La clave de Loving, el quinto largometraje de Jeff Nichols, se encuentra en su mismo título. No solamente designa el apellido de la pareja formada por el hombre blanco y la mujer afroamericana que forzó la abolición de las leyes que prohibían el matrimonio interracial al oponerse a la decisión judicial que les impedía vivir como marido y esposa en el estado de Virgina, sino que expresa fervientemente el profundo cariño y la atracción —Loving es el gerundio del verbo amar en inglés— que existía entre ambos.
El autor de Mud y Midnight Special, uno de los directores más interesantes del cine estadounidense de las primera décadas del segundo milenio, ofrece una película que huye como de la peste del típico filme social y político donde el discurso se remarca una y otra vez. Es cierto que nos encontramos ante una historia clave dentro de la lucha por los derechos civiles, pero el realizador y guionista prefiere enseñarnos la faceta más intima de aquel suceso. La repercusión mediática de la particular gesta de los dos protagonistas queda en un segundo plano en una cinta que se dirige al espectador para mostrarle que nada ni nadie debería poner barreras a las personas que se quieren.
Ruth Negga y Joel Edgerton da vida al matrimonio Loving en la película de Jeff Nichols
Nichols, que asume también el trabajo de guionista, prescinde de parte de los diálogos para centrarse en el lenguaje no verbal de los personajes. El cineasta tiene muy claro que Mildred y Richard Loving eran gente sencilla y trabajadora que estaban muy lejos de ser unos intelectuales que lanzaban soflamas contra la segregación racial, sino que eran individuos que expresaban sus emociones a través de gestos y miradas que plasmaban a la perfección su atracción mutua.
Esa es la razón por la que el responsable de Shotgun Stories se centra en la labor de sus dos actores principales y la complicidad que se extrae de su trabajo conjunto. Joel Edgerton capta perfectamente con su comedida actuación el temperamento de un tipo un tanto rústico preocupado por la seguridad de su esposa e hijos. En más de un aspecto recuerda al personaje de Michael Shannon en Take Shelter, un hombre obsesionado hasta lo indecible por el bienestar de sus seres queridos. Por su parte, Ruth Negga aporta un toque de sincera ingenuidad a esa mujer valiente que decidió buscar ayuda jurídica para lograr que le permitieran vivir con su familia en su localidad de origen.
Michael Shannon encarna al fotógrafo que retrató al matrimonio Loving en la intimidad de su hogar.
No obstante, su trabajo individual de nada valdría si no fueran verosímiles como pareja. Ambos logran crear la química necesaria para hacer creíble el amor verdadero entre dos personas. En alguna ocasión, como aquella en la que presenciamos a los protagonistas viendo sonrientes una comedia de situación en la televisión, su trabajo alcanza el estatus de milagro.
Sin subrayados innecesarios ni sentencias grandilocuentes, Nichols ofrece un drama notable al que solamente se le puede reprochar que caiga en algunas reiteraciones que alargan innecesariamente su duración.
