Durante muchos años te busqué sin obtener resultado. Innumerables tiendas, ferias y los más variados lugares fueron testigo de mi peregrinaje. Por fin creí encontrarte envuelta entre el humo y la apatía de la ciudad, pero sin embargo se trataba de una especie de búsqueda del tesoro cuyo premio final no era el que anhelaba. Finalmente, ahogado por la desesperación y a punto de claudicar, te vi. De manera casual fuiste a parar a mis manos desde aquel lúgubre y polvoriento depósito. Con suma delicadeza acaricié tus páginas, evocando aquel periodo inolvidable a través de tus palabras.
Amigo Javier continúa que esto solo es el principio
Comparto plenamente las sensaciones descritas. Aquello que nos evoca un libro es mágico. Y puede incluso que al cambiar tú, el libro que vuelves a leer te hable con otra voz.
Enhorabuena!
Auténtica sensibilidad en cuatro líneas
Destila amor por la literatura y los libros.
Muy bien Javi. Que no sea el último.