Dramático Nacional con 45 años, siendo hombre, heterosexual, y sin ningún personaje en su obra que reivindique su condición.
Cristóbal Suárez, hace una recreación de Dante irremplazable, con una energía y una vitalidad que arrastra a la vida, y los tres hermanos se lo quieren quedar, aunque para fines diferentes.
Mención aparte merece el encuentro escénico entre Denise Despeyroux y Pablo Messiez, ella interpretándose a sí misma, y él a Duarte. Ella fue una de las niñas que viajaron a Uruguay en 1983, y él, que representa serlo, y pretende escribir sobre ello. Logrando una escena que invita a la emoción sin usura.
Imagino que por lo escrito es fácil saber que la obra me ha gustado, sin peros, y en mis palabras tienen como fin que acudáis a una representación de Misericordia.
Misericordia, está programada del 19 de enero al 25 de febrero de 2024, en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle Inclán del Centro Dramático Nacional, más información AQUÍ.
Texto y dirección Denise Despeyroux Reparto Denise Despeyroux, Natalia Hernández, Pablo Messiez, Cristóbal Suárez y Marta Velilla
Voz en off Sergio Blanco Voces infantiles Marta Despeyroux y David Despeyroux
Escenografía Alessio Meloni (AAPEE) Iluminación David Picazo (AAI) Vestuario Guadalupe Valero Música y sonido Pablo Despeyroux Vídeo Emilio Valenzuela y Máximo A. Huerta
Ayudante de dirección María García de Oteyza Ayudante de escenografía y vestuario
Igone Teso (AAPEE) Realización de escenografía Readest (AAPEE) Realización de utilería
Rocío Barreto (cordero) Confección vestuario Ángela Lozano y Juliet García Ambientación de vestuario Final Fantasy Marisa Echarri Fotografía Geraldine Leloutre Tráiler Bárbara Sánchez Palomero Diseño de cartel Equipo SOPA
Producción
Centro Dramático Nacional y Showprime