La mirada del amor, de Arie Posin

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Dicen que cuando las actrices llegan a una determinada edad el número de ofertas de papeles que interpretar se reduce drásticamente, hablando muchas de ellas de relegación a un segundo plano. No es el caso de Annette Bening, quien a sus cincuenta y cinco años sigue tan espléndida como lo estaba hace veinte. La ganadora del BAFTA, del prestigioso galardón que otorga el Sindicato de Actores, de dos Globos de Oro y cuatro veces nominada al Óscar a la Mejor Actriz, entre otros, se pone el papel de Nikki, una viuda que después de que hayan pasado cinco años de la muerte de su marido Garrett (Ed Harris) conoce por casualidad a Tom (también Ed Harris), un profesor de arte  que resulta ser un doble de su difunto esposo y con el que iniciará una relación sentimental que irá más allá del encaprichamiento de él y que en ella no supondrá otra cosa más que la excusa perfecta para seguir regando los recuerdos de una vida pasada plenamente feliz con un hombre idéntico (por fuera) del que se enamoró.

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Robin Williams es Roger en «La mirada del amor», de Arie Posin

Sin convertirse en un hecho que pase a tener mucha más transcendencia en el peso de la trama, lo que en otro contexto podríamos considerar como un patrón tantas veces utilizado en el cine de ciencia-ficción e incluso en las historias sobre doppelgänger, la aparición del doble se resuelve de una forma tan natural como cercana, entrando en simbiosis con el resto de la estructura de drama romántico que impregna todo el metraje dirigido por el canadiense Arie Posin, su segundo largometraje tras la curiosa Historia de un secuestro (2005) y en el que habla de la pérdida del amor y de las segundas oportunidades. Excelentemente secundados por Robin Williams en el papel de Roger, el vecino viudo eternamente enamorado de Nikki, el peso de la historia recae sobre Bening y Harris (también cuatro veces nominado al Óscar al Mejor Actor y ganador del premio del Sindicato de Actores y de un Globo de Oro), la química entre los cuales queda patente desde las primeras secuencias, en las que somos testigo de la muerte del amor, que sin convertirse en inmortal impregnará a nuestra protagonista en un halo de desesperanza y dolor del cual se deshará cuando le llegue su segunda oportunidad. Y es que como ya he dicho, estamos ante una historia de segundas oportunidades, una relación sentimental en la madurez en la que el amor no será correspondido como debiera, enfrentándose a la dura realidad y mostrando la cara más triste y desgarrada de un sentimiento que puede leerse en la mirada, una mirada (la de Nikki) en la que Tom estará dispuesto a perderse eternamente y a quien el espectador acompañará mientras vaga a través de ella, siendo partícipe de ese cúmulo de sentimientos que se derivan de la dulce y emotiva mirada del amor.

La mirada del amor (2013), de Arie Posin, se estrenó en España el 25 de octubre de 2013

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