Julieta Serrano. Una actriz única, de Ungría a Alomodóvar

Julieta Serrano. Una actriz única, de Ungría a Alomodóvar

En la imagen la actriz Julieta Serrano y el actor José Renovales, en una imagen de la película Tirarse al monte de Alfonso Ungría

 

Por Luis Muñoz Díez

 

El pasado 11 diciembre, Julieta Serrano recibió el calor de la Academia de Cine, con la presencia de muchos profesionales que le han acompañado a lo largo de su fructífera carrera. En acto Pedro Almodóvar mantuvo una charla en directo con la actriz, donde recordaron su trayectoria

Así cierra, un año iniciado con la entrega del Goya a la Mejor Actriz Secundaria por Dolor y Gloria de Almodóvar. En la película interpretaba un papel lleno de complicidad y significados, porque se encargó de dar vida a la madre del cineasta. Una mujer que no se permitía perder la vertical ni con su propio hijo. Siempre firme, en su lugar, porque su vida no había sido fácil.

Jacinta, así se llama el personaje que le llevó a ganar el Goya 2019, era un suma y sigue en la colaboración de la actriz y el director, que se inició con una colaboración episódica como “dama de las Camelias”, perdida por el laberinto de los bares de moda en Luci, Pepi y Bom, después fue monja lesbiana, toxicómana, mecenas en Entre tinieblas, también fue una mujer anclada en la estética Pop, enamorada hasta la obsesión en Mujeres al borde de un ataque de nervios, madre castrante en Matador, y mujer sufridora de un director de cine en la ficción encarnado, por don Francisco Rabal en Átame.

He visto actuar muchas veces a Julieta Serrano, es una actriz formidable siempre, con una personalidad única, para la que no hay papel pequeño a grande, su calidad supera al medio, y la imprime con igual talento en Teatro, Cine o Televisión.

En la imagen la actriz en una secuencia de La Prima Angelica, de Carlos Saura. La película marcó la consolidación internacional del director, que recibió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes

En la imagen la actriz en una secuencia de La Prima Angelica, de Carlos Saura, que marcó la consolidación internacional del director, que recibió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes

Tiene unos ojos azules que desarman, una piel luminosa y un pelo negro en melena. Es una actriz con una capacidad de imprimir fortaleza a sus personajes, abordándolos con un temblor, y una sensibilidad de los que gana batallas, sacando con rigor fuerza de flaqueza.

La primera vez que la vi conscientemente fue en un pase privado de una película no estrenada y prohibida por la censura, titulada Tirarse al monte, al pase asistí por casualidad, y con muchas ganas, quedé fascinado y enamorado de Julieta.

Tirarse al monte de Alfonso Ungría, es una película realmente insólita rodada nada hace 50 años. A mí me impactó porque jamás había visto nada semejante, tampoco había visto mucho, porque estaba en plena adolescencia.

En ese momento no era consciente de lo que veía, ni de la transgresión de las imágenes, pero me gustaba. La película estaba rodada prácticamente en exteriores, sin atender al rigor de la censura. Una censura que afortunadamente para mucha gente hoy es algo inconcebible. Era la segunda película de Ungría, que había logrado hacerse un hueco con su «opera prima» El hombre oculto, en el Festival de Venecia, en la que también intervenía Julieta.

Sus protagonistas eran un grupo de personas que convivían en lo alto de una montaña inhóspita. Unos personajes muy peculiares, por su desarraigo. Ungría verbalizó sus inquietudes sociales, políticas y existenciales en boca de sus protagonistas; una embarazada, un inconformista y un místico.

En la imagen los actores Julieta Serrano y José Renovales, en “Tirarse al monte”, de Alfonso Ungría, en una imagen tan liberaría, que únicamente tenía parangón en el cine francés o italiano.

En la imagen los actores Julieta Serrano y José Renovales, en “Tirarse al monte”, de Alfonso Ungría, en una imagen tan liberaría, que únicamente tenía parangón en el cine francés o italiano.

La áspera convivencia en tan desazonador marco se empeora al incorporarse una joven pareja. Un soplo de aire fresco, que desconcertará aún más a los marginales habitantes del monte.

Julieta Serrano y José Renovales, guapos y jóvenes protagonizan quizá, el primer desnudo rodado con toda libertad mientras la pareja corría por el campo soriano.

Los actores que componían el reparto por mi edad eran unos perfectos desconocidos, no tardé en darme cuenta de que eran marca de un cine independiente, que emergía con veneración.

Tampoco sabía que Julieta Serrano en 1969 había estrenado Las criadas de Jean Genet, con dirección de aquel genio loco que fue Víctor García, con Nuria Espert y Mayrata O’Wisedo. Ni que pertenecía a ese selecto grupo del que tanto he gozado con su trabajo, como era Miguel Narros, José Luis Alonso, Berta Riaza o Enriqueta Carballeira.

Mi hallazgo coincidió con el estreno de Mi querida señorita de Jaime de Armiñan. Una película que fue un rotundo éxito comercial, tratando un tema tan inusual como la transexualidad, que se quedó a las puertas del mismísimo Oscar de Hollywood.

El cartel de las Criadas dirigida por Víctor García, con Nuria Espert y Mayrata O'Wisedo, censurada en Madrid y estrenada en Barcelona en 1967.

El cartel de las Criadas dirigida por Víctor García, con Nuria Espert y Mayrata O’Wisedo, censurada en Madrid y estrenada en Barcelona en 1969

A partir de ese momento la seguía en los repartos de los teatros, en los Estudios 1, y en las películas de Armiñan, como fantasma de monja con la boca cerrada con un candado, de La prima Angélica de Carlos Saura, no me fue difícil ponerme al día el nuevo era yo, y ella una actriz reconocida, después he seguido todo lo que ha hecho hasta hoy.

Volviendo al pasado, yo aún iba al colegio, y mi madre veía un magazín después de comer, y oí como la actriz en una promoción de Mi querida señorita, confesaba con toda naturalidad que tenía 39 años, poco tuve que pensar, para darme cuenta de que esa mujer que me fascinaba había nacido 24 años antes que yo, lo que para mí ha sido siempre un estímulo, un afán de ver cómo se puede vivir y trabajar joven, hasta morir muy viejo.

No voy a enumerar los trabajos de la actriz porque están en todas las enciclopedias, en televisión era siempre un soplo de aire fresco en series como en 1973 Tres eran tres, de Jaime de Armiñan con Emma Cohen y Amparo Soler Leal, en 1981 Cervantes, con Julián Mateos dirigida por Angria Ungría, que la volvería a dirigir en 1987 en Gatos en el tejado escrita por Joaquín Oristrell, con José Sacristan, en 1990 Las chicas de hoy en día de Fernando Colomo, con Carmen Conesa y Diana Peñalver.

En cine ha tocado todos los palos, del cine más comercial al de mayor calidad. Todo lo ha afrontado con dignidad, pero quizá, al margen de los trabajos memorables en Cine, donde ha guardo un rigor, y cuenta con una sólida carrera es en el Teatro, por calidad y continuidad, de hecho en 2018 le reconocieron con el Premio Nacional de Teatro, pero ha conocido el reconocimiento en todos los medios, también cuenta con el Premio Honorario Gaudi (2014), y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2019)

En la imagen Julieta Serrano con su Mi querida señorita: José Luis López Vázquez. La película de Jaime de Armiñan, se quedó a las puertas del Oscar de Hollywood.

En la imagen Julieta Serrano con su Mi querida señorita: José Luis López Vázquez. La película de Jaime de Armiñan, se quedó a las puertas del Oscar de Hollywood.

El trabajo de Julieta Serrano con Alfonso Ungría, visto hoy no deja de suscitar una nostalgia romántica de tanto creador que, con su ilusión íntegra, tenían urgencia de reflejar sus inquietudes, y plasmar recuerdos de la historia reciente prohibidos por la férrea censura.

Tirase al monte seguía sin poder estrenarse, contando con el mayor de lo optimismos, y dada la edad del dictador. Su régimen tenía que acabar pronto, pero ese pronto parecía que no llegaba nunca, y tardó años, aún en llegar.

Pero afortunadamente la actriz ha podido trabajar con todos los directores que figuran en la historia del Cine y el Teatro, y recibir todos los reconocimientos que se otorgan en nuestro reino de autonomías.

Coincidiendo con el estreno de una función protagonizada por otra grande Mamen García, tuve la oportunidad de tomar un café con la actriz, tiene una memoria insultante, y físicamente está impecable, y sus ojos azules siguen desarmando

Está nota no pretende ser más que un reconocimiento a Julieta, al empeño de una generación, sus nombres los conocemos todos, que necesitó hablar, para pasar página de un tiempo que ya no sentían cómo suyo. Lo hicieron, y con éxito.

Señora Serrano, doña Julieta, eres grande, muy grande.

 

El camino de Julieta Serrano de La casa de Bernarda Alba en 1976, a interpretar a Jacinta  en «Dolor y Gloria en 2019

BARCELONA CARMEN CARBONELL E ISMAEL MERLO EN LA CASA DE BERNARDA ALBA 1976

El primer contacto de Julieta Serrano y Pedro Almodóvar fue en 1976, no podía ser de otra forma, fue en una función trasgresora en la que Ismael Merlo interpretaba a Bernarda Alba, de Federico García Lorca dirigida por Ángel Facio.

Julieta Serrano le hizo un cameo por cariño al incipiente cineasta Perro Almodóvar en 1980, como una señora disfrazada perdida por los bares de copas en “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón”

Julieta Serrano le hizo un cameo por cariño al incipiente cineasta Perro Almodóvar en 1980, como una señora disfrazada perdida por los bares de copas en “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón”

En 1983 Julieta Serrano en Entre Tinieblas, se volvió a vestir de monjas para su primer “papel” con Almodóvar. Esta excéntrica madre superiora, nada tenía que ver con la monja que interpretó para Saura en la Prima Angélica.

En 1983 Julieta Serrano en Entre Tinieblas, se volvió a vestir de monjas para su primer “papel” con Almodóvar. Esta excéntrica madre superiora, nada tenía que ver con la monja que interpretó para Saura en la Prima Angélica.

En 1985 Julieta Serrano fue Berta, una madre en Matador, en la imagen echándole una bronca a su hijo en la ficción Nacho Martínez

En 1985 Julieta Serrano fue Berta, una madre en Matador, en la imagen echándole una bronca a su hijo en la ficción Nacho Martínez

1988 fue Lucia la mujer celosa hasta la neurosis, anclada en la estética sesentera en “Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios”, como “Mi querida señorita” se quedó a las puertas de Ocar como en Mi querida señorita de Armiñán.

1988 fue Lucia la mujer celosa hasta la neurosis, anclada en la estética sesentera en “Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios”, como “Mi querida señorita” se quedó a las puertas de Ocar como en Mi querida señorita de Armiñán.

En 1990 en Átame, fue la mujer resignada del mediocre director de ficción al que dio vida Francisco Rabal

En 1990 en Átame, fue la mujer resignada del mediocre director de ficción al que dio vida Francisco Rabal

En 2019 se hizo cargo de Jacinta, la madre del cineasta en la ficción encarnado por Antonio Banderas en Dolor y Gloria.

En 2019 se hizo cargo de Jacinta, la madre del cineasta en la ficción encarnado por Antonio Banderas en «Dolor y Gloria»

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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