Por Arturo Babel
Hace ahora tres años nuestro colectivo artístico BisturíEnMano abrió una fisura en el cielo contaminado de La Ciudad_Sin_Nombre, geografía ficticia, por donde asomarnos a sus calles y poder diseccionar su realidad. El panorama era dantesco: la soledad habitaba en cada rostro de la misma manera que el moho ensucia las paredes. El aire olía a azufre y a represión. El cansancio de los muchos alimentaba la sucia riqueza de los pocos. La desigualdad era una norma. los cuerpos eran de dominio público y todo lo público era del Gobierno, siendo éste una empresa privada que operaba en “B”. Por las calles patrullaban manadas de perros rabiosos al servicio del Estado, que se encargaban de masticar el cuello de toda persona que no estuviera haciendo lo “correcto”. Acequias en el asfalto de uso exclusivo para la sangre serpenteaban las calles, yendo a parar al mismo sitio donde terminan las aguas fecales. La alegría era algo que se practicaba en clandestinidad, pues si se hacía pública era considerado un acto revolucionario y se castigaba. Toda palabra o acto que contradijera lo establecido por el Poder era entendido como enaltecimiento del terrorismo y también conllevaba un castigo. La diferencia se tachaba de error y el amor a la patria era un sentimiento obligado que había que demostrar por las ventanas, aunque este amor no fuera recíproco. La sanidad pública era una aguja oxidada o un medicamento caducado, la educación un libro sin letras, repleto de imágenes manipuladas de la Historia. Gente sin casa y casas sin gente. El dolor de los sueños rotos se amontonaba en las esquinas de los callejones más sucios, como si fuera un cúmulo de trozos de cristal.
Vista la multitud de hilos rotos que pendían por sus calles decidimos hacer un decálogo, con el ánimo de entender por qué esta ciudad había caído en la asfixia de la corrupción y la dictadura de la soledad. El Decálogo de la Ciudad_Sin_Nombre lo titulamos, un conjunto de diez capítulos teatrales donde dar voz a los rostros más silenciados y sensibles que habitan dicha metrópoli. Y según hemos ido trabajando en él hemos descubierto que no todos los corazones allí están secos, que aún hay alguno que late con fuerza, alimentado por la esperanza y la falta de miedo, anunciando, en cada bombeo de sangre, el cambio urgente que necesita esa sociedad para volver a saborear la libertad que un día secuestraron.
A día de hoy, tres años después, la situación de esas calles no ha cambiado mucho, de hecho la dificultad avanza cada día un poco más. Nuestro colectivo, comprometido con la realidad que cabalga por aquella ciudad ficticia, sigue dando vida a ficciones que ayuden a transformar a la ciudadanía. Ahora toca ir a por el III Capítulo, que se llamará Siboney, La Puta, y promete poner en tela de juicio el Género y las Identidades, ser parte de la lucha feminista y hacer un canto al terreno salvaje y divergente que vive en nuestro territorio/cuerpo.
Y para este nuevo capítulo hemos visto necesario desarrollar un método de creación diferente, donde toda persona pueda aportar con su voz, su mirada y su opinión a la puesta en pie de dicha obra. Este proyecto de creación se llama Hacia una Dramaturgia Constituyente y trata de unas Jornadas de Investigación sobre Género e Identidades, donde poder discutir, público y gente experta, sobre los diferentes temas que queremos abordar, con la finalidad de que, con todo el material que surja de estos encuentros, podamos coser el texto y el cuerpo de este III capítulo.
Con este método pretendemos demostrar cómo la cultura (y su proceso de creación) se puede convertir no sólo en un entretenimiento de masas, sino también en una herramienta de cambio social con la que empoderar a la gente y poder remendar lo que la vieja política ha resquebrajado.
Pero para que este proyecto consiga ser todo lo ambicioso que pretende necesitamos el apoyo de la misma gente a la que se le dirige. Para ello hemos creado un crowdfunding en la plataforma GOTEO, donde ir sumando las aportaciones que harán de estas Jornadas un jardín de encuentro, expresión, conocimiento y creación de cultura colectiva.
Si los Gobiernos no apoyan el impulso de la cultura, el desarrollo del pensamiento crítico de la ciudadanía, si hacen oídos sordos al grito de auxilio que retumba en las calles, si dificultan en vez de facilitar, entonces, la gente tendrá que ser la encargada de apoyarse entre sí, la encargada de reconstruir la sociedad con lo que tengan a su alcance (tenemos más poder del que imaginamos y sabemos más de lo que suponemos). En BisturíEnMano, la herramienta más cercana que tenemos, es la escena, y será con ella con la que edifiquemos el mundo que nos merecemos. ¿Nos ayudas?
Se escucha el trotar de cien yeguas negras, atravesando el Bosque Dormido que rodea a la Ciudad_Sin_Nombre. Van dispuestas a encender las calles con sus crines entre llamas. Acuden a la llamada del llanto, al grito sofocado, al intento del miedo. El momento es inminente, el instante ya se anuncia.