En la imagen un fragmento del cartel de «La casa de Bernarda Alba» de Federico Garcia Lorca, dirigida por Paco Sáenz Foto Gustavo Morales
Por Luis Muñoz Díez
La casa de Bernarda Alba, de don Federico García Lorca, es siempre un arcano por descubrir, dado que poco o nada pudo puntualizar el autor sobre esta pieza, asesinado cuando aún estaba la tinta fresca y no conocía el texto más que Vicente Alexandre.
La enjundia del texto sobre la tiranía y la practica de poder de forma piramidal, ha hecho verter ríos de tinta con conclusiones inauditas, sin mas contestación qué el propio texto.
La Bernarda que dirige Paco Sáenz, ha tenido que limitar el reparto, y al suprimir al servicio de Poncia para abajo, se pierden escalafones, pero el mensaje permanece con la relación entre criada y señora, y la establecida entre las hijas de Bernarda. El sistema piramidal se basa, en qué para que todo se mantenga bajo control no es preciso más que cada uno se muestre inflexible con su inmediato inferior, y él, ya se encargará del suyo hasta el final de la cadena.
Otra renuncia que hace Sáez, es al personaje más libre de la obra de Lorca, que es Josefa, la madre loca de Bernarda, que se permite decir todo lo que las demás callan, redimida de la hipocresía por su condición de loca. Pero el director Paco Sáenz en su montaje, ha incorporado a la bailaora Sara Nieto “Sarini”, que señalará los momentos oníricos, y anunciará el drama inexorable.
La «Bailaora» Sara Nieto “Sarini” «La casa de Bernarda Alba», de Garcia Lorca digida Paco Sáenz Foto Gustavo Morales
La bailaora con su taconeo expresa como lo hacía Josefa, lo que el resto de la «casa» calla. Sara Nieto, remarcará los momentos dramáticos y las transiciones. Ejecutando un baile que aporta hondura a la dramaturgia, acompañada a la guitarra en directo. Todas sus intervenciones aportan emoción, pero hay un momento especialmente brillante, cuando baila la bella coreografía de la muerte de Adela, llena de simbolismo, culminada con la imagen surrealista, de sus labios van brotan pétalos.
Poncia sigue siendo Poncia, y la interpreta con todo acierto Alejandro Marzal. Cercana y carnal. Es el único personaje terrenal, porque es la única de las mujeres de la casa, que pisa la calle y ha tenido y tiene vida fuera. Manteniendo un pulso constante de amor odio con Bernarda, de la que depende mas allá del sustento material de su sueldo. Ella es su conexión con el exterior y su brazo ejecutor, y Poncia la necesita para que mantenga viva la llama de su odio.
La casa de Bernarda Alba, en forma es un cuento de miedo, con un resultado testado tanto, en el calor del hogar como en el atril de la arenga política. Un sin fin de amenazas veladas, y de medias verdades; si sales te va a pasar, si no me votas el caos. Poncia es la narradora del cuento para las hijas de Bernarda. Les describe con todo lujo de detalles morbosos acontecimientos tales como que, a uno en el pueblo lo han atado a un pesebre, y en grupo se han llevado a su mujer al monte para gozarla entre varios, o que una vecina soltera a escondido su embarazo, asesinado a su hijo al nacer, y lo ha sepultado bajo unas piedras. Pero un perro le ha devuelto el cadáver al umbral de la su madre y asesina, y ahora el pueblo la sigue con piedras y palos para hacer justicia antes de que llegue la guardia civil.
En la imagen Alejandro Marzal -Poncia-, que es el único vínculo con el exterior de Joseba Priego -Angustias- Miguel de Miguel -Magdalena- David Lagía -Amelia- y Kirian Sánchez -Martirio- «La casa de Bernarda Alba», de Garcia Lorca digida Paco Sáenz
Las hijas de Bernarda viven temerosas por lo que escuchan por boca de Poncia, pero con una necesidad imperiosa de salir de esos muros. La muerte del segundo marido de Bernarda les sume en un luto, del que no saldrán a tiempo para encontrar un marido que las redima de un destino cantado.
Magdalena, Amelia, Martirio y Adela son hermanas y rivales entre sí, y a las cuatro les une la rivalidad con su hermana mayor Angustias. Hija del primer marido de Bernarda, y con un patrimonio que ellas no tienen, en un tiempo en que sin dote a una «señorita», no le era fácil encontrar marido.
Entre tanta enagua, suena el nombre de un hombre Pepe el Romano, que será el inconfesable objeto del deseo de todas las hermanas. Garcia Lorca ni lo muestra, ni lo describe, únicamente habla de su buen talle y de su juventud, para que cada uno lo pueda recrear a su medida. Pepe el Romano atesora las dos condiciones mas deseadas para las hijas de Bernarda, gozar con él, y salir de la axfisiante falda negra de su madre.
En la imagen tres buenos actores Miguel de Miguel -Magdalena- Ángel Ferrero -Bernarda- y Joseba Priego -Angustias- «La casa de Bernarda Alba», de Garcia Lorca digida Paco Sáez
Angustias esta interpretada por Joseba Priego, consumida entre sospechas y recelos, que el actor expresa únicamente con un movimiento de ojos que desazona. A punto de cumplir los cuarenta esta prometida finalmente con Pepe, que aún no ha cumplido los treinta. Triste porque sabe que ni la desea, ni la quiere, y que se casa con ella por su dinero. Aún así ella, quiere salir de allí para dejar de oír en boca de sus hermanas lo que ella bien sabe, y por darles en las narices.
Magdalena es de todas las hijas la que conserva las ganas de vivir, llorona y sentimental. Al punto de que el autor señala que es la única que quiere y llorará a su padre, y en esa «casa» a alguien le muevan los sentimientos, es una brote de sensibilidad humana sin precedentes. Magdalena no podía tener mejor percha que a Miguel de Miguel, que la recrea tierna y llorona, pero por momentos feliz y cariñosa.
Amelia esta más cerca de Magdalena que del resto, pero Lorca la bautiza con un nombre que significa «sin miel», no siente envidia y deja vivir, sin poner palos a las ruedas de su hermana Angustias, por ser la afortunada de tener caudales y un hombre, le da vida con acierto David Lagía.
Adela -Manu Riego- es la única que quiere evitar que apedreen hasta la muerte a la mujer que ha matado a su hijo «La casa de Bernarda Alba», de García Lorca dorigida por Paco Sáenz Foto Gustavo Morales
Al margen del odio por la hermana rica, si hay una rivalidad abierta en la «casa» es la de Adela y Martirio. Ninguna de las dos está llamada a ser la esposa de Pepe el Romano, pero Adela cuenta con su juventud, y con el arma infalible de la belleza, que la iguala con Pepe. Una arma que de hecho se impone, aunque no tenga un final feliz. A Adela la encarna Manu Riego, orgullosa, fuerte y rebelde como debe ser Adela, indomable hasta el extremo de renunciar a la vida, si no la puede vivir con cómo y con quién ella quiere.
Martirio es igual de orgullosa y obcecada en sus empeño que Adela, pero la naturaleza no solo, no le ha dotado con la belleza de Adela, le ha regalado una salud quebradiza y una malformación, pero ni eso, le impide manejar por si misma los pocos hilos con los que cuenta, y será la que precipite la tragedia, y aún así, después del naufragio. Su único lamento tiene un componente de envida, cuando dice refiriéndose a Adela, por lo menos ella lo ha gozado. Kirian Sánchez materializa una Martirio redonda, por mérito actoral, y porque a las malas dan mucho juego.
En la imagen Manu Riego y Kirian Sánchez. Martirio -Kirian Sánchez- ve como rival verdadera a Adela -Manu Riego-, y hará lo imposible para que no tenga a Pepe. «La casa de Bernarda Alba», de Garcia Lorca digida Paco Sáenz Foto Gustavo Morales
Ángel Ferrero compone una Bernarda poderosa, con un orgullo de raza que le hace imbatible. Ferrero le aporta elegancia, con la mirada inclemente de sus ojos claros, con los que manda un mensaje de soy superior, y si mis hijas han acabado así, es porque ellas son débiles, y su sangre se ha mezclado con la que no debía. Ella es la punta de la pirámide, una elegida que no ha de dar cuentas a nadie. Ángel Ferrero le da el punto de dama de hierro, sin rasgo humano reconocible, como no le tiene lo tiene «el poder» que representa.
Paco Sáenz, ha sido fiel al poeta, ha respetado el blanco, el negro y el verde, y si el trabajo actoral está tan bien ajustado es porque él lo ha propiciado. El presentar a los actores que interpretan las hijas, en su cortejo de entrada enfundados en un traje de chaqueta, y corbata negra de Broker o de luto, sobre una camisa tan blanca como la cal, aporta atemporalidad al drama, y avisa de la tragedia, como esa Bernarda velada, en su doble juego de viuda, y del poder verdadero que oculta su rostro.
Bernarda es un personaje vigente, porque el poder es el objeto del deseo por excelencia, y una vez obtenido hay que medirlo para saber hasta dónde alcanza, y esa vara de medir es la cantidad de humillación que te puedes permitir infringir.
La casa de Bernarda se ha representado durante varias temporadas con éxito en La Encina Teatro -Madrid-
Dirección Paco Sáenz Elenco Ángel Ferrero –Bernarda– Alejandro Marzal –Poncia– Joseba Priego –Angustias– Miguel de Miguel –Magdalena– David Lagía –Amelia-, Kirian Sánchez –Martirio-, Manu Riego -Adela- Bailaora Sara Nieto “Sarini”