Las letras entornadas, Fernando Aramburu

Las letras entornadas, Fernando Aramburu

Reconozco que he sido tal vez pudoroso al limitar el espesor confesional en mi literatura.


Con elegante contención, también con respeto a la figura evocada, Giralt Torrente elude los tonos crudos o meramente anecdóticos en la crónica sobria de las adversidades últimas de su padre…


No he tenido la desenvoltura ni me ha apretado la tentación de revelar por escrito mis debilidades, mi mugre confidencial, mis secretos vergonzosos. Tampoco hasta hoy he hecho a mis familiares y amigos la faena de contar los suyos. ¿Quién que haya nacido no supuró alguna vez por un costado o por otro?


Dice.

En pelotas no te vemos, Fernando Aramburu.

En primer lugar, con tanto esmero lingüístico, tanto amor por las palabras, cierto alcanfor y tan poco pecado, para mí, que voy de lector vanguardista y audaz , y disfruto con la transgresión , las risas y cierta ponderación de la violencia,  esta prosa escrupulosa y secular, la presiento muy bonita para tener una butaca en el palco VIP de la literatura que juega en Champions League, muy decente (hasta la propia castidad) pero poco motivadora. Aquí salen las emociones y las referencias literarias de Aramburu. Quevedo, Cervantes, García Lorca, Félix Francisco Casanova, Giralt Torrente, Gabriel Celaya, Ramiro Pinilla, etc.  Las Letras Entornadas ; su barrio obrero, el amor a los libros,  sus dificultades, la librería Lagun,  en casa no había ni un puto libro y  miradme, ahora soy escritor;  puede adquirir cierta marca ególatra por leve que sea. Pero no, me dijeron en la taberna que es alérgico a los idiotas, y la vanidad y él no cohabitan la misma cabaña.

Felicidades, a partir de ahí me llega la lectura serena. La literatura es una cosa muy seria, y tanto. El respeto de Aramburu es abrumador.

También lleva crónica de sucesos. Thomas Mann.

Entretanto ha sido despojado de su nacionalidad, así como del doctorado honoris causa que le había concedido la Universidad de Bonn. Las autoridades nacionalsocialistas le han confiscado además su casa de Múnich y sus bienes personales, entre ellos la dotación económica del Premio Nobel. 

Las letras entornadasEl libro está inventado. Un tío nos habla de una serie de autores y libros que son la hostia. Valgan el paradigma de Crimen y Castigo (página 243, coinciden en una misma persona el hombre magnánimo, capaz de enternecerse con unas criaturas desvalidas y ejercer la compasión hasta límites heroicos, y el hombre áspero que rehúye el trato con los demás, desprecia a quien le brinda afecto y lleva a cabo un doble asesinato con brutalidad propia de seres primitivos). No obstante la renovación de este arcaico planteamiento de la literatura  es buena, quizá para 100 páginas menos de las 289 que tiene Las Letras Entornadas. Si abro  el debate, llega el totalitarismo. ¿ No hay algo dictatorial en citar tus grandes pasiones de la literatura ? ¿ Porqué tal obra y no la otra ? ¿ Y Scaramouche ? ¿ Sabatini ? Qué es la basura. Quién la determina.

Y en ese acatamiento yihadista a la literatura de Aramburu, a veces la pluma (o el mac) le traiciona y le desborda cierta manera narrativa explorando en la perfección, y la novela se hace más rebuscada y amanerada de lo que exige la diversión y la parranda literaria, el caos, el puto desorden del arte. La base de la novela arraiga en el hijo de unos obreros  de San Sebastián, con toda la perseverancia y unas cuantas necesidades básicas y cómo el chaval se va flipando con la literatura y lucha por sus aspiraciones de escritor. Y tanto. Después se pasa todo el libro bebiendo unos vinos del copón y hablando de obras literarias con un viejo solitario.

De esta manera Las Letras Entornadas es una novela con toneladas de mimetismo (adaptación literaria a las cosas bien hechas), y viene a ser como un taxista contándote porque es mejor el trayecto de Juan Bravo. Ni irrita , ni conmueve. Y el taxi, como la novela, gracias a Dios va hacia adelante. Menos mal.

Aunque haya pasajes de bonito tránsito.

El humor desdramatiza la propia desgracia sin negarla, de paso que preserva la lucidez y hace posible, en un mundo francamente difícil, por no decir algo peor, el milagro ocasional de la sonrisa. A veces un puñado de páginas basta para salvar la dignidad humana.

Las letras entornadas, Fernando Aramburu, Tusquets, 2014. 

Autor

Javier Divisa. Mercader a tiempo parcial y escritor a intervalos fragmentarios. Autor de la novela Tres Hombres para Tres Ciudades, su segunda obra vio luz bajo el título Valientes Idiotas. Desarrolla su cáustica y rigor literario en reseñas literarias para Eñe y Revista Cultural Tarántula. Ejerce como articulista y cronista en CTXT y compagina la literatura con el business de la moda. Ha ganado algunos premios narrativos, todos sin la pertinente dotación económica, aunque eso es algo que podría lograr un mono con lobectomía cerebral. También ha sido incluido en diversas antologías de jóvenes autores de libros que están enterrados hace años en el cementerio de Père-Lachaise y no leyó nadie. Actualmente muere en Madrid, escribe varias veces todos los días a lapsos de quince minutos y nunca aparenta estar feliz en Facebook. Su tercera novela se llama Magdalena.

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