Se ha presentado en la Sala Nave 73 -Madrid-, dentro del ciclo Imparables “Into the labyrinth” –Dónde está el minotauro– Una función dirigida por Gregorio Amicuzi, fruto del proyecto realizado en el laboratorio de investigación y creación de Residui Teatro, que se llevó a cabo de octubre de 2015 a junio de 2016, en el que han participado actores de varios países y distinta experiencia, teniendo como maestros invitados a Paolo Baroni, Viviana Bovino, Hernán Gené y José Sánchez Sinisterra.
En “Into the labyrinth” –Dónde está el minotauro-, los actores reciben al público, de espaldas a este, frente a la pared del fondo del escenario. Se valen de espejos para mirar sin ser vistos, en el suelo como escenografía, lo que podría ser una instalación de arte povera, conforma los pasillos de un laberinto con ropas y zapatos.
Al dar comienzo la representación, los actores se introducirán por los ficticios caminos del laberinto, formados por las telas y el calzado, a un ritmo distinto en cada caso, delimitando la personalidad de cada integrante del grupo, y marcando su diferencia.
La función Into the labyrinth es una reflexión sobre la búsqueda, y no hay indagación más larga, que la que nos lleva a bucear en nuestro propio laberinto interior. Al asomarnos a él, si nos abstraemos del ruido exterior, sentimos el silencio sonoro de nuestras demandas mudas, y el vértigo de la soledad.
Una vez que todos los personajes se han significado de una manera individual dentro del laberinto. Se entrelazarán y bailarán una especie de Sirtaki, rimado como un mantra. Celebrando el ritual de la danza, que no es otra cosa, que la unión de los mortales en su fragilidad, saltando y alzando las manos hacía el cielo, para llamar la atención de ese dios, que nos creo y se marchó.
La función es un canto al movimiento, con un colorido extraordinario. Los personajes se construyen y deconstruyen, danzan e interpretan, palpitan y se mueven, con un incesante cambio de ropa, logrando un mosaico vivo de diferencias, que expone y muestra, pero no juzga.
Durante toda la representación de Into the labyrinth, se trabaja con dos ideas que me fascinan, que son las dos caras de una misma moneda, por una de ellas está el esperpento, el bufón en la aceptación de su deformidad y la locura, y por la otra en la desmitificación del hombre, para devolverle a su animalidad, y redimirle de esa quimera que adopta por miedo a la muerte. En su sueño de ser inmortal, se empeña en la espiritualidad y en el misticismo, cuando nuestro contenedor no es más que un cuerpo de carne, irrigada por sangre.
Un contenedor vulnerable y finito, con necesidad constante y apremiante de ser hidratado, alimentado. En nuestra naturaleza está morder, lamer, rascar, tragar y escupir, follar y ser follados, así de simple.
Gregorio Amicuzi realiza una puesta en escena, y un trabajo como director de actores sugerente y primoroso, en una función con un minucioso recorrido, que va creciendo en forma y ritmo de principio a fin. El director, buen conocedor de mil un, recursos teatrales, tira de ellos con talento y sin usura, con un saldo excelente, aúna representación y coreografía, con un lindero tan imperceptible como el del trazo de una acuarela.

En Into the labyrinth o Dónde está el minotauro, está presente uno de los miedos por excelencia, la locura
El saldo no puede ser más sugerente, entregando al público momentos de gran belleza plástica y sonora. Al final, una vez disparado el artificio que Amicuzi ha elegido mostrar. Los actores regresan a su posición inicial, reconstruyen antes el caótico laberinto de ropas, vuelven a situarse frente a la pared, donde recibirán el aplauso del público. Cerrando la elipsis, como dejando claro que la representación solo quería mostrar el miedo y la emoción, y las respuestas si las hubiere, las tiene el que la ha presenciado.
Sin duda Into the labyrinth o Dónde está el minotauro, es un hermoso trabajo de Gregorio Amicuzi, de los actores, y de todo el equipo tecnico, que ha participado en este laboratorio de investigación y creación de Residui Teatro

Into the labyrinth o Dónde está el minotauro, acaba igual que emoieza, con los actores dando la espalda al público.
“Into the labyrinth” es un proyecto realizado en laboratorio de investigación y creación de Residui Teatro Dirección Gregorio Amicuzi Reparto Esteban Bayón Luengo, Pasqualle Calderaro , Vanessa Camarda, Olga García, Denis Lavie, Paula Pascual de la Torre, David Pouillanges, Mari Carmen Rodríguez Collado, Piertoni Russo, Mireia Salazar Campoy, Eirine Sfyri y Tizinana Pernice Maestros invitados Paolo Baroni, Viviana Bovino, Hernán Gené y José Sánchez Sinisterra.
Se presento en Nave 73 -Madrid- , los días 4 y 5 de julio, dentro del ciclo Imparables