«Manada», de Santi Sendo

«Manada», de Santi Sendo

«Manada», es el último acto íntimo de Santi Senso, un experimento en que la oscuridad, los efectos y la música son un marco de acero para la palabra. La obra nace de un curso que impartió en Biribo Teatro, del que ha germinado un experimento testimonial tan obscuro como lo son el dolor o el miedo.

En sus actos íntimos Senso, incita al que asiste desnudar a una cebolla, tan real como simbólica, de sus capas para llegar a su corazón, y he sido testigo de como esta invitación se entendía como una propuesta para desnudar su cuerpo, cuando el cuerpo lo hemos desnudado muchas veces, y lo difícil es lograr llegar al centro de uno mismo sin sentir vértigo.

En «Manada», Senso, se reserva un lugar de líder observador, y acierta porque es lo novedoso de su nuevo trabajo, y toman el centro de la Sala los doce testimonios que arañan y escuecen porque son verdad, unos testimonios dolorosos tanto si se guardan como si se verbalizan, hieren como la única luz que ilumina la escena. Una linterna cegadora e inclemente que localiza y persigue al que actúa mientras su voz y cuerpo manifiesta su queja.

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Santi Senso, líder de «Manadas» Foto de Josep Artés

Santi Senso afirma que la función surge después de imbuirse en el texto de Mario Benedetti Pedro y el Capitán”, si bien este será el punto de inflexión, pero dado que el infierno de la tortura de la guerra y las dictaduras por fortuna sólo la han sufrido determinadas personas, Senso trae a su terreno la tortura, dando libertad a sus actores para que hablen y se liberen de esos verdugos, que en la mayoría de los casos no son mas que hijos de sus miedos y residen únicamente en nuestra imaginación.

Nuestro imaginario se puebla de ogros, dragones, príncipes y princesa, según como se haya nutrido, el mayor aporte de combustible lo asimilamos con lo aprendido en la niñez. La educación se trasmite de manera oral o escrita, pero no suele ser ahí por donde se nos inoculan los materiales para que nuestra vida sea un ejercicio de gozo o de dolor. El poder que ostentan las personas que tutelan nuestra infancia suele ir mas allá de la palabra, está en el gesto o su expresión corporal, la alusión de sus referentes de lo tolerable y lo intolerable o en lo que no dicen, y nosotros con esos ingredientes cocinamos nuestra forma de ser y estar, nuestra seguridad y nuestros temblores por no estar a la altura de lo que se nos pide, por no ser los mejores.

Personalmente no le temo a la muerte mas que al dolor, la muerte es redentora de todo sufrimiento o tortura y ella nos hace libres, el dolor y el miedo esclavos, por lo que cualquier ejercicio libere del dolor y el miedo me parece plausible y sin duda para los integrantes de esta «Manada» lo es, para el público es otro cantar, no sé si logra aprovechar la incomodidad que se le proporciona para poder reflexionar, pero lo que es seguro que no saldrá indiferente, los actores en un acto de exhibicionismo y generosidad se abren en canal para que veamos sus carencias afectivas. Efectos, luz y música tienen una factura potente en su estética tremendista.

Las propuestas de Senso, suelen ser muy dogmáticas, en este caso no lo es más que en otros actos íntimos, aún declarándose abiertamente como Macho Alfa y líder de la Manada, le gusta zarandera al público. A veces poniéndole en una situación de indefensión, jugando con la baza de que al extremeño le ha crecido la barba sobre un escenario, pero da una de cal y otra de arena, también he visto como lo mima, porque Senso en el fondo lo que quiere es ser amado por su público, como todos deseamos serlo.

El trabajo de Inca Princess, Lya Serrano, Diego Martínez, Ismarú Góngora, Lidia Méndez, Goyo de Pacheco, Aitana Torrero,  Esther Sererols, Carlos Munera, Liber Pozo y Citlali, Amalia G., Carlos Lombao y uno mas, es mas que plausible, porque se dejan girones de vida y de piel en el escenario, como lo hace Santi siempre, puedo nombrarlos y voy a dejar un documento grafíco de todos los integrantes menos de ese «uno mas» que tambien lo mererece pero no lo tengo, pero no puedo dedicarlos un espacio uno por uno, aunque me gustaría  y lo merecen, pero para el lector que no haya visto la función no sería mas que un nombre seguido de una loa, pero que quede claro que son oro molido.

Sin Santi Senso no existiría «Manada», un grito tremendista y sin ellos tampoco, o sería otro.

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Citlalli Zúñiga Ugalde. Foto Josep Artés

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Inca Princess Angy. Foto Josep Artés

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Carlos Munera. Foto Josep Artés

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Aitana Torrero

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Esther Sererols Foto Josep Artés

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Amalia G. Foto Josep Artés

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Diego Martinez. Foto Josep Artés

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Goyo de Pacheco. Foto Josep Artés

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Lidia Méndez. Foto Josep Artés

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Liber Pozo. Foto Josep Artés

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Ismarú Góngora. Foto Josep Artés

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Lya Magno. Foto Josep Artés

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Carlos Lombao y su lenguaje de signos

Elenco: Lobos, hienas y chacales (actores, actrices, dramaturgos y creadores): Ismarú Gongora,  Inca Princess, Lya Serrano, Diego Martínez, Lidia Méndez, Goyo de Pacheco, Aitana Torrero,  Esther Sererols, Carlos Munera, Liber Pozo y Citlali, Amalia G., Carlos Lombao y uno mas / Macho Alfa dominante de la Manada (dirección y dramaturgia): Santi Senso / Pieles, pelos, cornamentas, pezuñas (vestuarista): Fede Pouso / Fotos y edición del Cartel: Josep Artés / Música:  Pablo Gómez Suárez y Eva Kurli.

Vi la función el 24 de abril, que se estrenó el viernes 10 de abril 2015 en Teatro Biribó  Paseo de la Esperanza, 16 – Metro Acacias Madrid

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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