La ratonera no fue la única obra de teatro que escribió Agatha Christie pero no cabe duda de que es la más popular, no tanto por sus méritos dramáticos como por su longevidad en escena. 62 años en Londres han hecho de ella un fenómeno turístico a la altura de, por ejemplo, el museo de cera de Madame Tussauds. Una circunstancia que la hacen perfecta para quitar el miedo a lo desconocido a empresarios teatrales privados que saben, y con razón, que buena parte del público susceptible de llenar las salas solo quiere ver lo que ya conoce. O, dicho de otro modo, en una cartelera teatral como la de Madrid o Barcelona donde monólogos, microteatros, obras de pequeño formato y grandes montajes hacen terriblemente complicado estar al tanto de la actualidad, textos como La ratonera tienen a priori terreno ganado en lo que a comunicación pública se refiere.
Mi problema con los “who do it” es que si cualquiera de los personajes puede ser el asesino es precisamente porque su construcción está hecha única y exclusivamente para ello. Se parte de un estereotipo, se le liga de una manera u otra a un crimen y no se va más allá por miedo a que la trama no se sostenga según se llega a la resolución (en general, si se analiza la historia del final al principio, todas las trampas e inconsistencias afloran como amapolas en mayo) Y confieso que me da pereza que a menudo lo único que distingue un relato de otro es la resolución del enigma.
El montaje de La ratonera que nos ocupa se estrenó en el teatro Reina Victoria de Madrid en 2010. Lleva, por tanto, más de cuatro años girando por España. En su presentación en Barcelona no queda nadie del elenco original aunque no creo que el conjunto se resienta de ello. Todos los actores están correctos en los sospechosos que encarnan, intentando no sobreactuar para dar carne a los estereotipos que les han tocado en suerte. De todos ellos, Xavier Bertrán es quien más tentado podría haber estado de convertir a su Paravicini en una parodia o un alivio cómico facilón y no lo hace. Lo mismo le ocurre a Joan Amargós como Christopher Warren que se agarra de la verborrea de su personaje para intentar individualizarlo y distinguirlo de los demás.
Los lectores habituales de las novelas de Ágatha Christie saben que al inicio del texto siempre aparece una lista de personajes con su nombre, rol y relación con los demás caracteres. Víctor Conde, adaptador y director de este montaje, se esfuerza por encontrar una equivalencia visual a ese “who is who” para que el espectador no se pierda entre nombres y a buena fe que lo consigue gracias a una escenografía e iluminación que marca (o subraya con fosforito, según como se mire) quién es cada personaje y porqué puede ser sospechoso del crimen.

El reparto de «La Ratonera» de Agatha Christie, en versión y dirección de Victor Conde, celebra las 100 funciones en Barcelona
Con todo, más interesante que lo que pasa en el tiempo presente es la historia que provoca la acción y con la que todos los personajes han tenido alguna relación en el pasado. Claro que desarrollar esta supondría entrar en los terrenos de la literatura negra de la que la “novela enigma” es predecesora y de la que oficia a menudo como puerta de entrada a lectores y escritores que siempre preferiremos un sucio callejón neoyorquino a una mansión repleta de sospechosos.
Título: La ratonera / Autor: Agatha Christie / Versión y dirección: Victor Conde / Reparto: Mariona Ribas – Mollie Ralston / Ferran Carvajal – Sargento Trotter / Aleix Rengel – Giles Ralston / Xavier Bertran – Paravicini / Anna Gras-Carreño – Srta. Casewell / Santi Ibáñez – Coronel Metcalf / Joan Amargos – Christopher Wren / Isabel Rocatti – Sra. Boyle / Fotografía: Javier Naval / Diseño de escenografía y vestuario: Ana Garay / Diseño de iluminación: Carlos Alzueta / Música: Marc Alvárez / Peluquería y maquillaje: Toni Santos.
Teatre Apolo Paral.lel, 59 Barcelona 59 08004
Horario(s) evento: 18:00h, 20:30h, 21:30
Duración: 2:00 (con entreacto) Idioma: Castellano
Muy de acuerdo con tu crítica, ahora que tuve que hacerla en Canarias.