“Podemos estar seguros de que la gran esperanza de mantener el equilibrio en toda situación reside en nuestro interior”.
Francis J. Braceland.
El dolor tiene aristas, infinitas, que se clavan en la piel y en el alma. Dejan huellas visibles pero también invisibles, y esas huellas son las mas complejas de sanar. El dolor es inevitable. No se puede negar. Se puede paliar, se puede gestionar, pero forma parte de nuestro sistema personal y colectivo. Negar el dolor es negar la identidad. Gestionar el dolor es avanzar en el aprendizaje para potenciar un mundo mejor, que debería ser nuestra prioridad por encima de ideologías, creencias o fronteras naturales o artificiales.
La mirada del otro trata sobre esa huella invisible, la que deja marca después del dolor evidente, del medible.El dolor es base para sentimientos destructivos o constructivos. De la construcción, de lo que une, de lo que derriba barreras son de los pilares en los que se sustenta está maravillosa obra.
Su director escribe en el libreto que: «aunque este basada en personajes y hechos reales, transciende al conflicto de Euskadi» Una aseveración totalmente cierta cuando formas parte del privilegiado publico que puede asistir a ella. Digo privilegiado, porque el ser espectador de este montaje sobrio, sereno, cuidado, actuado con excelencia es una suerte que cualquiera que asista debería poner en su vida.
No solo porque sea un teatro en el que aprendes y se ponga de manifiesto la buena labor del equipo en dirección , dramaturgia, iluminación, sonido y actuación que la es, sin lugar a dudas, si no porque eres participe de un acto en el que el amor es su fundamento, el amor derivado de la comprensión, de ponerte en los ojos del otro, de la escucha y del perdón, en cualquiera de sus formas.
Se repite la palabra valentía al ver el montaje. No es la primera vez que se enfrentan a una puesta en escena en la que las víctimas y los ejecutores del terrorismo de ETA son los protagonistas. Este es su segundo proyecto, el anterior fue “Proyecto 43-2”
Efectivamente, son valientes. Creo que además de por el tema en sí, es por algo mas profundo, es por rescatar historias que cuando dejan de ser mediáticas caen en una especie de olvido, pero que siguen latentes en la memoria y forman parte, queramos o no de nuestra idiosincrasia. Y son valientes por la honestidad con la que abordan los detalles de cada caso, por el posicionamiento conciliador y por llevar a los escenarios, si apenas apoyo, como casi siempre en las artes escénicas, un mensaje que debería ser de vital importancia para todos. Valientes ellos que lo ponen en pie, valientes los teatros que los acogen, valientes los que han contribuido de una u otra forma a la causa teatral-vivencial.
El teatro es necesario. La mirada del otro es necesaria. Focaliza pero no desvirtúa la universalidad de lo que quieren contar.
Clint Eastwood en su ultima trayectoria como director y/o actor, desde diferentes géneros retrata una sociedad en la que el perdón es posible.Atentos a su “Gran Torino” o a “Invictus”, entre otros títulos.
Hubiera sido mas fácil para mi escribir que la obra se basa en la documentación y las entrevistas personales a los presos etarras y a las víctimas que accedieron a encontrarse y conversar a través de mediadores penales a finales de 2011. La dramaturgia parte de estas entrevistas, y María San Miguel y Chani Martin le han dado forma para crear una puesta en escena acertada y fidedigna. Pero esto solo sería un breve resumen, en el que se atisba una parte, pero no la gran dimensión de lo que se percibe en escena.
Desde el principio, algo se remueve por dentro, lento, ligero…Ruth Cabezas que es Raquel (la mediadora) que a su vez se basa en Esther la mediadora real narra y actúa…Teatro y verdad. Pablo Rodriguez que es Aitor y a su vez muchos ejecutores construye un hombre real, fuera de estereotipos, de carne y hueso, con la miseria y la grandeza a su vez encerradas en un alguien anónimo pero con nombre que siente que erró, María San Miguel es la víctima, hija de una víctima directa asesinada por la espalda en un bar, o en una cuneta, o en un centro comercial, o en una guerra sangrienta entre fronteras, o en un éxodo masivo… Hacen un trabajo actoral grandioso. Se nota la mano de otro gran actor, músico y director como es Chani Martín en el pulso de lo que está sobre escena.
Son tan reales, tan sinceros en sus movimientos, en sus intenciones, sin la provocación fácil de lo lacrimógeno, que como cualquier otra paradoja de la vida, te hacen llorar. Lloré. A mi lado, un chico que escuche hablar en catalán al comenzar la función, respiraba entrecortado; supongo que por lo que le estaba provocando el desarrollo de la obra, no le mire, creo que también lloró.
En la siguiente fila una chica joven lloraba, puede que fuera de Santander, un hombre de mediana edad se agarraba a su asiento… No se de donde era. Distintos perfiles, lenguas, mentalidades absorbiendo el mensaje, lejos de politizaciones, de manipulaciones (no las hay en la obra) de juicios.
Salí de la obra pensando ¿qué escribo sobre lo que he visto y vivenciado?…Racionalizarla era complejo aunque toda la evidencia puede conducir a ello. Sensibilizarla no sería justo. Encontrar el equilibrio. Encontrar el equilibrio…Esa era la cuestión. Esta es la cuestión de “La mirada del otro”. Dialogar para equilibrar. Dialogar mirando en los ojos del otro.
Encontrar el equilibrio, martillea en el teclado…El equilibrio se encuentra en el amor. Borro esto. El equilibrio se encuentra en el trabajo para favorecerlo. El amor favorece ese trabajo. Amor y esfuerzo. Ahora, sí. La tarea. 13 flores rojas y una blanca es también el equilibrio, cuando el ramo está diseñado desde el acercamiento, la generosidad y la valentía.
Sigo pensando en la obra. La recomiendo de viva voz. La creo necesaria.
Gracias por poner vuestro trabajo al servicio de los seres humanos…
Encontrar el equilibrio.
Titulo: La mirada del otro / Autor: Chani Martín y María San Miguel / Director: Chani Martín / Aydte de Dirección: Javier Galán/ Interpretes: Ruth Cabeza, Pablo Rodríguez, María San Miguel/ Composición Musical: Jorge Arribas/Diseño de iluminación: Raúl Romo/Diseño de espacio escénico: Karmen Abarca / Coordinación de vestuario: Susana Moreno/ Producción: Proyecto 43-2/ Audiovisual: Alba Muñoz y Juan Carlos Mora/Asesoría Pedagógica: Domingo Ortega/ Asistencia Técnica: Eleni Chaidemenaki /Aydte de producción: Irene Domínguez
Asistí a la obra el 30 de septiembre en El Teatro del Barrio (Madrid)
Próximas funciones:
10 Octubre en Teatro Niemeyer (Avilés)
7 Noviembre en Teatro Espai Rambleta (Valencia)
8 Noviembre en Teatro Arniches (Alicante)
25 Noviembre en Teatro Bretón (Logroño)
28 Noviembre en Teatro Jofre (Ferrol)
3 Diciembre en Teatro Auditorio Municipal (Medina del Campo)
(*) Al finalizar la obra se lleva a cabo un encuentro con el público.