El experimento que Ron Jones llevó a cabo en Palo Alto, California en 1967 ha dado lugar a varias adaptaciones dramáticas siendo la más conocida la película que Dennis Gansel dirigió en 2008 con el título La Ola aunque previamente existe un musical de igual nombre obra de Olaf Pyttlik. En España Daniel Calparsoro hizo una versión apócrifa titulada Tormenta (2013) en formato de miniserie de dos episodios. La temporada pasada se estrenó en el Lliure esta obra teatral que su responsable asegura bebe directamente de los documentos originales aunque el resultado no difiere demasiado del guión del film alemán. Aunque tampoco importa.
El tema central del experimento original, el nacimiento de los totalitarismos al margen de la ideología que los soporta, sigue siendo apasionante, máxime cuando los españoles asociamos automáticamente totalitarismo con fascismo. La gran virtud de la iniciativa original es que remite directamente a la formación del grupo como ente que no permite la disidencia individual so pena de aislamiento y expulsión y que es aplicable tanto a sectas religiosas, como a nacionalismos y dictaduras de cualquier signo.
Ante la incomprensión de sus alumnos de porqué el pueblo alemán toleró el ascenso de Hitler al poder y su permanencia, Jones quiso que sus chicos experimentaran en carne propia el nacimiento del pensamiento totalitario a partir de cuatro principios básicos: disciplina, comunidad, acción y orgullo. Nada más. Una vez creados esos mimbres, el despotismo surgió en solo una semana. En el seno de una comunidad estudiantil no especialmente propensa a otra cosa que divertirse, Jones sembró la semilla de la intolerancia y apenas tuvo que regarla para que creciera. Casi fue más difícil para él y más traumático para sus alumnos abortarla, desactivarla, volver a la realidad.
El texto de García May respeta (al contrario que la adaptación fílmica) el espacio y el tiempo originales con lo que por un lado se subraya la fidelidad a la fuente primigenia y por otro se deja en la mente del espectador la posible proyección de los hechos a la situación real que se le antoje. ¿Qué hubiera pasado de haber situado García May la acción en una ikastola? ¿Y si lo hubiera hecho en la Venezuela de Maduro?¿O en una escuela coránica afgana? ¿O, sin ir más lejos, en la Cataluña actual pre-referendum?
Lógicamente los niveles de violencia derivados del experimento variarían enormemente de un contexto a otro. En algunos serían cero y en otros letales. Pero lo interesante no son tanto esas consecuencias como el común denominador de todo pensamiento unificador resumido en las cuatro constantes arriba enunciadas y de las que García May extrae, acertadamente, el “orgullo”.
Eduard Farelo lleva sobre sus hombros casi la totalidad del peso de la función. Y está espléndido en su papel de profesor que se autoerige en líder incuestionable del grupo sin llegar a creérselo (y sin que los acontecimientos se le vayan de las manos como sí ocurre en la película de Gansel). Farelo gradúa las diferentes caras de su personaje sin perder en ningún momento de vista cuál es su motivación real y qué es lo que tiene que hacer para que todo retorne a su cauce al final.
A su lado, un creíble pero algo desigual conjunto de actores jóvenes entre los que destaca Alba Ribas como la cómplice de Farelo. La puesta en escena de Marc Montserrat Drukker (autor de la idea original) apuesta decididamente por el movimiento constante para dar credibilidad y dinamismo al conjunto. Tiene, además, Drukker un acierto deslumbrante: la colocación de micrófonos debajo de la tarima y detrás del encerado que, abiertos en los momentos clave, amplifican lo que de militar tiene todo el experimento.
Recientemente, el gobierno francés ha prohibido actuar al cómico Dieudonné tanto por sus chistes antisemitas como por el saludo neo-fascista que hacían sus fans durante sus espectáculos. Un saludo, por cierto, muy parecido al que podemos ver en La onada hasta el 12 de abril en el Teatre LLiure de Gracia.
L’onada
Texto Ignacio García May/ Idea y dirección Marc Montserrat Drukker/ Basado en el experimento real de Ron Jones
Intérpretes: Boris Cartes Steve / Eduard Farelo Ron Jones / Malcom McCarthy Norman / Marta Ossó Wendy / Alba Ribas Sherry / Andrea Ros Aline / Martí Salvat Robert / Joan Sureda Doug / veu en off Jordi Royo
Fechas del 14 de marzo al 2o de abril
Traducción del castellano: Cristina Genebat / escenografía Jon Berrondo / vestuario María Araujo / caracterización Toni Santos / iluminación Albert Faura (a.a.i.) / sonido Francisco Grande e Igor Pinto / vídeo Xavier Bergés/ ayudante de dirección Toni González Lillo / ayudante de escenografía Jose Novoa / ayudante de vestuario Mireia Llatge / archivos de vídeo Federico Szarfer/ construcción de escenografía Tallers d’escenografia Jordi Castells y Pascualín / confección de vestuario Sastreria Caireta y Godet/ producción Teatre Lliure