No me extraña que haya gente que crea en la reencarnación. Porque lo malo no es morirse, sino que ya no tienes nunca otra oportunidad. Y cuesta entenderlo.
Belén Gopegui
Alejandro Casona, el dramaturgo español de la generación del 27 estreno en México en 1937 “Prohibido suicidarse en primavera”. Tenia una particular forma de escribir teatro que rompía con los patrones naturalistas de la época, dotando a sus personajes de poética y alto contenido psicológico, mientras su dramaturgia mezclaba fantasía y un regusto agridulce de la realidad.
Cuando en escena la magnifica Teresa Rivera da instrucciones de cómo abrir un centro para suicidas, desde una posición de borde ejecutiva vestida como una dominatrix dispuesta a hacer aerobic recuerdo al maestro Casona, apodado “El solitario”, pero ella incita al suicidio, al tecnológico, al de la comida basura en la obra «La Piel».
De la actriz parte la idea de una obra que no deja indiferente , porque se mueve entre la ironía mas negra, la poesía existencial, la construcción de un personaje complejo, la comunión de escenografía con texto y actuación, la belleza, la fuerza y una serie de elementos bien mezclados y estructurados que la convierte en una revelación dentro del panorama teatral.
Un Casona de hoy en día explorando en los limites del teatro de vanguardia del siglo XXI. Una obra de un Casona reencarnado que se permite en partes jugar e interactuar con el espectador, algo muy propio del hoy en día teatral, denunciado desde el mas puro sarcasmo como acariciamos más la pantalla del móvil que a nuestro semejantes, o permitiendo que actriz y espectador se unan a través de la conexión telefónica.
Pero no es Casona, es Valeria Alonso la que firma la dramaturgia de una idea gestada por Teresa Rivera. Dos mujeres contemporáneas con una idea atemporal.
¡Qué lastima que mi móvil se hubiera quedado sin batería!
Teresa Rivero, la actriz e ideóloga, apresa al espectador, invitándole al proceso de su muerte. La ambigüedad de la muerte de… ¿quién?. Ella es la que se prepara a morir, pero somos todos los que moriremos, y su mensaje como el de Casona es que el contacto nos salva; el amor carnal y espiritual. La piel que habita en nosotros que nos diferencia y nos aproxima, esa piel con todas su posibilidades exploradas en escena.
Mary, con “y” al final, es la anfitriona del escenario. Y Mary es elegante, dura, emotiva. Mary es un personaje sin fisuras. Mary es blanca y negra, inquisitiva y emocional. Mary hipnotiza al espectador.
A Mary (Teresa Rivero) la mueve en ese aquí y ahora que es el acto teatral un directora que desprende talento para la poética, el sarcasmo y el ritmo: Valeria Alonso.
La puesta en escena cuenta con todos los detalles para convertirla en un conjunto que maneja la sintonía con el texto como una buena melodía. De transfondo, todo deja un gusto impecable de la narrativa conjunta, a veces con ese desequilibrio propio de puestas en escena donde la poesía reflexiva se mezcla con la realidad grotesca y no se sabe bien donde poner la medida.
Elisa Sanz firma el vestuario y la escenografía. Destacarla también. La bata de cola de latex es una obra maestra del dolor, el folklore y la fuerza escénica. La cabina de cristal se convierte en personaje indispensable del monologo, como una compañera mas que da la replica.
Y aun hay mas personajes: la iluminación, de la mano de The Blue Stage Family, que hace lo que puede con los medios técnicos de los que se disponen, y eso que puede lo hace muy bien.
Cuando esto se da, el monologo deja de ser un solo, para convertirse en una orquesta acompasada que permite que el público contemple una gran obra, envuelta también con un espacio sonoro de lujo editado por Rodrigo Alonso.
Todo es vinculante. Se ha conseguido. Todo transmite el mensaje de vinculo latente en el texto.
¿Qué mas puedo decir de la actriz? La he mencionado como magnifica e hipnótica. Quizás añadir que su cuerpo y su voz transmiten una energía descomunal que transforma y arrolla con una elegancia propia del baile; mueve las palabras y el cuerpo como una gran artífice de la copla urbana.
Podría recrearme en la poética que sugiere cada acto del texto, o de la denuncia social de la estupidez humana vislumbrada en nuestros hábitos modernos, pero les pido que lo hagan ustedes al asistir a la obra, porque construirán la transformación del personaje que se ha vestido para morir y lo construirán no desde el dolor si no desde la reflexión propia y desde un impecable sentido del humor que les mantendrá con una sonrisa porque de nuevo cito a Casona: “No hay ninguna cosa seria que no se pueda decir con una sonrisa”
La muerte que se narra es “La Piel” es una señora diplomática, moderna y sensible.
La piel es una oportunidad teatral que no deben desaprovechar. Cada uno de sus actos en un descubrimiento hasta un final oculto en un rincón, el símbolo de la unión total con el universo. Ese tótem sagrado del animal que somos, cada quién con el suyo.
Por favor, asistan a este conglomerado de belleza y de un algo mas digno de ser percibido.
Titulo: La piel / Idea e Interpretación: Teresa Rivera / Dramaturgia y Dirección: Valeria Alonso / Compañías: La Cabra Cia y Maltrago Teatro / Vestuario y Escenografía: Elisa Sanz /Diseño de iluminación: The Blue Stage Family/ Edición sonora: Rodrigo Alonso/ Voz en off: Andrea Tepat/Colaboración técnica: Noelia Tejerina.
Nave 73 C/Palos de la Frontera, 5
Miércoles 20:30
(*) Tuve el placer de asistir a esta obra el 28 de octubre de 2015 en Nave 73.
Se presento anteriormente en abril dentro del festival Surge en la Sala Mirador, durante apenas 3 días.