Javier Krahe. Ni cuervo, ni ingenuo

Javier Krahe. Ni cuervo, ni ingenuo

En la imagen Javier Krahe,  retratado por ©David Elcano Villanueva

Ni era un cuervo, pues muchas veces lo vi vestido de blanco, ni por supuesto, ingenuo.  Era un tipo con un “cráneo privilegiado” que creía, como creemos otros, que siempre hay tiempo para la lírica, que siempre hay tiempo para la risa, que siempre hay tiempo para decirle al poderoso, cuatro verdades.

A finales de año corrió por Internet un vídeo en el que se podía ver a Pablo Iglesias cantando “Cuervo ingenuo” con Javier Krahe. Creo que fue la última vez lo vi. Pensé que en estos tiempos políticamente convulsos, seguíamos necesitando sus canciones. Quizás más que nunca.

Puedo decir que desde que me saqué el carnet de conducir, Javier Krahe va en mi coche. Así que hoy no se ha muerto un cantautor. Se ha muerto un compañero de viaje. La inteligencia, como el dinero, no se pueden ocultar, al final siempre se notan. Y eso le pasaba a este gurú de barba blanca, pulmones negros y sarcasmo a flor de piel. Su mirada incisiva no podía dejar títere con cabeza.  Afortunados los que hemos podido disfrutar de sus canciones y comulgar con sus ideas, que no eran otras, que las que dejaban al descubierto una sociedad hipócrita que sigue señalando a los que tienen “Mala reputación”. Su lucidez está tan fuera de duda, que ni los “absurdos” que quisieron meterle entre rejas por una supuesta blasfemia podrían discutírmela. Duele que los juglares señalen con su dedo, donde tienen que señalar. Lo que muchos admiramos de él, otros lo consideraron molesto. Las verdades son incómodas y él lo sabía mejor que nadie.

Conocí a Brassens por él, un regalo que nunca le agradeceré lo suficiente. Mi hija aprendió “Marieta”, con apenas tres años, para escándalo de algunas madres de sus amiguitos, cuando canturreaba: “Y yo con mi canción, como un gilipollas, madre…” Hoy tiene catorce años y a pesar de este calor infernal, hemos cantado juntas “La tormenta” con las ventanillas del coche bajadas por las calles de Madrid.

Hoy que muchos se han enzarzado sobre los límites del humor, hoy que el paso de los años nos van privando de voces únicas,  hoy que dejamos hundirse en el barro a un país que podría ser el nuestro, hoy que se respira fuego en este Madrid veraniego, siento que el mundo es un poco peor sin Krahe.

“Nada ni nadie me va a consolar,
ni siquiera el mar”.

(Camino de nada, Javier Krahe)

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En la imagen Javier Krahe en un retrato magnífico ©David Elcano Villanueva

Autor

Verónica Fernández es escritora en el amplio sentido de la palabra y una de las guionistas y dramaturgas mas fértiles de nuestra industria.

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