En la imagen Marc Ribera en Here comes your man –Aquí viene tu hombre– de Jordi Cadellans, dirigida por el propio autor junto aRaül Tortosa @garcifoto
Por Luis Muñoz Díez
Here comes your man –Aquí viene tu hombre-, de Jordi Cadellans, denuncia el acoso escolar, en este caso el hecho se justifica porque la víctima no encaja dentro del comportamiento que se esperan de un varón. Pero el valor y la vigencia que tiene la obra, es que denuncia otros acosos más sutiles e igual de irreparables, marcados por una educación que a cada uno le lacera, en la medida de su vulnerabilidad.
En todos los ambientes y más en los colegios se crean asociaciones gregarias, unidas por una afición común, pero esta filia a todas vista no parece completa, hasta que no se marca un enemigo necesario al que poder machacar. Así se reafirma el grupo en su unidad, y deja un esquema claro de cómo se debe de actuar, para ser digno de pertenecer a él.
El deseo de ser aceptado por pura supervivencia, es mayor que la servidumbre que conlleva callar. Las personas tratadas de una en una, suelen tener un índice de dialogo aceptable, pero en grupo la consigna uniforma, y unos actúan por su fanática creencia, y otros únicamente para que no se les señale con el dedo acusador.
El mundo masculino educado en colegios de curas, en el que centra su obra Jordi Cadellans, en general se puede declinar en pasado perfecto, pero los hombres y mujeres de hoy, lo mamarón con la leche materna.
Era una sociedad fálica que situaba el honor del hombre entre las piernas de su madre, su mujer o sus hermanas. Si alguna de ellas disponía con liberta de su propio cuerpo, él como varón insuficiente por haberlo consentido, sería quien sufriría las mofas y los vacíos. Este miedo a la exclusión, le obligaba a ser un implacable cancerbero de todo miembro familiar susceptible de ser penetrado, y si se trataba de un varón, era motivo para plantearse mudarse de lugar, una vez expulsado el culpable de la deshonra, de una forma ruidosa, para dejar claro en que lado estaba.
Hay una imposición que no precisa de piedra ni palo, que es colocar al diferente en peligro permanente de expulsión del grupo, incluido el familiar, que genera un miedo que le paraliza.
Es una realidad que algunos a algunos varones, quiero creer que ahora en menor medida, compartir aula o espacio con personas que rompan sus esquemas masculinos, les produce un rechazo irracional. Materializado en una fobia insuperable que tiene una raíz dentro de ellos mismos, que tambalea la idea de su propia masculinidad, creando una animadversión similar al miedo, que no les permite soportar la feminidad en un hombre, y no ven otra salida que ridiculizarlo y golpearlo. Llegado al punto para humillarlos metiéndomelos por el ano palos o mangos de escoba, ni por las orejas, ni por la nariz, por el ano. Este hecho no es aislado, y siempre se cuenta con el silencio de la víctima, y la vista gorda del personal sanitario.
Si hay una idea que produce pánico en un heterosexual, es la posibilidad de ser penetrado, una idea que le puede mover el suelo que pisa, y ese es el único pero, que señalo de la obra.
La pieza que nos presenta Cadellans, tiene el ritmo lento en ascenso del buen teatro, porque más allá del tema a denunciar, cuenta con una interesante carpintería de suspense. Un suspense que se crea con pericia, porque ante cada sugerencia hay una respuesta. En la función no participan más que dos personajes, la alquimia de la intriga se vale únicamente de la palabra y del gesto.
En la imagen los actores Marc Ribera -Morales- y Sergi Cerbera -Torres- protagonistas únicos de “Here comes your man” -Aquí viene tu hombre- @garcifoto
Los dos personajes son Torres –Sergi Cervera– y Morales –Marc Ribera-. Se llaman por su apellido como era costumbre en los colegios donde se educaba a los hombres. Los ex alumnos se rencuentran porque comparten habitación en lo que fue el albergue de verano de su colegio, y a partir de ahora será una casa rural, la reunión se realiza cómo homenaje de despedida al padre tutor.
Las despedidas siempre invitan a hacer balance, y más si el recuentro se produce con alguien que hace 20 años que no ves. El dibujo de los personajes puede parecer un tópico, pero tiene tal similitud con los comportamientos reales, que es un acierto.
Torres –Sergi Cervera-, es un heterosexual de libro, quería ser futbolista, al final se avino a lo que quería su padre y es consultor de empresa. Está casado y conserva a los amigos del colegio, siguen jugando al fútbol como hacían en el patio del colegio, para después como dice el personaje “salir de su jaula”, y regresar a su camaradería de siempre entre sonoros abrazos, chistes, cervezas y copas.
Marc Ribera es Morales, el niño amanerado que iba al colegio al que tanto ridiculizaban Torres y su cuadrilla. Ahora es un actor de éxito que, si bien tiene asumida su tendencia sexual, conserva íntegros los ruidos internos, que no le permiten olvidar el irreparable daño que le causaron. Lo tiene presente porque conserva secuelas, como tiene presentes a los causantes con nombres y apellidos.
El rencuentro es tenso, muy tenso, a tal grado que Torres correrá a rencontrase con sus amigotes, y el actor en la intimidad mitigará su temblor tomando pastillas.
La segunda noche después de que Morales denuncie directamente el acoso y derribo al que le sometía su querido amigo, y de lograr que Torres verbalice su frustración, por haber renunciado a ser futbolista, y a casi todo por dar gusto a su padre, surge un extraño vínculo entre ambos, al grado de poder sincerarse con aparente libertad.
Es cierta su nueva relación o finge uno u otro, esa duda no se la voy a despejar, porque mi intención es que acudan a la sala a ver la función, y ese clima de confianza sirve para que conozcamos los detalles de la historia.
El tema de la homosexualidad con más frecuencia, y el del acoso con menos, han sido temas tratados en cine, teatro y televisión. Pero la función de Cadellans va más allá sin salirse del tema, porque Torres y Morales tienen mucho más en común de lo que parece -dejo muy aclaro que no les une su tendencia sexual-. Ambos han sufrido la limitación que les imponía una educación, que imponía sin peros, lo que se debía esperar de un hombre. La idea estaba inoculada con tal arraigo, que eran ellos mismos quienes no se permitían infringirla, y si lo hacían les empapaba como autocastigo el complejo de culpa.
También quiero señalar que el texto va más lejos de lo que la publicidad propone, y si alguien tiene intención de ver la obra por los desnudos, que vaya porque los hay, pero el reclamo debe orientar sobre lo que se va a ver y la representación es la que debe sorprender, y sorprende.
La dirección la firma el propio autor con Raül Tortosa, ambos son actores y se nota. Una dirección muy muy cuidada, rica en matiz, con unas líneas de movilidad marcadas para que los interpretes puedan realizar una representación ágil. Valiéndose de los objetos con los que cuenta la escenografía, para potenciar recursos, cómo el falso espejo o la chaqueta colgada en el respaldo de una silla.
Morales -Marc Ribera- y Torres -Sergi Cerbera- tienen más en común de lo que creen en principio @garcifoto
La interpretación de Marc Ribera y Sergi Cervera, está perfectamente ajustada, realizan un trabajo mimético con sus personajes, a tal punto, que sin dificultad alguna identificas a los Torres y a los Morales, con los que todos nos hemos topado por la vida.
Here comes your man –Aquí viene tu hombre-, se estrenó en la Sala Tarambana, en diciembre de 2021 y está programada los sábados y domingos hasta el el 22 de diciembre de 2024, más información AQUÍ

En la imagen el actor Marc Ribera -Morales-, el autor y director Jordi Cadellans, el actor Sergi Cervera -Torres- y el codirector Raül Tortosa responsables de “Here comes your man” -Aquí viene tu hombre- @garcifoto
Dramaturgia Jordi Cadellans Dirección Jordi Cadellans y Raül Tortosa Reparto Sergi Cervera es Torres y Marc Ribera es Morales Diseño de escenografía e iluminación Ricard Martí y Sergi Cervera Vestuario Tarambana Espectáculos Iluminación y espacio sonoro Betho Carvajal y Sara Esquivel Composición musical Momo Cortés Diseño gráfico y cartel: David Bonacho y Óscar Jarque Fotografía Antonio Garci Producción ejecutiva Nacho Bonacho Distribución: IB Management Prensa Lemon Press.