Por NACHO CABANA
Se han hecho de rogar, pero por fin están aquí, dispuestos a dejar pequeña la sala Apolo de Barcelona. En parte porque prefieren tocar en locales de medio aforo, en parte porque parece que les cuesta aceptar su condición de banda indie masiva que se han ganado con solo dos elepés y un epé en el mercado.
León Benavente (que no es el nombre de nadie, sino el de un tramo de la carretera que lleva de Madrid a Asturias) tiene dos ilustres antecedentes antes de convertirse en tal. Uno de ellos es la banda que durante años ha acompañado en sus conciertos a Nacho Vegas. Tanto Abraham Boba (seudónimo de David Cobas) como Luis Rodríguez tocaron y tocan los teclados y el bajo respectivamente en el grupo del autor de El hombre que casi conoció a Michi Panero. Pero además, Boba cuenta con cuatro discos en solitario (el más conocido, Los días desierto de 2011) más que interesantes, el último de los cuales (Podría haber sido peor) data de 2014 ubicándose, por tanto, entre los publicados hasta el momento por la banda que estará actuando en la sala Apolo de Barcelona el próximo jueves día 16 de febrero a partir de las 20:15. La banda se completa con el batería César Verdú (Schwarz) y el bajista Edu Baos (Tachenko).
La música de León Benavente (una mezcla de rock y electrónica con toques dark) tiene más que ver con los trabajos de Boba en solitario que con la obra de Vegas aunque no se puede decir que nazca precisamente de ninguno de los dos. Si hay que encontrar un hilo que una al cantautor asturiano con el grupo que nos ocupa, hay que recurrir a las letras. O a algunas de ellas.
El último tema de La zona sucia (2011) de Nacho Vegas está dedicado al Mercado de Sonora, uno de esos lugares por los que merece la pena visitar la Ciudad de México. En ella, Vegas describe entre afiladas guitarras los productos relacionados con la brujería que en tan entrañable lugar se pueden comprar (Al mercado de Sonora no les conviene ir / A menos que quieran hacer alguna limpieza / de esas que no siempre salen bien / a menos que quieran volver de allá con un amarre / que no sabrían deshacer / o tal vez quieran rendirle culto a la santísima muerte / o sean de esos que acuden sólo para comprar / un busto de San Jesús Malverde) Y la canción que cierra Dos de León Benavente es Habitación 615 un ejemplo de autoficción musicalizada en el que Boba y su banda cuenta su viaje en avión al DF (Tras veinte horas de sol / vamos a aterrizar / Desde el cielo el D.F es descomunal / La gente aplaude las hazañas del piloto al posar/ semejante bicho en medio de la cuidad) y sus experiencias recorriendo la ciudad (El aire pesa como el plomo y nos cuesta respirar / lo notamos justo cuando salimos a fumar / Ahora nos lleva una van a la Colonia Roma / el conductor tiene tres hijos, su mujer está en coma).
O en La gran desilusión, los de Boba cantan: En las calles se notó un temblor / recibimos el desastre con una gran ovación / y en el aire algo nos hizo pensar / que los sistemas empezaban a fallar estrofas que enlazan directamente con las canciones más pro-Podemos de Vegas. Por ejemplo Cómo hacer crac: Y en la calle se hace un gran silencio / Pero si escuchas bien oirás un crac / En toda España solo suena un crac /En occidente solo se oye un crac.
Son solo dos ejemplos pero hay más que invito al lector a ir descubriendo antes de asistir a un concierto en que probablemente comiencen reivindicándose como creadores de hits y acaben siendo brigadas.
Están en tan buen momento que daría miedo lo que podría venir después si no fuera porque lo que viene después es el nuevo disco de Nacho Vegas.
Van a tener que empezar a plantearse la clonación.