Álvaro Guijarro lo tiene claro, hay que buscar, buscar, buscar y buscar.
¿Qué hacemos con un poeta que a veces tiene más conocimiento que ideas y a veces más ideas que conocimiento? Leerlo con devoción.
Álvaro Guijarro no es muy conocido todavía fuera de su entorno, todavía. Es cuestión de tiempo consagrarse como uno de los mejores poetas de este país. Y yo pondré mi granito de arena en el empeño.
Su libro se llama La postpunk amante de Tiresias y es su tercer libro; que marca un punto de inflexión con sus dos anteriores: ha destilado palabras, ha concretado ideas y ha unificado su lenguaje. Álvaro tiene tantos recursos que le faltaba organizarse, ahora lo está haciendo. La postpunk amante de Tiresias es un libro extraño y bellísimo a la vez. Todos sus poemas tienen un ritmo simbiótico entre ellos mismos, basados en los alrededores de los alejandrinos pero sin ser versos partidos ni métricos tampoco, están pensados para que este ritmo sea real, (y lo es) y unifique con lo que alucina del libro: Su lenguaje:
Utiliza todas las herramientas de un taller para retorcer las palabras, los versos, el léxico y la propia semántica:
“Al verme, Víctor, sin vaso, me sirvió mi aquello”
“No le pidas al quiosquero la revista que no tiene
porque sentirá que madrugar ha sido una tontería”
“Esa peña era tan dulce como un serventesio, ¿si?
¡Sabían dibujar palomas con picos de azufre!”
“De mis coetáneos odio el vaho de esos librillos
a los que, ¡insulsos!, no tener por qué volver”
Pero es que luego utiliza las propias herramientas y las incrusta entre las propias palabras, es decir, en el propio lenguaje:
“porque cuando el lenguaje te hace ser más alta
-más alta que un ponto nebuloso de septiembre-
es escribirte, desvelar tan sólo la fábula que eres,
y desaparecer, más tarde, bajo un puente antiguo.”
Bien, ya vamos entrando en Álvaro Guijarro, su lenguaje tiene belleza, retorcimiento léxico, rico vocabulario, imagen pictórica e imagen descriptiva. En esto Álvaro es ya un gigante.
Hablemos ahora de la temática, este libro es una aventura que él inició en las noches de Madrid hasta un viaje que le llevó a Francia. Quizás porque fue una aventura delirante e impulsiva, quizás por eso, a veces, observo una fragmentación en sus poemas que en momentos determinados me descoloca. Guijarro es un defensor de la frase célebre de William Carlos Williams que dice: “No hay ideas sino en las cosas”. Esto es cuestión de gustos… yo creo que las cosas no tienen idea y hay que hacerlas vivir con ideas y crearlas un mundo nuevo y propio, porque las cosas son cosas y están muy quietecitas siendo cosas.
Falta un poquito de discurso, no es que no haya discurso en el libro, que lo hay; hay nihilismo, pensamiento social, pensamiento lírico, hedonista… Lo que realmente falta, es, un discurso más cognitivo de principio a fin, una temacidad (y disculparme este neologismo) más gloriosa, un decir mayor para que la belleza y el lenguaje de sus poemas se multiplique.
Eso no significa que no haya poemas en que no consiga todo y quiero deleitaros poniéndoos éste, veréis que maravilla:
68
Ya Lo Nuevo se despliega como una medusa
con alas de piedra entre ondas de diamante.
Reinventar con esperanza un diccionario
es sublimar el goce y la pasión de no tenerte.
Mujer de mito, terremoto o lámpara de día,
crecí, a tu lado, hasta observar mi templo…
Y eran ágiles figuras desnudándose en el valle.
Un limón yacía en la nariz de una salamandra.
Cazando escorpiones en hoyos de tierra,
mi infancia conjugó una óptica sensible.
(De vez en cuando arrojábamos alguna piedra,
pero era hijo del sabor de los caramelos.)
¡Ah guerra romántica, antisopor de esta tierra!
Por saltar una verja prohibida sonriendo:
¡eso quiero!… Contigo al otro lado. Hablar.
Sudemos como un desierto bajo el sol llenísimo.
Un libro envidiable, lleno de estilo walkman body, arte POP, psicodelia grafitera, con recursos del creacionismo, futurismo, simbolismo… Un libro ojeado por la contemporaneidad, pero sin duda, lo más importante, mundo propio. Sólo los poetas que llegan a ser realmente grandes creen en su mundo propio, y él cree en su mundo propio con verdadera seguridad. Tiene un mundo propio.
Nos queda mucho Álvaro Guijarro; esto no acaba más que empezar…
Recomiendo este buenísimo libro si queréis saber algo de la vanguardia actual y de la belleza bien articulada. Álvaro está lleno de guijarros y los suenan las aguas de los mares celestiales.
Bienvenidos al futuro.
La postpunk amante de Tiresias, Álvaro Guijarro, Canalla Ediciones 2013