Brenton Thwaites encarna al atormentado protagonista de La señal, de William Eubank
Algunas películas, especialmente aquellas que podemos encuadrar dentro del thriller o el fantástico, pretenden sorprender al espectador con frecuentes giros en su trama. Lástima que muchas de ellas lo hagan a costa de convertir el filme en un cúmulo de arbitrariedades y trampas. Este es el gran pecado de La señal, la segunda película del norteamericano William Eubank, un director que debutó en el largometraje con la poco conocida Love.
El realizador sigue los pasos de una joven pareja en crisis y el mejor amigo de ambos, que recorren en coche los Estados Unidos. Su viaje se verá alterado por la aparición de un supuesto hacker que les espía. A partir de ese momento sus vidas darán un verdadero vuelco.
La película comienza como una road movie para ir poco a poco adentrándose en terrenos propios del cine fantástico. En algún momento parece incluso que nos encontramos ante un episodio alargado de míticas series de televisión como La dimensión desconocida o Cuentos asombrosos.
Resulta digno de mención la habilidad del director para crear momentos de suspense y cierta tensión, especialmente en aquellos pasajes que tienen lugar en recintos cerrados, aunque el conjunto sea demasiado irregular y su desenlace efectista roce el absurdo absoluto. Como comentábamos al comienzo de esta reseña, el guion se convierte en una sucesión de sorpresas que dejan demasiados hilos sueltos. Por otra parte, la primera parte del filme, la más realista, resulta verdaderamente aburrida y los momentos de acción son un tanto monótonos.
Igualmente irregular es el apartado interpretativo. Brenton Thwaites, Olivia Cooke y Beau Knapp, los tres actores jóvenes encargados de dar vida a los protagonistas, parecen no creerse sus personajes. Solamente el magnetismo y la presencia de Laurence Fishburne, que encarnar a un misterioso personaje, o la breve aparición de Lin Shaye, como una señora alocada, elevan el nivel de este curioso e imperfecto filme de ciencia-ficción juvenil.