Mientras amanece

Mientras amanece

Miraba el mar y pensaba en él.

Ella olía a amor por cada centímetro de su cuerpo, casi se podía respirar ese amor, como la brisa. Amanecía lentamente, y la lentitud la asfixiaba. A veces sentía que el corazón se le salía del pecho y otras que había dejado de latir. No lograba explicarse qué es lo que había ocurrido entre ellos. Todos decían que eran la pareja ideal, con un lugar asegurado en el mundo del arte. Habían colaborado en varias obras de gran complejidad, tanto públicas como privadas, siempre con éxito. Eran dos seres que llevaban buscándose sin descanso desde que se separaron dos mil años atrás.

Las olas iban y venían, se lamentaban, gritaban de placer, olían.

Miró a lo lejos, buscó el ritmo apasionado del amor y se preguntó si sería capaz de entender su significado.

 

http://sotelojusto.blogspot.com.es/

 

Autor

Novelista y catedrático de Política Económica, es profesor en los prestigiosos ICADE (Universidad Pontificia de Comillas) y CUNEF (Universidad Complutense de Madrid). Licenciado y doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y máster en Estudios Literarios y en Literatura Española. Ha escrito varios libros de economía y decenas de artículos, así como cinco novelas (La muerte lenta”, 1995, “Vivir es ver pasar”, 1997, “La paz de febrero”, 2006, “Entrevías mon amour”, 2009 y “Las mentiras inexactas”, 2012), sendos ensayos sobre los escritores Manuel Rico, 2012, y Haruki Murakami, 2013, y un libro de microrrelatos, los "Cuentos de los viernes", 2015. En la actualidad está escribiendo un segundo libro de microrrelatos: "Cuentos de los otros" y una nueva novela.

2 comments

  • Excelente cuento metafórico circular donde se idéntica el mar/el amor, el amor=la brisa, el ritmo de las olas=vaivenes del amor. Entre las analogías y semejanzas de los términos mar y amor uno se sumerge en la retórica que señalaba Aristóteles para explicar de forma didáctica el enigma, una semejanza en dos términos uno de los cuales es más poético y el otro, más cotidiano. La metáfora del amor es una forma de pensamiento que impregna la vida diaria.

    Lakoff y Johnson entienden esa metáfora textual como un tipo de cosa en términos de otra.
    En el hermoso relato de Justo Sotelo las olas son asemejan a los vaivenes del amor, con crestas, altibajos, normalidad…paz y tranquilidad entre dos seres que se fusionan en uno solo por un amor platónico semejante a la unión de los seres andróginos formados por el componente femenino y masculino, pegadas ambas partes por su espalda en El Banquete de Platón. Zeus tomó la decisión de partir por la mitad a los andróginos, de suerte que se convirtieran dos seres lo que antes fueron uno, dividiéndolos por sexo, limitando sus fuerzas, aunque aumentando su número.

    Es una metáfora perfecta de lo que se supone que es el amor, dividida en dos planos o realidades con tiempos diferentes, un presente con un pasado solapado, semejante al devenir histórico de Eliot.

    En el discurso narrativo se intercambian los términos del amor por las olas del mar, se compara el amor con la brisa marina donde el narrador omnisciente nos hace comprender la realidad del mundo a través de su lenguaje simbólico, visual y táctil.

    En la mímesis de Ricoeur vemos en el relato una sumisión a la realidad, una invención de la trama amorosa y una elevación a la quintaesencia a través de los elementos naturales donde el agua y el viento hacen eco del sentimiento más noble y hermoso que es el AMOR del ser humano.

    Enhorabuena a Justo Sotelo por su ficcionalidad en el lenguaje donde aporta una palabra refinada en el texto, una retórica aplastante dentro del círculo amoroso de dos seres humanos.

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