En la imagen la actriz María Pastor, que interpreta a Emily Dickinson en “La dama de Blanco” de William Luce, puesta en escena por Juan Pastor, con el cuño de calidad Guindalera Foto ©Susana Martín
Por Luis Muñoz Díez
La dama de blanco, Emily Dickinson parte de un texto de William Luce, adaptado y dirigido por Juan Pastor, con el que se quiere rendir homenaje a la poetisa americana. Nacida en 1830 en Amherst -Massachusetts- y que vivió sin salir de la casa de su padre, desde los 36 años hasta su muerte en 1886.
Al morir se encontró su obra. Una obra inédita de la en vida no pasaron por la imprenta ni una docena de poemas, quizá la nula presión de los editores, le permitió dar rienda suelta a una creación tan personal e innovadora en su métrica y escritura. Sus temas surgían del universo de su casa y el campo que lo rodeaba, antes de su reclusión voluntaria tampoco tenía una vida social fluida, y su carácter era tachado, a lo poco, de excéntrico, vestía siempre de blanco y evitaba saludar.
Quizá sea cierto el consejo, de que si te apasiona la obra de un creador, disfruta de ella, y no hagas nada por conocer detalles sobre la vida del autor.
Para Emily Dickinson, la evolución de sus estaciones en la naturaleza le permitía reflexionar y reflejar sus temblores sobre la existencia, y su preocupación por la muerte. La muerte es un estado que siempre pasa alrededor de uno, por poca vida social que se haga, su personal obra ocupa un lugar privilegiado junto a la de los poetas estadounidenses Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman.
Juan Pastor es un director sobrio y riguroso en el detalle al poner sobre el escenario una pieza, con una sensibilidad exquisita para dirigir actores, no en vano él, lo es, y ha sido docente de muchos actores que figuran entre los mejor valorados.
El adaptador y director se hace cargo también de la creación del espacio escénico, únicamente delega el vestuario y la ambientación en las manos de Teresa Valentín Gamazo, y la iluminación en José Espigares, por lo que se puede afirmar la libertad con que ha trabajado para poner en escena con tan buen resultado La dama de blanco, para su compañía Guindalera.
En este montaje la única protagonista es la actriz María Pastor, que encarna a la mujer solitaria y observadora, en un discurso desordenado al que nos obliga el caprichoso recuerdo, en que el paisaje real y su pensamiento se centra en la grandeza de lo cotidiano, que casi siempre pasa desapercibida, y en el que no se contempla el amor, como en su poesía.
El género del monólogo es un paseo por el alambre sin red, un trabajo de tensar y soltar la emisión de emociones, y pocas actrices como María Pastor, se pueden permitir hacer ese recorrido con el aplomo suficiente, sin restar importancia a un texto tan rico, como sugerente, y a la precisa puesta en escena, y la delicada dirección de Juan Pastor.
La dama de blanco con el mismo elenco y dirección ya se ha representado con gran éxito de público y crítica, es conocido el cuño de calidad Guindalera, y su vuelta tiene como fin rendir homenaje a la escritora estadounidense. Y es una oportunidad única para ver un trabajo tan bien hecho, y cuidado hasta el mimo.
La dama de Blanco, Emily Dickinson está programada hasta de mayo de 2022 en el Teatro Quique San Francisco de Madrid, más información AQUÍ.
Dramaturgia: William Luce Adaptación y dirección: Juan Pastor Reparto: María Pastor Espacio escénico: Juan Pastor Vestuario y ambientación: Teresa Valentín-Gamazo Iluminación: José Espigares Fotografía: Susana Martín Prensa: Manuel Benito Producción ejecutiva: Doble Sentido Producciones