Por Luis Muñoz Díez
La necesidad del náufrago es una propuesta teatral en clave de humor de Pablo Canosales, pone entusiasmo y vitalidad en buscar cuál es la «necesidad del naufrago», hilando una historia tras otra. Sin dar un respiro al público, detonando todo tipo de fuegos de artificios, para que el espectador se reconozca en la variedad de personajes y necesidades que representan los cinco actores en cada historia que representan.
El resultado es el deseado, no solo por la agilidad con que se pasa de una pieza a otra. Logra un bonito efecto estético con el juego que dan un montón de sillas que varían de posición y cometido según la necesidad de la historia, las mueven los propios actores. El ritmo es excelente, todo adquiere tal velocidad que el autor-director ha de servirse de un cartel para indicar que se ha cambiado de historia.
El puzle cumple su cometido y hay que reconocer que Canosales ha sabido elegir bien las necesidades y tocar las teclas para que funcione este cajón de sastre, encontrando lo particular en las necesidades generales, como son los amigos, el éxito mal digerido, el fracaso, las relaciones ambiguas, el sexo en pareja, el sexo verbalizado, la masturbación, el alcohol y sus malos rollos, la guerra, incluso el desnudo de los tres actores hombres en un afán muy masculino en la visita a una playa nudista con la precaución de tapar sus genitales con un balón de playa que después dará mucho juego a la única actriz.
Al acabar la representación, y una vez frotados los ojos ante el espectáculo de pirotecnia, la sensación es de que Pablo Canosales ha patinado suavemente y con estilo sobre un abanico de necesidades sin profundizar en ninguna, pero logra un efecto euforizante y el público sale contento.
Como director Canosales brilla porque sabe mover a los actores con soltura por el escenario y no solo cuando actúan sino también cuando organizan el entramado de sillas que colocan y recolocan con un resultado medido y perfecto. Quizá solo un pero, por dar ritmo a la función los actores pasan de un papel a otro sin transición y en las partes cómicas no pesa pero en alguna piezas más sentimental sí.
Los actores hacen un trabajo notable, colocando y descolocando las sillas con una endiablada precisión e interpretando sin respiro un papel tras otro. Carmen Valverde es la única actriz sobre el escenario y cambia de papel e interpreta con talento dos necesidades: una fantasía erótica y un grito de soledad, Javier Prieto es un buen actor, largo en recursos y con buena cintura para los cambios en general y estupendo en concreto en la necesidad de «Guerras y matices». A Diego Cabarcos y Víctor Nacarino era la primera vez que los veía representar, y ha sido un grato descubrimiento, ambos interpretan la ambigua «necesidad» en una despedida de dos amigos, especialmente entrañable. Víctor Nacario cumple con soltura el maratón, y Diego Cabacos tiene presencia en el escenario, una mirada excelente y una buena vis cómica.
Pablo Canosales ha acertado con La necesidad del náufrago: es una buena tarjeta de presentación y sin duda tendrá el favor del público, porque sabe llegar a él con lo cotidiano, y esa es la verdadera «necesidad» del teatro, ser visto.
Título La necesidad del náufrago / Dirección y Dramaturgia: Pablo Canosales / Reparto: Diego Cabarcos, Víctor Nacarino, Javier Prieto y Carmen Valverde / Ayudante de Dirección: Silvia Acosta / Escenografía y Vestuario: Tania Tajadura / Ayudante de Escenografía: Laura Costero / Supervisión Coreográfica: Juando Martínez / Iluminación: Antonio Cabrera / Música y Sonido: Eusebio López / Producción y Distribución: SieTeatro Producciones.
«La necesidad del náufrago«, se representó con mucho éxito en la Sala EL Umbral De Primavera.
En cartel en el Teatro Alfil -Madrid- a partir del domingo 18 de Septiembre de 2016
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