«La Niña de Plata», de Lope de Vega

«La Niña de Plata», de Lope de Vega

“Esta es la Niña de Plata / que habréis oído en Castilla, /

porque tanta perfección / es monstruo y admiración / y

grandeza de Sevilla.”

La niña de Plata se data en 1613, Lope de Vega la sitúa en Sevilla, y allí llega de visita el infante don Enrique de Trastamara, hermano del temido rey don Pedro, y como suele suceder en estos casos queda prendado a primera vista de Dorotea la niña de Plata, a partir de ahí solo habrá horas en el día para hacerla suya. La niña anda en desamores con don Juan, que si bien la ama, su padre no permite la boda porque aunque la niña se le considera la cuarta virtud por aunar las tres, no tiene más dote que su belleza, su talento y su honradez.

La honradez en el teatro del XVII es tan preciada, y se jacta tanto de ella la dama que guarda, que es símbolo de poder, en tanto en cuanto la honra la guarda la mujer pero quién la quita o la pone es el hombre. Lope de Vega, en este caso, el mejor perfil que dibuja es el femenino, porque cuestiona la condición masculina en general, y en concreto la de los dos galanes, a  don Juan por no imponer su amor y caer en acicates de celos, y a don Enrique, por avasallar a su paso para lograr el favor de Dorotea. En este caso, la honra y el juego limpio vencen, y la impostura de don Enrique se doblega con arrepentimiento.

finalwebLa adaptación del texto de Silvana Pérez es muy atrevida porque se lleva por delante personajes y parte del verso, pero muy efectiva porque entra en el asunto de una forma clara y directa. El asunto está claro y es el poder, ostentado por el hombre, y la condición de la mujer que ha de guardar con siete cerrojos algo que el hombre abre y cierra con desabotonar su bragueta, porque la honra el hombre no la tiene entre sus piernas, sino en las de su mujer, su madre o hermana, y esta honra, Silvana Pérez la extiende a la condición de ser mujer y denuncia sin abaje que su felicidad o su desdicha, está a merced de la decisión de los hombres.

El discurso puede sonar a tramontano, pero no lo es, porque el machismo sigue campando a nivel global con total vigencia, aunque haya excepciones y sociedades más abiertas, por lo que el discurso de Silvana Pérez Fran Guinot es acorde y actual.

La dirección de Fran Guinot es ágil, con un escueto decorado compuesto de sillas embosca a los personajes, que se esconden en una suerte cómica de dibujo animado, que funciona, causa sonrisa y efecto, o sube  directamente a la niña a una silla, cuando quiere simular que se asoma al balcón. Fran Guinot sustenta la función en la palabra y la dirección de actores, y  logra  momentos de de gran belleza plástica, como cuando sienta al fondo del escenario, de espaldas al público, a Francesco Carril y Antonio de Cos, que armado con una guitarra llama la atención del público desde tan discreto plano, y en otro momento cantará Carril, igualmente de espaldas al público, logrando un momento lírico de reposo y reflexión.

El reparto es compacto, en la canallería de cómplices de entuertos está Antonio de Cos y Guillermo de los Santos, dos personajes de tierra y vida, que dan juego para lucirse dos actores a la altura, Guillermo de los Santos, consigue momentos realmente cómicos, y Antonio de Cos, es un actor con luz propia, y con ella alumbra al personaje dotándole del mejor de los sentidos, el común.

En esta adaptación, quizá haya perdido brío la tercera cómplice que es Teodora, la tía que vende a Dorotea, pero la actriz Lorena López, la compone con aplomo y le presta toda su credibilidad.

Los dos galanes rivales son don Enrique y don Juan, aunque el espejo de virtud sea la niña, y ellos o por deseo de Lope de Vega, o por la condición de hombres que apunta Lope, afianza Pérez y pone en pie Guinot. Tienen algo de arquetipo, pero a don Juan lo ampara de sus resquemores la interpretación de David Alonso, que pone orden en la confusión de don Juan,  haciéndola comprensible, y al infante que ante la inquebrantable honradez de Dorotea, le hace rectificar, lo compone un actor sólido como es Francesco Carril, que lo encarna con una notoria naturalidad, sin que llegues a detestar a quién ejerce la caprichosa tiranía, y te reconcilia con él, cuando rectifica ante la duda.

Laura Romero es una estupenda niña de plata, símbolo de como se administra el poder y lo alejada que está la mujer del él, a día de hoy discutible en 1612 innegable, y el trabajo de Romero es inteligente, fino, fuerte y delicado como la misma niña de plata.

Asistí a la función de La niña de Plata el 28 de julio en Nave 73 Madrid dentro del ClasicOFF III Festival Experimental de Teatro Clásico de Madrid del 20 de julio al 2 de agosto.

TÍTULO «La Niña de Plata» / TEXTO ORIGINAL Lope de Vega / VERSIÓN Silvana Pérez / DIRECCIÓN Fran Guinot / REPARTO Laura Romero, Francesco Carril, David Alonso, Guillermo de los Santos, Lorena López y Antonio de Cos / COMPOSICIÓN MUSICAL Ángel Galán / VESTUARIO Emilio Salinas / ESCENOGRAFÍA Y DISEÑO GRÁFICO Alberto Luna / PRODUCCIÓN Saudade Teatro.

Autor

Luis Muñoz Díez
Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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