La cena de los idiotas, de Francis Veber, es un clásico conocido en todo el mundo. Francis Veber escribió la obra de teatro en 1993 y en 1998 la adaptó al cine, consiguiendo un éxito rotundo tanto de crítica como de público. Desde entonces La cena de los idiotas se ha rodado otra versión para cine en USA, dirigida por Jay Roach, protagonizada por Steve Carell, en el papel de editor, y Paul Rudd en el de idiota, no ha dejado de programarse la versión francesa dirigida por Veber en las televisiones y se ha traducido a varios idiomas para ser representada ininterrumpidamente en los escenarios de todo el mundo, y veinte años después sigue siendo un reclamo seguro para llenar teatros.
En la historia original, un sofisticado editor francés y sus amigos celebran los miércoles una cena llamada de los idiotas. La idea es sencilla y perversa: cada uno de los anfitriones tiene que invitar a un idiota y el que consiga llevar a la cena al idiota que haga más el ridículo gana. En esta ocasión, el editor ha encontrado a uno de primera A. Se trata de un funcionario de bajo escalafón que después de ser abandonado por su mujer se entrega con auténtica pasión a la construcción de monumentos con cerillas. Lo que no sabe el editor, es que su idiota es un auténtico prodigo en el arte de provocar desatinos, y como si se tratara de una venganza del destino le pone en unas horas su vida patas arriba.
Si bien esta es la idea original, pero en la función que he visto en el Teatro Rialto de Madrid, poco o nada queda de la obra de Veber. Josema Yuste firma la adaptación y exceptuando que hay un editor que invita a un idiota a una cena de amigos y el hilo argumental se podría decir que es una adaptación totalmente libre. El editor vive en la calle madrileña de Barquillo y ni en la ropa ni en el decorado ni la atmósfera ni en las formas de los personajes, denotan la sofisticada decadencia que propicia el juego perverso que propone Veber en su obra, por lo que esta Cena de los idiotas se debe contemplar sin comparación alguna con la película que hizo tan popular la obra, y vaya por delante que a la función que asistí el público estaba totalmente entregado y no paró de reír en toda la representación, a veces incluso por encima de la voz de los propios actores.
La dirección de Juan José Alfonso es muy ágil, como se espera de una obra de enredo, y Josema Yuste en su papel de editor no defrauda. Es un Josema Yuste en estado puro, con su desenvoltura, su autoparodia y sus tics recurrentes; David Fernández interpreta al idiota, sin duda el papel bombón de la obra, con mucho acierto; Félix Álvarez «Felisuco» compone al inspector de hacienda con una sobriedad cómica que brilla con luz propia, y José Luis Mosquera hace el papel comodín de amigo del editor que se ajusta perfectamente al juego actoral del resto del reparto. La mujer del editor es la actriz Esperanza Lemos, causante con el idiota de la situación, y Natalia Ruiz luce pierna y hace lo que puede con su papel de amante desequilibrada.
La función no era un estreno y se nota por la soltura y la complicidad con la que trabajan los actores, que consiguen sacar todo el jugo a sus personajes, sin limitación alguna para hacer reír al público, porque es innegable que la versión libre de Josema Yuste conecta estupendamente con el público.
Lugar: Teatro Rialto. C/ Gran Via, 54 MadridFechas: del 18 de septiembre de 2013 al 5 de enero de 2014
Venta de entadas anticipadas en entradas.com
ComediaIntérpretes: Josema Yuste, David Fernández, Félix Álvarez – «Felisuco» José Luis Mosquera, Esperanza Lemos y Natalia Ruiz
Autor: Francis Veber
Versión: Josema Yuste
Director: Juan José Alfonso