La curva se volvió barricada, de Ángela Segovia

La curva se volvió barricada, de Ángela Segovia

Por Rubén Romero Sánchez

«ya no quiero escribir como si todo fuera normal»

Conocí a Ángela Segovia a finales de 2012 en Barcelona. Me la presentó Andrea Aguirre, amiga suya. Andrea me dijo que era una de las mejores poetas de su generación, y le recomendó a Paco Najarro, editor de Ártese quien pueda, a quien también conocí aquella maravillosa noche para el recuerdo, la lectura de un manuscrito de Ángela, de paso a la ya tan, para su posible publicación en la editorial. Paco, que es un enorme poeta y un editor de raza, lo vio clarísimo y el libro salió y fue la bomba. Tiempo después, tuve la suerte de echar un vistazo a una primera versión de La curva se volvió barricada, que Ángela había dejado a Andrea, quien decía que la editorial que publicara el libro la iba a liar. Esta vez fue otro amigo y admirado editor de los de antes, Carlos Rod, quien se atrevió con él para su catálogo en La Uña Rota. Y digo «se atrevió» porque hay que atreverse a escribir como escribe Ángela y a editar un libro como este en tiempos de adocenamiento poético y convencionalismo cultural. Ángela, mujer lúcida que no juega a las vanguardias sino que trasciende «esa conversación inacabada entre géneros y modos de hacer», acompaña su libro de un texto en el cual se interroga acerca de los límites del verso en particular y del lenguaje poético en general, y establece un concepto feliz: la insurgencia del sentido. Afirma la autora que desde los lenguajes poéticos (la poesía liberada de su sometimieto al papel y de la mano de otras artes que «sí han hecho un trabajo de actualización») es posible descomponer «la visión sausureana del signo», superando los «binarismos reductores» o las «rigideces de sentido», y así «cabalgar el borde, la línea», lo que para la poeta es «la más alta responsabilidad poética y política». A partir de estos postulados, su libro se presenta como manifestación concreta de este nuevo modo de pensar, decir y hacer vivir la poesía, una forma de jugar con el límite y la ruptura del mismo («Un lenguaje que salga y haga su cosa y nade por la barriada»).

«hay palabras de lejos / que vienen a encontrarme», escribe Ángela. Y eso es su libro, búsqueda, encuentro, exigencia al receptor desde la previa exigencia al lenguaje para radicalizar su significación: «la        V        de los vencidos es un pájaro cortando el cielo de lo imaginario» (la pantalla del dispositivo en el que leen este texto no permite hacerse una idea de la imagen que crea este verso memorable; cuánta razón, Ángela).

Y como postre, las «aventuras de Nanet y Bone», una debilidad mía que habrán de descubrir por ustedes mismos.

La curva se volvió barricada, Ángela Segovia

Editorial La Uña Rota, 2016

Autor

Rubén Romero Sánchez (Madrid, 1978) es licenciado en Humanidades (2000) y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (2002), y ha realizado cursos de Doctorado en Literatura Española. Ha publicado los poemarios La Luna lleva tu nombre tatuado (2001), Lo que importa (plaquette, 2002), El mal hombre (2012), Cuando los dioses no existían (plaquette, 2013) e Historia de la locura (2017), además de las novelas La tristeza (2014) y Ayer no fue la vida (2018), y ha sido recogido en diversas antologías de poesía y narrativa, como Vigilia Poética, del Centro de Poesía José Hierro (2003), Breviario de Relatos (2006), Antología del beso (2009), Ida y vuelta (2011) Voces del Extremo (2013) o Antología de poesía Netwriters (2014). Ha participado asimismo en el libro colectivo Vivir el cine: 120 películas que no podrás olvidar (2013), ha dirigido la sección de cine de la web cultural Culturamas, y ha sido presentador de las tertulias de cine de Periodista Digital TV. Escribe, además, en diversos periódicos y revistas sobre literatura, cine y ópera. Ha presentado numerosos actos culturales e impartido conferencias en la Academia de Cine, el Ateneo de Madrid, la Asociación de Escritores Españoles y diversas universidades. Ha sido editor en Ártese quien pueda Ediciones. Su obra ha sido traducida al árabe, ruso y portugués.

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