Por NACHO CABANA
Si no fuera porque Joe Lovano es uno de los músicos habituales del Barcelona Jazz Festival, su actuación el pasado martes 12 en el excelente auditorio del Conservatori del Liceu habría levantado mucha más expectación de la que se produjo.
Lovano (al saxo tenor y, ocasionalmente, clarinete) es un músico que se mueve con igual soltura tocando con nueve personas que con una orquesta sinfónica o un grupo con dos baterías. En esta ocasión se presentó en formato trío con Marilyn Crispell (compañera suya de estudios en el Boston’s Berklee School) y el (si “el”) batería Carmen Castaldi.
El concierto comenzó con dos evocadoras piezas (y en cierta forma clásicas) de Trio Tapestry, el disco que venían a presentar: Tarrassa y Seeds of change acompañadas para la ocasión por un tema nuevo de corte similar titulado West of the moon que fue el que abrió el concierto. Muy bien y dentro de la ortodoxia.
Tras la bienvenida de la estrella sonó Rare beauty, otro de los cortes de su ya penúltimo trabajo que se inició con un solo de batería con Castaldi ciñiéndose a los sonidos más graves de su instrumento antes de la incorporación del saxo tenor ejercitando unas mínimas variaciones sobre la misma melodía para luego ceder el testigo a Crispell y así varias veces sin que cesara nunca el colchón sonoro de la percusión hasta que los tres músicos se unen a la mitad de la pieza y ya juntos hasta el final.
El siguiente tema (Mistyc) supuso un paso adelante hacia la experimentación iniciándose con Lovano tocando unos pequeños platillos y gongs con una mano y el saxo tenor con la otra sin que sus compañeros den nota alguna hasta que el líder se retira dejando a la pianista en lo que podría ser una variación de la pieza inmediatamente anterior. Regresará el cabeza de cartel tras el solo armado con un clarinete para acabar la canción.
El saxo tenor cederá posteriormente de nuevo su protagonismo al clarinete en un breve interludio en el que Lovano se dedicó a vacilar con él a sus compañeros de escenario en una deliciosa pieza que arrancó las risas de algunos espectadores.
Los gongs y platillos, por su parte, volverían a aparecer en Stream of expression, en esta ocasión para marcar las transiciones de la pianista entre lo más melódico y lo que no, recuperando luego Lovano brevemente la melodía principal.
Pero el momento más espectacular del concierto ocurrió sin duda justo antes de Stream of expression. El saxo tenor se enfrascó en una lucha con la batería de Castaldi al tiempo que dialogaba amablemente con el piano hasta que el líder se retira al fondo del escenario encargando a Crispell la tarea de retomar el duelo con la percusión hasta que Lovano aparece finalmente para poner orden entre ambos. Una estrategia que bien se puede entender como el constante viaje entre lo accesible y la vanguardia que ha caracterizado siempre la relación entre la pianista y el autor de Rush hour.
Unos bises no especialmente memorables pusieron fin a un concierto quizás algo breve pero con momentos de genio y furia sabiamente repartidos.
El Barcelona Jazz Festival sigue con su estupenda programación. Mañana viernes, otros habituales del evento, La locomotora negra tocarán en el Palau de la Musica Catalana al mismo que The Vintage clock lo hacen en el Harlem Jazz Club.
El sábado será el turno de la Dirty dozen jazz band en la 2 de Razzmatazz y el domingo de Ron Carter foursight en la sala Barts; la misma sala que el lunes acogerá lo que promete ser el concierto revelación en la programación de este año: Christian Scott aTunde Adjuah.