Teatro Reina Victoria en la Carrera de San Jerónimo, 24 de Madrid
“Cuando el teatro es necesario, no hay nada mas necesario”
Peter Brook
El 10 de junio de 1916 nace el Teatro Reina Victoria en la madrileña calle de la Carrera de S. Jerónimo, muy cerquita de las Cortes con sus leones y sus otras cosas.
En esa época y en ese espacio se ubicaba una cervecería donde compartían tertulias Galdós con otros grandes. La reina Victoria Eugenia acude a la primera representación de ese teatro cuyo nombre regenta. Allí, entonces, zarzuelas, operetas, comedia. En él, hoy, una programación que se renueva para dar un uso popular, porque el pueblo también es regio, de la mano de su actual propietario Carlos Sobera, a través de su productora Arequipa.
Mañana cumplirá 100 años, aunque quizás cuando lean esto ya no será mañana, porque el tiempo, efímero y subjetivo, se cuela en el lenguaje para situarnos. El tiempo inmortal, como el teatro, porque Don Cronos prevalece aunque nosotros ya no estemos en él.
Franz Liszt decía que: El teatro recibe el reconocimiento a través de su iniciativa.
Y Carlos Sobera recoge ese testigo para limpiar y da esplendor a la hermosa casa teatral del Reina Victoria renovando vidrieras, vestuario del personal, hall y mas que le queda por hacer como así aventuro en el acto de presentación a prensa que se celebro el día 8 de junio. Una presentación que augura un proyecto integrador, orientado al público y exquisito. Así fue su trato y su intervención.
Proyecto de multiprogramación, «porque si no es difícil sobrevivir- añadió Sobera», en el que tendrán cabida comedias, tragedias, musicales, publico infantil, y colegios.
Y en esa exquisitez tuvo el acierto de homenajear con una butaca de honor, una de las doce que se darán a lo largo de doce meses, a Lola Herrera. Ella es la primera, porque es bueno que alguien que ha pisado ese teatro desde hace pongamos que mas de 50 años y que ahora a sus 81 años (insiste que los cumple a final de junio) sigue llenando y levantando al público con “Cinco horas con Mario”, tenga un merecido homenaje en vida, esa vida entregada por y para el teatro. Elegancia en el acierto y elegancia en la divina dama que se sienta en su butaca y sonríe con la voz, la cara y las manos resplandeciendo con sabiduría y amabilidad.
Imaginen esa escena de Hamlet con calavera en mano, ahora cambien ese elemento por un hermoso teatro de principio del siglo pasado y vean como muchos siguen apostando por: «oponer los brazos a este torrente de calamidades y darlas fin con atrevida resistencia».
«No permitamos sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta» ( que normalmente en los círculos teatrales y culturales se materializan en forma de 21% de iva y otras miserias mundanas) y sigamos «apostando por un acto de dignidad del animo» y «empujemos para afuera», como recomiendan Carlos Sobera y Lola Herrera en este acto de presentación.
O no nos empujemos, que hay sitio para todos.
Aunque en el cielo de Madrid ya no se vean estrellas, hay una cúpula sobre el teatro que se va a restaurar para poder abrirla, como en antaño, y disfrutar de la luna y quizás se conquisten algunos besos entre los asistentes mirando al cielo del teatro. Nos cuenta Sobera, repartiendo ilusión y sensatez. Nos cuenta también que para diciembre se hará una gala de inauguración oficial y que se invitará a los reyes actuales para cerrar el circulo. Inaugurado por reyes, conmemorado por reyes. Un circulo simbólico que cierra para abrir. Y cuando se abre con respeto y amor por la profesión se puede volar muy alto. «Volar muy alto» esa fue la profecia y el deseo que la dama del teatro, Lola Herrera, regalo al centenario de algo que nunca envejece.
Entren y vean su renovada web, su cartelera, y los actos programados para esta centenaria celebración.
Apuesten con su lema: Por cien años mas.
http://www.elteatroreinavictoria.com/
Teatro Reina Victoria
Carrera de San Jerónimo, 24