Los cuadernos de la memoria, de Francisco Gijón

Los cuadernos de la memoria, de Francisco Gijón

A lo largo del 2014 se celebrarán varias y relevantes efemérides relativas al definitivo declive de Napoleón Bonaparte, tales como el desalojo definitivo de España de sus tropas y el regreso de Fernando VII, la llegada al trono francés de Luis XVIII, hermano del malogrado Luis XVI, y el exilio del emperador en la isla de Elba, así como su regreso posterior para retomar el poder en lo que se dio en llamar “Los Cien Días”. Un año después, la derrota de Waterloo supondría el definitivo desastre de su controvertido proyecto europeo.

La figura de Napoleón siempre ha resultado polémica entre el público. La asociación de sus ínfulas con la locura fue fruto de un elaborado proyecto de descrédito de su imagen que siempre caminó paralelo a una reivindicación vehementemente romántica de su persona encabezada por relevantes personajes de las mismas potencias que lo doblegaron, como Sthendal o Lord Byron. Tal polarización ya nos induce a concluir que Bonaparte, dentro de sus muchos errores y no pocos aciertos, es un personaje inconmensurable y altamente importante para entender Europa. A su política le debemos la base de los códigos civiles vigentes actualmente en el viejo continente; también a él se le debe el mérito de aspirar por primera vez a una Europa unida bajo la misma moneda, con una ciudadanía equiparada, económicamente solvente y amparada por unos derechos sociales basados en el laicismo. Muchas “ocurrencias napoleónicas” las hemos tenido ante nosotros sin saberlo, como por ejemplo las carreteras con árboles a ambos lados para dar sombra a los viajeros o la primera reforma educativa universal viable que contemplaba una formación mínima obligatoria para combatir el analfabetismo. Asimismo, Napoleón fue el primer gobernante que equiparó a los judíos al resto de ciudadanos (hasta su llegada al poder, y tras su marcha, los hombres y mujeres pertenecientes a esta religión fueron siempre ciudadanos de segunda, exentos de derechos elementales, algo que no se subsanaría hasta el término de la Segunda Guerra Mundial).
Y es que Napoleón es mucho Napoleón.

Cautivado por su figura, Francisco Gijón aborda en Los cuadernos de la memoria un análisis plausible del personaje por medio de la máxima cercanía en el medio más hostil de su existencia: su exilio en la isla de Santa Elena. En esta novela narrada en primera persona por el propio emperador, Napoleón se reivindica a sí mismo y nos descubre su faceta más humana. Tras una exhaustiva documentación historiográfica, Gijón recrea la vida cotidiana en el círculo más íntimo de los desterrados que acompañan a Bonaparte en aquella durísima prueba plagada de calamidades y sorpresas. Gourgaud, Les Cases, Montholón y otras figuras altamente relevantes desfilan por las páginas de Los cuadernos de la memoria y se nos muestran como fueron o como pudieron haber sido, según las conclusiones a las que el autor llega tras estudiar detenidamente los testimonios de muchas de las personas que estuvieron durante aquellos casi seis años de un modo y otro en Santa Elena y tuvieron trato con ellos, amén de las propias memorias de los interesados. Tras consultar los últimos estudios elaborados para desvelar el enigma de su muerte y aceptar la teoría más plausible sobre las causas y motivos de la misma, Gijón también se atreve a acometer y plasmar la decadencia física del personaje, así como las verdaderas causas de su fallecimiento causando no poca perplejidad en el lector. En definitiva, estamos ante una obra completa y directa cuya lectura merece la pena acometer para acercarse a Napoleón, comprender su época, entender sus circunstancias y asimilar las consecuencias reales de su auge y posterior caída.

Napoleón Bonaparte por Andrea Appiani (1805)

Sinopsis.

El 12 de mayo de 1840 los diputados franceses reciben la confirmación de una gran noticia: los ingleses han consentido que los restos de Napoleón Bonaparte sean repatriados con todos los honores a Francia. De inmediato parte, rumbo a la isla de Santa Elena, una escuadra para realizar la exhumación de los restos mortales del Emperador y llevarlos de regreso a París. Entre los emocionados tripulantes que participan en la expedición se encuentran algunos compañeros de exilio que compartieron con Napoleón sus cinco años de destierro en aquel infame peñón en medio del océano. El ataúd es recibido en Francia con los mayores honores. Jóvenes y veteranos celebran como un triunfo nacional la llegada de su amado Emperador. El país entero lo aclama al son de la Marsellesa. Al día siguiente de su entierro en Les Invalides, Gourgaud, Bertrand, Les Cases y el resto de miembros vivos que compartieron exilio en Santa Elena se reúnen discretamente en una pequeña villa a las afueras de París. Marchand, el mayordomo del Emperador, acude con una sorpresa: una carpeta que contiene las anotaciones de Bonaparte durante su exilio, todas ellas dirigidas a su amor secreto. En ellas, Napoleón no sólo hace balance de su vida, sino que describe con todo detalle sus vicisitudes personales y los pormenores de la cotidiana convivencia en Santa Elena. De su puño y letra, aquél que había sido carcelero de reyes para luego perderlo absolutamente todo nos cuenta en primera persona cuáles eran sus auténticas pasiones, sentimientos e incertidumbres en unas páginas que le dedica al gran amor de su vida y que reúne bajo el título de «Les cahiers du memoire«. Los Cuadernos de la Memoria son, pues, una serie de epístolas románticas que nos ayudan a conocer en profundidad al personaje y a la persona, así como a descifrar todas las dudas sobre su muerte en 1815.

 

Napoleón Bonaparte en la batalla

 

PVP: 13,00€
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Autor

Nací en Madrid, pertenezco a un ámbito en el que la cultura ha colmado por sí misma muchos de nuestros anhelos y nuestra forma de sentir la vida. La literatura, la pintura, el teatro, la arquitectura, el cine, la música… el ARTE en general, son términos muy ligados a mí. Estudié filología hispánica en la Universidad Complutense aunque los avatares de la vida me empujaron por el mundo de la comunicación. He tenido la suerte de trabajar en algunos de los medios más importantes de España y, aunque no soy experto en nada, me complace ser aprendiz de todo.

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