Lágrimas mocos y sangre de Oscar Sanz Cabrera

Lágrimas mocos y sangre de Oscar Sanz Cabrera

Los ingredientes necesarios para construir un drama son semejantes a los de un perfume: la suma de varias fragancias, pero acabado ha de tener un solo aroma que lo identifique. Óscar Sanz Cabrera ha puesto en su alambique una alta dosis de desdicha para dibujar a sus personajes: el boxeo como escape de la miseria, el alcoholismo, la locura y el  lastre de la familia. Todo eso está en «Lágrimas mocos y sangre», e incide en la soledad y la culpa.

De entrada, se podría pensar que se trata de un retrato de la marginalidad, como tantos que se han hecho en torno a la polémica práctica del boxeo, que algunos, entre los que me incluyo, se niegan a llamar deporte, pero en este texto aún enmarcando a los personajes y dotándolos de un pasado con altas dosis de drama, hay que destacar un logro, y es que pone luz sobre la cotidianidad de Paquito, Vanessa y Pilar, los tres personajes de «Lágrimas, mocos y sangre». Lo cotidiano distrae, absorbe e implica, sin estar presente a tiempo completo la ligera o pesada mochila del pasado. Nadie es tierno, duro, blando, malo o bueno a tiempo completo, e iría más allá, tampoco nadie es feliz o desdichado plenamente.

La felicidad o la desdicha se miden por cual es el mayor tiempo en que se experimenta cada estado. Tomo esta premisa para alabar el buen texto Sanz Cabrera, por nivelar y rasar la balanza de esas tres criaturas que se van a mover por el hall del Teatro Lara vertiendo Lágrimas, mocos y sangre. Paquito es el boxeador, y su existencia se nos desvelará a través del recuerdo de dos mujeres, dos mujeres diferentes. Una es Vanessa, su primera mujer e hija de su mentor como púgil, una mujer hermosa que se rebela contra su destino, y Pilar, a la que Paquito entrenó en los últimos años, hermana del mejor amigo y rival en el rin de Paquito, una mujer sin suerte que  asume su destino con entereza.

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Alicia Lobo, Jorge Cabrera y Irene Arcos en «Lágrimas, mocos y sangre», de Oscar Sanz Cabrera

¿Qué nos van a contar de Paquito? Básicamente, que fue un hombre torpón de sentimientos, pero bueno, generoso y amigo de sus amigos. Jorge Cabrera recrea de una forma gloriosa a ese hombre elemental pero muy honesto, rico en sentimientos y capaz de sentir dolor por haber traicionado a un amigo, que no guarda rencor a su mujer por haberle abandonado porque de alguna manera entiende que lo hiciera. Ayuda y entrena a Pilar, la hermana de su amigo, y es capaz de iluminar una sonrisa dentro del fracaso cuando recuerda algo tan simple como es lo buenos que están los helados que venden en la gasolinera, o habla de la alegría que le despierta una camarera dominicana con la que tiene una cita y la va a llevar al parque de atracciones. Jorge Cabrera, hace un trabajo minucioso y exquisito con un personaje aparentemente embotado, pero rico, muy rico en matices y sentimientos, que el actor recrea con total precisión.

Vanessa es una mujer que se rebela contra el destino trazado, y para ello ha de pagar un precio, y ahí tiene un merito tremendo el texto de Sanz Cabrera, porque la entiendes perfectamente y ni la culpas por haber abandonar a Paquito ni la juzgas por cómo lo hizo. Simplemente necesitaba salir de un ambiente que la asfixiaba y salió con el arma que más a mano tenía: su belleza. El tiempo la ha hecho sabia y ha aprendido que a la larga no está claro quien se hace mas daño, si el el que golpea o es golpeado, el que traiciona o el traicionado.

A Vanesa le pone gesto voz y físico Irene Arcos, una actriz con un físico muy fino y mucha fuerza, convive en la hora y media que dura la función con dos Vanessas, una, la joven confundida que solo cuenta con su físico como garante para su huida, y la Vanesa que vuelve al entierro de Paquito como una mujer que ha conseguido lo que se proponía y ahora no tiene claro si mereció la pena el precio pagado. Irene Arcos se desdobla en las dos edades con toda facilidad y realiza un trabajo primoroso, tan equilibrado como veraz.

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Alicia Lobo, Jorge Cabrera y Irene Arcos en «Lágrimas, mocos y sangre», de Oscar Sanz Cabrera

Alicia Lobo es Pilar, una mujer joven que ha crecido con vistas a la zona mas áspera de la existencia, como es la locura de su madre y su abuela, el alcoholismo de su padre y dos abandonos: uno  físico, el  del padre, y el otro definitivo, con el suicidio de su hermano boxeador.  No ha recibido más que palos en la vida, pero asume su destino, orilla lo malo y aprovecha lo  positivo. La actriz Alicia Lobo, aparte de demostrar una forma física extraordinaria en su faceta de boxeadora aspirante, redondea el papel con una interpretación directa, como a cara lavada, que es la que requiere su personaje, y todo verdad, porque Alicia Lobo  encarna al personaje con una franqueza que cautiva.

El texto de Sanz Cabrera es vigoroso y está muy bien medido, pero insisto en que el gran hallazgo de la función es que el autor, con la ayuda del co-director Noé Denia, y contando con tres actores tan sólidos como Alicia Lobo, Irene Arcos y Jorge Cabrera, han conseguido trascender el drama y que los protagonistas sean los sentimientos de los personajes, su pasado es una mimbrearía que se sabe que está, pero que no resta interés ni importancia a la reacción de cada instante, a la emoción o temblor. Lo que hace que la función se vea como un continuo aquí y ahora, un pedazo de vida, lo que es todo un éxito.

 

Título: «Lágrimas mocos y sangre» / Autor: Oscar Sanz Cabrera / Dirección Noé Denia y Oscar Sanz Cabrera / Iterprestes: Alicia Lobo, Irene Arcos y Jorge Cabrera

Teatro Lara   Corredera Baja de San Pablo, 15, 28004 Madrid

(Fechas estreno: los martes 11, 18 y 25 de marzo de 2014, a las 22.00 horas)

Ahora en Teatro Lara – Sala Off  Calle Corredera Baja de San Pablo, 15  martes, 25 de noviembre y 2, 9,16, 23 de, diciembre de 2014 a las 20:15

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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