«Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia”.
Aldous Huxley
“Guasa y mordaz retranca” dicen que tiene su obra integrantes de Tras el Trapo Teatro y si se aplica esta definición a la memoria, a la memoria que revuelve en la historia de un país siempre convulso, el nuestro, repasado por dos mujeres que moran en la habitación de un hospital psiquiátrico, nos da el resultado de una chirigota quijotesca, que quizás es lo que somos. (Aplíquese a las ultimas puestas en escena del congreso de los diputados).
Reconozco que soy admiradora de Valle-Inclán y que cuando sobre un escenario veo vestigios de ese oscurantismo esperpéntico con su particular humor de mala leche ironizada con la miel del pueblo llano, estoy mas atrapada en la puesta en escena. Leche y Picón tiene todo de esperpento, desde la actuación hasta la puesta en escena, y mucho de mala leche camuflada en la ternura de una loca y su criada, que juegan, juegan mucho y eso es cuanto mas divertido para ellas y contagioso para el público.
Margarita es una mujer quijotesca que recuerda, liando la historia, acontecimientos desde la boda de Isabel II con su afeminado marido, pasando por Carlistas, Fernando VII, o los Cien mil hijos de S. Luis y otras tantas cosas como el hacer las Américas . Siglo XIX, para ubicarnos.
Por supuesto, nada de esto en un orden lógico y no solo porque la memoria tenga esas malas pasadas, o porque lo este recordando una mujer que ha perdido la cordura, si no porque da lo mismo que da igual en que orden se acontezcan los hechos, ya que son tan circulares y repetitivos a lo largo de la historia que la línea se desdibuja. No esperen una lección de historia secuencial, para eso ya están los libros y hasta los museos que fechan sus cuadros. Esto es teatro, teatro del bueno. En el que sobre el escenario se limpia un reloj sin manecillas, sin tiempo, de una manera repetitiva y convulsa en el espacio de un hospital psiquiátrico. No quiero ni pensar que este puede ser el reflejo de nuestras vidas. Por si acaso, mejor con humor histriónico y ternura de desquiciadas.

Maria Duarte, en lo alto, y Ana Oliva, sentada, dan vida a Manuela y Doña Margarita. Foto: Juan Carlos Toro.
“Leche y picón” es una expresión que trata de definir las cosas o situaciones intrascendentes y sin importancia, y así repasan la historia Doña Margarita (Ana Oliva) y su criada Manuela (María Duarte). La criada, como Sancho, acompaña fielmente mientras trata de restar importancia a lo que sucede en el devenir del recuerdo de su señora, porque el tira y afloja con la libertad y los derechos humanos es tan desolador que tenemos que relativizarlo para seguir vivos o medianamente equilibrados para soportar el día a día.
Dos actrices expresivas, entregadas, controladas y controladoras en el escenario. Dos actrices de solera cuyos rostros, voces y cuerpos se moldean a esta chirigota de locura, donde pasos pequeños, grandes aspavientos o el dolor de perder la libertad son delicias para el espectador que aprecia el teatro gracias a estas dos extraordinarias actrices.
Tiempos de crisis, que son muchos, acicate de la creatividad. ¡Sí, señor!. Con poquitos elementos, escogidos y muy bien jugados sobre el escenario estas dos mujeres bajo la cuidada dirección de Gaspar Campuzano los mueven y utilizan con acierto, originalidad y belleza estética. Preciosa escena la del barco o las ventanas que se crean de cualquier elemento.

Foto: Juan Carlos Toro. Maria Duarte, arriba, y Ana Oliva,abajo. Leche y Picón dirigida por Gaspar Campuzano.
De todos modos, si buscamos el símbolo, los hay y muchos en lo que trasmite esta compañía, con la genética del un humor acido andaluz, la prestancia de compañías como La Zaranda o la fineza de chirigotas gaditanas.
Leche y Picón es un ejercicio teatral de calidad, creatividad y diversión que te atrapa por muchas cualidades, entre ellas su ritmo escénico y la percepción de una interpretación en un código muy definido de histrionismo esperpéntico realizada con maestría.
Es una obra de ¡Ole! y de un oscurantismo con mucha frescura escénica.
Titulo: Leche y Picón / Dirección: Gaspar Campuzano / Texto original y dramaturgia: Javier Padilla / Interpretación: Ana Oliva y María Duarte / Compañía: Tras el Trapo Teatro
Off de la Latina C/Mancebos 4
Miércoles y jueves. Del 16 al 31 de marzo.
Vi esta obra en el Off de la Latina en su estreno en Madrid el miércoles 16 de marzo.