Por NACHO CABANA
En el videoclip de su canción Buenas noches desolación incluida en el disco Algo sucede con el que Julieta Venegas anda girando por todo el mundo (el próximo domingo paseará sus canciones por el Liceo barcelonés) podemos ver a una mujer -que bien podría protagonizar una de las canciones de Bebe- subida a un camión de mudanzas yendo de un lado a otro de la Ciudad de México con todas sus cosas a cuestas. Escuchada junto a las imágenes, la desolación a la que alude la compositora y cantante de Tijuana tiene un significado ambiguo. ¿Se refiere a los duros tiempos que le va a tocar vivir a su heroína hasta poder recuperarse de un fracaso amoroso? ¿O se refiere al propio DF que ha vivido durante décadas con el sueño de ubicarse dentro de una burbuja que lo mantenía –relativamente- fuera de las corrientes de violencia que asolan al país y que desde que Mancera llegó al poder les ha estallado a los residentes de los barrios fresa en plena cara?
Probablemente a ambas cosas. No es la primera vez que Julieta le dedica una canción a la situación que vive el México post-Calderón y Peña-Nietista. Ya en su anterior trabajo, Los Momentos encontrábamos Vuelve, cantado al alimón con la chilena Ana Tijoux y el líder Café Tacuba Rubén Albarrán, donde se invitaba al oyente (imaginariamente mexicano migrante) a regresar a su ciudad y a su país precisamente en estos momentos en los que no se atisba solución alguna.
Aquella canción era una apelación a la conciencia colectiva de la sociedad civil para superar el miedo y dar la cara. Un requerimiento a esa energía colectiva que, como explicaba Francisco Goldman en su imprescindible libro El circuito interior (Turner de México, 2015) generan los incontables habitantes de la metrópolis y que, de una manera u otra, está llamada a encontrar una salida al laberinto.
Un laberinto que se torna mucho más peligroso cuando nos adentramos en el estado de Guerrero (donde se ubica el antaño paraíso vacacional de Acapulco) donde en 2014 desaparecieron 43 estudiantes sin que a nadie le haya interesado dar una explicación clara al magnicidio.
A este hecho le dedica Julieta otro de los temas de su repertorio en directo 2016: Explosión cuyo videoclip está construido a partir de la letra del tema animada en la pantalla. Para Venegas es la canción más explícita que ha hecho nunca. A la cantautora, la matanza Ayotzinapa le agarró sobre un escenario junto a Los Tigres del Norte, Molotov y Zoé. Tenía que cantar Limón y sal y le tuvo que decir a la audiencia: “Lo siento pero ahorita no tengo la canción para lo que siento”. La canción que escribió luego fue Una respuesta en un intento de movilizar a un pueblo que critica a los que hablan mal de él para evitar despertarse a su propia realidad.
Musicalmente, Algo sucede es la síntesis entre los sintetizadores y el toque indie de Los Momentos con la onda norteña y el acordeón que tanto echó de menos la autora de Caminar contigo en su penúltimo periplo internacional. Un cuatro venezolano, guitarras, percusiones, violines y acordeón, guitarra eléctrica son, junto a los sintetizadores, los instrumentos que le acompaña en sus actuaciones.
Y, esta vez, ningún dueto.