Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.
Julio Cortazar
Cuando tengo que escribir sobre una obra cuyo tema principal es la palabra me invade esa sensación de no saber si las colocaré, las escogeré y las compondré de la forma adecuada para transmitir lo que me sugiere lo que he visto y vivenciado.
Más aún en el caso de esta joya escénica, narrativa e interpretativa que se marca Nur Levi debajo de unas lámparas que iluminan su intelecto y su obsesión.
Nur Levi es la dramaturga y también la actriz que da vida a María Casas una profesora que trabaja en un tesis denominada “La palabra y su perversión”. Una labor de estudio que se está mimetizando con su percepción de la comunicación diaria y que la lleva al extremo doloroso de comunicar al principio de la obra a los espectadores, convertidos en eventuales alumnos, que ha decidido dejar de hablar porque se ha perdido el valor de la palabra.
María Casas, ironiza sobre la comunicación en un discurso teórico y hondamente sentido para justificar su terrible decisión; muestra ejemplos cercanos para que nos demos cuenta de que cuando decimos algo nuestro significante muestra realidades que el significado niega o esconde…”Me encantaría” quiere decir que no tengo la más mínima gana de hacerlo…
Así arranca lo que se intuye como una gran obra de actuación y de contenido, y lo es, muy por encima de las expectativas que ya tienen el listón alto cuando habla a los alumnos, porque después viene un ejercicio de actuación tan brutalmente creíble, sencillo y difícil de hacer bien como unas conversaciones por teléfono.
Nur Levi hace magia escénica con un móvil en sus manos. Lo que cuenta, cómo lo cuenta, lo que transmite, como lo transmite es un goce para los espectadores, que asistimos con los cinco sentidos a esa mujer que se derrumba obsesionada por las palabras, que busca la pureza de lo esencial, que habla de la contradicción, que ironiza, que ama, que detesta, que se analiza, que increpa.
Un personaje que quiere comunicarse de verdad: “Nadie habla de verdad”, y que se quiebra en el laberinto de lo que los textos subyacentes, de los significados ocultos o de lo que decimos queriendo decir otra cosa, porque no encontramos lo que decir, o porque decimos lo que quiere oír el otro, o porque en nuestro orden lingüístico nada se puede construir para ser verdaderos.
Nada de lo que cuenta es intelectual aunque viva presa de una intelectualidad analítica de la palabra. Lo que percibimos en el escenario está a flor de piel, entendible por todos, vivido por cualquiera.
A estas alturas, sabemos que María Casas, no solo habla de palabras, trata sobre una especie de perversión social, personal y universal que afecta a la comunicación. La base de la relaciones humanas, algo que nos debería distinguir de los animales no racionales, y que sin embargo no siempre es así.
Uno de los axiomas de comunicación dice que: “Es imposible no comunicarse”. Cierto. La comunicación impregna todo con su olor agridulce.
Necesitamos comunicarnos como el alimento diario de los yo sociales que somos. Necesitamos comunicarnos y tenemos el deber de hacerlo con honestidad, de hacerlo con el esfuerzo que requiere el ser conscientes de que un acto de comunicación debería ser en sí mismo un acto de amor.
Nur Levi está dirigida con firmeza por Cristina Rota. La directora crea el mundo privado y publico del personaje sin dejar al azar ni el ritmo necesario para mantener la atención del monologo , ni la escenografía que ilumina progresivamente los cambios en el personajes, ni los milimétricos giros que hace la actriz mientras brega con su complejo laberinto interior y exterior.
Es terriblemente hermoso escuchar de la voz magistral de Nur Levi- que también interpreta las bellísimas canciones que suenan en la obra- que hay que “volver a amar las palabras, volver a amar a las personas”
Lo que no te digo, atrapa de principio a fin. Te mece en un texto inteligente, tragicómico, veraz y construido con un andamiaje de solida estructura que crece con la soberbia presencia escénica de Nur Levi.
Si el teatro es un ser tramposo, que hace verdades de lo que es mentira temporal y espacial, Lo que no te digo es una trampa de oro que hace amar el teatro, una trampa de la que te cuesta liberarte una vez terminada la función.
Titulo: Lo que no te digo /Autora: Nur Levi / Interprete: Nur Levi/ Directora: Cristina Rota/ Escenografía: Cristina Rota y Roberto del Campo/ Música: Alejandro Pelayo/ Letras canciones: Nur Levi, Ray Loriga
CNC –Sala Mirador C/Doctor Fourquet,31
Sábados 13:30
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