Iván Bilbao, nos invita a entrar en casa de Maribel en su obra «Amiga» y ella generosa nos desnuda su Alma.
Por Luis Muñoz Díez
Una forma de actuar es “Hacer de la necesidad virtud”, y esa es la escusa que se pretexta para hacer de lo precario negocio, por lo que se representa teatro en lugares imposibles.
Lo anterior nada tiene que ver con Amiga, de Iván Bilbao. Mi amiga Maribel nos recibe en el escenario adecuado: su propia casa. Al llegar nos abre la puerta, y nos pasa al salón donde pide que nos pongamos cómodos, incluso nos ofrece vino y dulces.
Vivió un matrimonio del pelotazo económico con caída libre sin red, y pasó por todo el arco de colores que puede deslumbrar al llegar a un lugar y un «estatus», donde nunca se pensó estar, y al que es imposible negarse por su pornográfica opulencia.
¿Por qué nos ha citado nuestra Amiga?, sencillamente porque la vida le ha pasado por encima, y se siente sola. La historia de mi Amiga Maribel es mejor que os la cuente ella misma, sería casi una falta de confidencialidad si os la contara yo. Para cuando vayáis de visita a su casa, os diré para que caigáis en error, ni errata, que Maribel es de un pueblo de Málaga, y muy de pueblo, con todo su imaginario religioso, falsas creencias y moralinas. Endiabladamente enraizadas en ella, que a veces nos hacen actuar por instinto, y otras nos conduce al vértigo de un miedo ancestral e insuperable.
Nuestro imaginario se nutre con lo asimilado, lo visto, con el peso demoledor de la “familia” que es la institución por excelencia. Un peso que nos marca de por vida, nuestros “progenitores” su “palabra” sus “hechos”, no se acaban hasta que no los entierran con nosotros.
Mi Amiga Maribel creyó que estrenaba la vida, como quien escribe en un cuaderno en blanco, pero en ese cuaderno había ya, mucho escrito. Se entregó sin usura a lo desconocido, y como apuntaba antes cayó sin red. Un marido, escándalos, dependencias e hijo, son sus pensamientos recurrentes, que mitiga con una copa una pastilla, una copa otra pastilla, o con sus excéntricos ritos religiosos ejecutados a su antojo, pero de todo, lo que más le consuela recibir visitas.
No sintáis temor si vais de visita a casa de Maribel, que os ahogue con el mar de sus desdichas. Para nada, ella quiere ser querida, como todos, y la narración de su peripatética historia la conduce por el camino del disparate, para hacernos reír, y lo consigue. Maribel sabe muy bien, que si lloras lo hará sola, y si ríe puedes contar con todo el mundo.
Iván Bilbao se despega con Amiga, de sus anteriores trabajos de los que he escrito. Toma un billete y se baja al sur, para construir una función con una raíz diferente a la suya. En su trabajo está siempre muy presente la figura de la madre, y mi amiga Maribel es madre, pero tengo mis dudas de que ella sea un fiel espejo de sus otras madres.
La función en forma es un esperpento cómico por la caricatura que hace del personaje, pero hay una corriente en el fondo, que nos deja muy claro el dolor de Maribel, y ahí sale en Iván Bilbao dramaturgo.
El actor Jerónimo Salas, es un fiel «álter ego» de mi amiga, a la que comprende, defiende y a veces ataca, pero siempre con fidelidad, siendo imprescindible para que mi amiga Maribel siga viva.
Si, tenéis un rato pasa a ver a mi Amiga, ella agradece mucho la compañía, y hará lo imposible para que estéis cómodos en su acogedora casa, os ofrecerá vino y dulces, para que os vayáis con un buen sabor de boca.
«Amiga» se puede ver en La localización secreta A: viernes 17, 24, y 31 de enero de 2o20 a las 21 horas, y en Localización secreta T: jueves 23 y 30 de enero de 2020 a las 20.30 horas. En febrero estará en Localización secreta A los domingos. Información y reservas vía WhatsApp en el 34 652 295 403