Lionel Asbo. El estado de Inglaterra, de Martin Amis

Lionel Asbo. El estado de Inglaterra, de Martin Amis

Esta novela empieza así. Con misiva y desconcierto. Está escrita por el chaval más coherente de la novela:

Querida Jennaveive:

Estoy teniendo una aventura con una mujer mayor. Es una dama de cierta sofisticación, lo cual supone un cambio con respecto a las quinceañeras que conozco…El sexo es fantástico y creo que estoy enamorado. Pero hay una complicación grave y es la siguiente; ¡es mi abuela!

Más adelante

Su hijo, Lionel, es mi tío y cuando no está en la cárcel es como un padre para mí. Tenga en cuenta que es un criminal terriblemente violento y si descubre que me estoy acostando con su madre me mata. Joder. ¡Literalmente!

Amis está diciendo: monta en este tren, en el universo de la depravación hay una categoría sicalíptica que se llama Granny Porn. Si es con tu abuela hay agravante, te diría que has de tener algún tipo de retraso mental que te permitiría follarte a una alienígena nonagenaria. Piensa que solo tienes quince años.

Nota: aún queda un salvoconducto. La abuela se había quedado embarazada con doce años, y al chico (Desmond) les gusta la poesía. Y de los poetas, cualquier cosa. La abuela no era Granny. Era Milf. Des tiene inquietudes, reniega del suburbio. En una vida de túneles, busca luces: amor y cultura. Es el especialito del barrio.

Vale, la abuela tiene 39, pero era la abuela Grace. Se le va la pinza. Pero sigue siendo el más coherente.

Lionel  Asbo es una mala bestia, un delincuente que suda mucho, incluso sin actividad física, bebe cerveza Cobra, y se parece a Rooney, el delantero de Manchester United.  Por tanto también es feo. Tiene dos perros, son dos pitbulls educados a las psicopatía y les da cerveza. Lionel viene a ser un cani de un polígono de Málaga que vive en un suburbio de Londres, un tipo que te zurra porque no le gusta tu bigote o tu sonrisa (así, literal en la página 32).

Aparece la primera controversia entre la inquietud artística y la delincuencia. Des está escribiendo un poema (La reina de las hadas). «¿La qué? A veces pienso que no tienes remedio, Des. ¿Por qué no estás rompiendo cristales de ventanas? Eso no es sano». Lionel es el contrapadre, pero esa contrariedad lejos de hacer que el chico se infiltre en la violencia itinerante, le otorga inquietudes culturales.

¿Las mujeres para Lionel? «Dan más problemas de lo que valen, si queréis saber mi opinión ¿Mujeres? A mí no me preocupan las mujeres». 

Martin Amis es un moralista aunque ustedes piensen lo contrario; está siguiendo la estela de Dickens y nos está contando que el mundo sería un perfecto infierno gracias a los Lionel Asbo que habitan las entrañas de la gente aparentemente normal, aunque eso de la apariencia venga a ser una reverberación de particularmente nada en concreto. Porque como ustedes dicen en su casa cada día, engañan y eso. Pues bien, de Lionel ya sabemos de entrada que no va a ser Premio Nobel en su puta vida.

Y además lo hace con muchísima gracia; cinismo sin fronteras: eso es Amis. Un tipo que sabe que la realidad es sabrosa y no pierde el tiempo en mirarse el ombligo. ¿Qué clase de monstruos? Es una novela británica pero podría ser una novela española. La evidencia de la equidistancia la encontramos en el dinero, la fama mala onda y la mala educación, que son los motores de Amis en Lionel Asbo. El estado de Inglaterra. Aunque eso ya lo había inventado Dickens. Y antes Quevedo. La degeneración del hombre, todo eso está aquí. Y luego fuimos a peor. La bestialidad del hampa del extrarradio y la gloria casposa. Seamos zafios, baños de lodo de miserias, la bacanal; esto es el cuarto de baño de una tasca de mala muerte que está en el extrarradio del extrarradio; adquieran las entradas de las sórdidas tinieblas. Llegaremos a los hoteles de lujo; eso luego.

Las obscenidades del dinero. Recorran la caspa de este país y vayan identificando. Enciendan telecinco. Llévense unos gramos de cocaína al Rocío. La contrariedad. La vida son dos días, España, el sol, la romería, el cubata. Un tirito, colega.

A un patán de este calibre le tocan ciento cuarenta millones de libras esterlinas. Amis como extraordinario cínico maneja con ingenio las claves del humor.

El chófer abrió la portezuela trasera. Lionel se detuvo unos segundos. Luego, mientras las cámaras tomaban instantáneas y bisbiseaban , desplegó todo un abanico de gestos obscenos sorprendentemente cosmopolitas: los dos dedos en V, el corte de mangas, el meñique y el índice, los cinco dedos extendidos, la uña del pulgar pegada a los dientes superiores; y luego se dio con la plama izquierda contra el bíceps del brazo derecho, cuyo puño apuntaba al cielo. Finalmente, al agacharse para subir a la limusina, Lionel se metió la mano en la hendidura entre las nalgas y se liberó parsimoniosamente del calzconcillo.

A continuación se supera. Muy grande Amis.

-¿Qué quiere decir con esto? – dijo Lionel en tono de brusca y desproporcionada amenaza – ¿Qué quiere decir con esto? ¿Es o no es éste el hotel más caro de Londres?

– Sí , lo es. Pero son un poco anticuados. Y hay un hotel cerca de Sloane Square, un hotel nuevo llamado South Central , donde creo que se sentirá … más como en casa.

– ¿Más como en casa? ¿Más como en casa? ¿Este sitio es una vivienda social o qué? Ya he tenido bastante casa;. ¿Está claro? Ya he tenido bastante de mi puta casa.

Lionel Asbo  tampoco sabe comer.

– ¿ Cómo le gusta al señor ?

– ¿ Cocinada ? – dijo Lionel- . Le quita los cuernos, le limpia el culo y me la echa en el plato. Y tráigame todas las compotas y encurtidos y mostazas que tenga…

Lionel Asbo. El Estado de Inglaterra es una novela de superabundancia, de los excesos. Visos de boda gitana, como aquel tipo del clan de los Perla que enseñaba no sé cuantos mil euros en billetes de 500 a la cámara de un freak gypsy.

Los hermanos se habían tomado -entre todos- cuarenta y ocho gin tonics.

– Hoy me he gastado doce mil libras – dijo Lionel- ¿Sabes en qué?

– ¿En qué?

– En calcetines. Nosotros contra el mundo, ¿eh, chicos?

– ¿Veis esto? – dijo Lionel, dando unos golpecitos a la etiqueta de Cháteau Loruour Pauillac -. Es la cosecha, la fecha… Nos vamos a beber una cada uno. Nosotros contra el mundo, ¿eh, chicos?

También vendettas por el pasado en el lumpen, orgías, nuevas maneras de hacer el ridículo y nuevos miedos de nuevo millonario. Como matón prometía. Y a mí todo esto me suena mucho. Por aquí, cerca, en el mismo Madrid.

– Le dije al tipo: quiero una mujer con una pizca de clase. Nada de tatuajes. Y visto y no visto tengo a la puta Blancanieves de pie encima de mi cama. ¡Por un billete de mil!

– Rory Nightingale no salió tan mal parado. Se folló a mi madre.

Y detrás de toda opulencia, está la muerte, la probabilidad, el suceso aleatorio, la enfermedad, la vida enseñando zarpas y recogiendo escombros:

– Murió el viejo Dud. Murió Brian…Yulk Welkway se quedó paralítico de resultas de una pelea a puñetazos en el callejón de detrás de Hobgoblin. Grace Pepperdine sufrió otro derrame cerebral no grave. Al tío Ringo – que era zurdo – lo atropelló un aprendiz de taxista que iba en moto…, y perdió la movilidad del brazo izquierdo. Pete New volvió a la cárcel por tener una perra gorda. El tío Stuart tuvo una crisis nerviosa debido al estrés. Troy Welkway se quedó ciego cuando manejaba un soplete de … Al tío John le dejó la mujer, llevándose a cuatro de sus cinco hijos. Horace Sheringham estuvo hospitalizado con fuertes dolores en el abdomen…Murió Ernest Nightingale. Tal era el mundo laxo, flotante de Diston Town.

En invierno hacía un frío medieval.

Y yo les quiero llevar aquí:

De aquellos barros, estos lodos. Ustedes recordarán. Un buen día abrimos las puerta falsa de un chalet  tan hortera como pretencioso, y vemos las plantas muertas (como los caballos de Roca), el césped amarillento con maleza y jaramagos, la caseta derruida del perro, que colea flaco y con pulgas persiguiendo una lagartija entre la espesura de unas flores salvajes, y unas mesas de  mármol de Macael con ceniceros llenos de colillas y puros, botellas mustias de Vega Sicilia, copas rotas, langostinos de Sanlúcar decapitados y pastillas de viagra desordenadas en la existencia agónica de un pañuelo de seda con iniciales.

Martin Amis habla de esto, de nuestras miseria y de lo que hacemos cuando dejamos atrás la última mezquindad. Es la novela que nos merecíamos.

Lionel Asbo. El estado de Inglaterra, Martin Amis, Anagrama.

Autor

Javier Divisa. Mercader a tiempo parcial y escritor a intervalos fragmentarios. Autor de la novela Tres Hombres para Tres Ciudades, su segunda obra vio luz bajo el título Valientes Idiotas. Desarrolla su cáustica y rigor literario en reseñas literarias para Eñe y Revista Cultural Tarántula. Ejerce como articulista y cronista en CTXT y compagina la literatura con el business de la moda. Ha ganado algunos premios narrativos, todos sin la pertinente dotación económica, aunque eso es algo que podría lograr un mono con lobectomía cerebral. También ha sido incluido en diversas antologías de jóvenes autores de libros que están enterrados hace años en el cementerio de Père-Lachaise y no leyó nadie. Actualmente muere en Madrid, escribe varias veces todos los días a lapsos de quince minutos y nunca aparenta estar feliz en Facebook. Su tercera novela se llama Magdalena.

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