Un viaje en el tiempo a la revolución de los años 80 en España.
Situado en el barrio de Malasaña, antiguo epicentro de La Movida madrileña, se encuentra el museo-bar ‘Madrid Me Mata’. Un local de 200 metros cuadrados de exposición repartidos en dos plantas, en las que se exhiben multitud de objetos y recuerdos cedidos por los artistas más representativos de la pintura, la literatura, la fotografía, el cine y el diseño de la década de los 80.
El movimiento contra-cultural surgido durante los primeros años de la Transición de la España postfranquista alcanzó de repente una gran envergadura a nivel sociológico y nacional. Una revolución estética y artística que, a día de hoy, nos recuerda aquellos tiempos de cambio político y social. La noche madrileña se convirtió en un enjambre de jóvenes con ropas y colores estridentes y peinados despeinados; la máxima expresión del exceso visual, que no dejaba a nadie indiferente. Los años 80 estuvieron marcados por la libertad de expresión en todas sus vertientes: moda, música, arte, cine… La gente no tenía prejuicios ni complejos y se mostraba tal y como querían, después de haber estado reprimidos durante décadas.
Los programas musicales de Radio España, Radio Popular o Radio Juventud fueron los difusores de este fenómeno. Los fanzines, como el que da nombre a este museo-bar, le otorgaron entidad literaria y estética. Programas televisivos como ‘Musical Expréss‘ o ‘La bola de cristal‘ fueron su baluarte. La Movida tenía sus cantantes insignia en Enrique Urquijo, Antonio Vega, Paco Clavel u Olvido Gara; su tebeo, en ‘Madriz‘; su grafitero, en Juan Carlos Argüello; sus ídolos artísticos, en Andy Warhol y Miquel Barceló y sus lugares de culto en la sala El Sol, Pentagrama o La Vía Láctea.
‘Madrid Me Mata‘ conserva entre sus paredes gran parte de todos esos iconos representativos de La Movida. Desde los pósters de algunos conciertos emblemáticos de Los Secretos, Alaska y los Pegamoides o Radio Futura hasta fotografías de sus cronistas gráficos como Ouka Lele o Pérez Mínguez, obras de artistas plásticos y ejemplares de los legendarios fanzines de la época. Sin duda, el lugar ideal para los nostálgicos, que compagina la exposición con dos grandes barras. Un museo-bar, cien por cien ochentero.
Lugar: Corredera Alta de San Pablo, 31
Precios: cervezas, 3,5€; copas, desde 7€