Si hay una sola escena que pueda hacer estremecer y dar muestra clara del horror del nazismo a ojos de una inocente niña es esa en la que reunidos en una plaza vestida con enormes banderas nacionalsocialistas se inicia una quema de libros considerados contrarios a la ideología instaurada por el Führer al son del himno nazi. Es aquí cuando Liesel, la joven protagonista de la segunda incursión cinematográfica de Brian Percival (director cuya experiencia se limita a la pequeña pantalla y en cuyo currículum rezan varios capítulos de la brillante Downton Abbey), descubre que ella es en realidad hija de comunistas y que está viviendo en primera persona el horror que va a asolar Europa de la mano de las tropas hitlerianas.
Y digo una sola porque la adaptación de la novela de Markus Zusak se queda en eso, en una escena que puede llegar a provocar cierta congoja en medio de un conjunto de secuencias que pecan de tediosas. Vayamos por partes y partamos de que la historia transcurre en Alemania, en un pequeño pueblo al que llega Liesel (Sophie Nélisse), una niña que ha tenido que ser dada en adopción y que llega a la que será su nueva casa. Allí la reciben Hans (Geoffrey Rush) y Rosa (Emily Watson), sus nuevos “papás”, que como puede llegar a entenderse, son también alemanes. De repente te das cuenta de que todos los personajes (alemanes) hablan, para sorpresa del público, en un perfecto inglés norteamericano. Podéis llamarme maniático u otra cosa, pero suena bastante raro escuchar tal aberración en una versión original, por lo que en este caso, el verla o no en versión doblada no restará ningún ápice de credibilidad a esta historia sobre una niña (que durante los seis años que transcurren en el film, durante los cuales se supone que una niña que está en plena edad de crecimiento debería cambiar y ‘hacerse mayor’, la interpretación de la misma corre a cargo en todo momento, para más inri, de la misma actriz) que decidió volcarse en la lectura para crecer interiormente en mitad del horror de la guerra.
Con una trama demasiado dulcificada y de la cual tan solo se salvan la tierna relación de amistad/amor con Rudy (Nico Liersch), su vecino y confidente, y las apariciones en pantalla del gran Geoffrey Rush (que es gracias a quien realmente la película se puede hacer más llevadera), este relato de la Alemania nazi se convierte en un pseudocuento infantil con sobredosis de edulcorante que llega, quizá, en un mal momento, pues queda totalmente ensombrecido por la reciente y soberbia Lore (Cate Shortland, 2012), un relato sobre una niña en mitad del horror que sí fue llevado a la pantalla como fue debido.
La ladrona de libros, de Brian Percival se estrena en España el 10 de enero de 2014