Aunque Joshua Michael Stern arranca su película JOBS en 2001 con el acto en el que desde la cima de su poder Steve Jobs (Ashton Kutcher) presenta el iPod, inmediatamente entra en un flash back sin retorno que revisa la peripecia de Jobs, cofundador y presidente ejecutivo de la multinacional estadounidense Apple, desde su etapa hippie universitaria, al momento en que es llamado para que vuelva a dirigir la compañía Apple después de un desencuentro con los directivos que le obligaron a abandonar su puesto.
Las imágenes del Reed College en 1974, su estancia en la India influenciado por la lectura del libro Recuerde, Esté Aquí Ahora, escrito en 1971 por Ram Dass, por lo que en 1974 estaba en plena vigencia, y sus experiencias con el LSD, son fundamentales para entender la historia de este mesías moderno y su forma de actuar cuando regresa a Altos, California, a casa de sus padres adoptivos, Paul (John Getz) y Clara (Lesley Ann Warren).
Jobs se sabe, o se cree superior, por lo que no acepta la disciplina de la empresa donde trabaja y forma una sociedad con su amigo de infancia, Steve Wozniak (Josh Gad), que trabajaba en un invento, casi un hobby: la computadora personal. Se instalan en el garaje de sus padres y ponen como nombre a su empresa Apple Computer, quizá la única concesión que hace el genio en toda la película por el gusto de Wozniak por The Beatles, emulando a su compañía Apple Records. Jobs prefería a Bob Dylan.
La historia y ascensión de este éste gurú de la informática moderna es de sobra conocida, y como en toda biografía no hay ni errores ni pasos atrás, y si hay un momento en que es desplazado de su puesto, en la película queda claro que no es por la falta de valía del genio sino por la estrechez de miras de los socios, con moraleja y redención porque Jobs es reclamado para que se vuelva a ocupar de la empresa y tendrá ocasión de poner en la calle a los que propiciaron el alejamiento de su proyecto.
La película que firma Joshua Michael Stern no es muy amable con Steve Jobs, y lo curioso es que quienes lo conocieron dicen que se queda corto y que era aún más manipulador, más déspota, quizá por la antipatía que suscita el personaje no ha atraído a mucho público a la taquilla en su estreno en USA, aunque su paso por el Festival de Cine de Sundance fue muy positivo.
Algo que echo en falta en esta bio-pic es que en ningún momento se sabe cúal era el verdadero talento de Jobs, su actividad inclemente y obsesiva es la de concitar a sus colaboradores para materialicen las ideas, por con lo que no queda claro si era un vendedor de humo que se sabía rodear de un equipo brillante o era realmente un genio.
El actor Ashton Kutcher hace un esfuerzo físico por adaptar al personaje a la edad que va teniendo: engordando y adelgazando según sea lo adecuado, esta entrega al personaje se suele premiar con el favor de la crítica y del público, aunque en este caso no ha funcionado para la taquilla, tal vez, como ya he dicho, porque era un imposible para Ashton Kutcher luchar contra la antipatía que suscitaba el verdadero Steve Jobs, algo que el actor no sentía ya que afirma haber llorado cuando se enteró de la muerte de Jobs.
Quizá esta sea una historia más que reafirme la famosa reflexión: si conoces la grandeza de su obra, ¿para qué quieres conocer las miserias del personaje?
Jobs, (2013), de Joshua Michael Stern, se estrenó en España el 20 de septiembre de 2013