En la imagen los actores Juanma Lara y Roberta Pasquinucci, en un momento de la representación de Hambre, se ama como se come, de Renato Gabrielli, puesta en escena por Ignasi Vidal. Foto de Jacobo Medrano.
Por Luis Muñoz Díez
Hambre, se ama como se come de Renato Gabrielli, se reestrena el 7 de enero de 2020 en el Teatro Lara de Madrid, bajo la primorosa dirección de Ignasi Vidal. Renato Gabrielli título su obra: Tre -Una storia d’amore, y es Roberta Pasquinucci, quien retitula la obra, y la traduce al castellano, contado con un asesor dramatúrgico de lujo: José Sanchis Sinisterra.
En Revista Tarántula hemos querido saber más de este esmerado montaje, sabemos que se ha mimado hasta el último detalle, por lo que recogemos las palabras de Renato Gabrielli, Ignasi Vidal y Roberta Pasquinucci.
Roberta Pasquinucci está entusiasma con Hambre, se ama como se come, y nos dice:
“Tre, una storia d’amore”. Así se llamaba “El Hambre” cuando llegó a mis manos. Hace ya tres años, cuando empezó mi relación con este texto y la aventura que ha conllevado. Renato Gabrielli, el autor, suele decirme que nunca nadie se empeñó tanto para llevar una obra suya a escena, con una expresión entre lo extrañado y lo admirado por mi “deslumbrante testarudez”, como diría el personaje masculino de El Hambre. Porque el lenguaje, el registro que utilizó en este texto es una joya preciosa y fascinantemente compleja. Substantivos con no menos de tres adjetivos, adverbios a profusión, relativas que se enroscan en un rápido torbellino donde los niveles de pensamiento, acción y sensación se muestran en rápida alternancia desarrollando la narración. Justo en un taller sobre narraturgia se me acercó un día José Sanchis Sinisterra diciéndome si quería echar un vistazo a un texto que le había enviado un amigo suyo italiano…Tre.
Y efectivamente, le eché un vistazo y me enamoré de esta historia extraña, cautivadora, maravillosamente escrita, que con mucho sentido del humor habla de soledad, de extremismos, de buen gusto. Cuantas noches he pasado pensando en como conciliar el contenido con la sonoridad de las palabras, el símbolo y el signo, el significado con el significante. Ha sido un trabajo intenso y a la vez gratificante.
Seguramente divertido. José y yo nos reunimos para corregir los distintos borradores de mi adaptación, nos desafiamos a encontrar la palabra perfecta, nos reímos mucho de las locuras sagaces de Renato. Y de las nuestras también.
Espero que el Teatro Lara se convierta en una plataforma de difusión de este texto tan especial y de su estupendo montaje, creado por Ignasi Vidal que, por primera vez, dirige un texto no escrito por él mismo. Tengo muchímas ganas de que el público se acerque al Teatro Lara para disfrutar con nosotros de este texto tan original y de este montaje tan atrevido.
Ignasi Vidal, se ha encargado de la dirección de Hambre, se ama como se come, como nos apuntaba Roberta es la primera vez que dirige un texto ajeno, y dice de la pieza:
El Hambre es un delicado y atrevido experimento dramatúrgico, donde la línea de pensamiento se mezcla con el diálogo, algo que desafía a los actores y al director a la hora de lograr una puesta ágil y fácil de comprender. El Hambre es, así mismo, una bella vivencia y una ironía que se convierte en una amarga reflexión, en una especie de viaje en la mente de un hombre. El Hambre es también la historia de una soledad que se podría encontrar en una jornada de agobiante calor de finales de verano.
Lo que sucede en la mesa de un bar con aire acondicionado, es un diálogo delirante entre una activista política y un profesor de filología románica, hombre tímido y recluido en el ambiente universitario de investigación, encuentros fugaces y clases.

Los actores Roberta Pasquinucci y Juanma Lara, en un momento de la representación de Hambre, se ama como se come. Foto Jacobo Medrano
Pero lo que hace que el profesor sea un héroe a los ojos de la mujer es su singular hobby. Lo que se consume, a parte del aperitivo y de los sugerentes tentempiés, es una, más o menos, velada opera de seducción, trazada sobre el hilo del exceso y la posesión como totalidad.
Renato Gabrielli entrelaza en su propuesta diversos planos: la seducción y el cortejo, en el clásico triángulo amoroso “él, ella y el otro”, y el plano de la pertenencia política, entendida como una afición partidista algo obtusa. por ello, la única rebelión que esta activista puede llevar a cabo, el único acto revolucionario, es ofrecer su propia carne como sacrificio de un amor superior.
Renato Gabrielli es el autor de Hambre, se ama como se come, y define su obra como: Un deseo de devorar
El título italiano de esta comedia mía de hace unos diez años, “Tre – Una storia d’amore”, ponía en evidencia la geometría torcida de las relaciones entre sus personajes: un profesor de filología románica con un “hobby” inquietante y misterioso, una joven e insidiosa admiradora suya y el silencioso camarero del álgido bar donde tiene lugar, en una calurosa jornada de agosto, su primer encuentro.
Ahora, me parece todavía más acertado el título propuesto por Roberta Pasquinucci para su versión española. Porque el hambre, en sentido real y metafórico, es lo que más profundamente caracteriza a nivel temático esta partitura dramatúrgica. Un deseo devorador, monstruoso, que late bajo la piel, poniendo en riesgo las convenciones, el decoro, la convivencia, la vida misma. Y se manifiesta, con efecto paradójico, justo en el medio de un ritual social de fachada alegre y pseudo-elegante, el cóctel con aperitivos, el sedicente “happy hour” que tiene la marca de fábrica de la ciudad en la que vivo, Milán.
La comedia no contiene acotaciones de espacio y movimiento: he querido dejar a quienes las pusieran en escena una gran libertad, que se extiende hasta la opción de confiar o no a un actor o bailarín el papel mudo del camarero. A diferencia de Sabrina Sinatti, directora del espectáculo italiano, y de Graham Eatough, que posteriormente cuidó su versión en inglés, Ignasi Vidal ha decidido convertir el camarero una pura función del pensamiento de los otros dos personajes. En su puesta esencial y rigurosa, en la que nada de lo que se dice se muestra, más bien –como siempre debería ocurrir en el teatro – se invita el público a encender su propia imaginación, esa elección resulta coherente y eficaz. Con una ductilidad expresiva y un entendimiento mutuo realmente admirables, Juanma Lara y Roberta Pasquinucci atraviesan mi texto revalorizando cada uno de sus matices. Ciertos cambios de registro, con rápidas transiciones de lo lírico a lo grotesco, sólo los pueden gestionar actores de gran clase.
Los actores Juanma Lara y Roberta Pasquinucci, en un momento de la representación de Hambre, se ama como se come. Foto Jacobo Medrano
Como pienso que le ocurre a todo dramaturgo cuando ve sus textos puestos en escena con amor y respeto, la noche del estreno madrileño, en el Teatro del Barrio, estaba contento y emocionado; incluso más porque estaba presente en la sala también José Sanchis Sinisterra, que hace cuatro años se interesó en “Tre – Una storia d’amore” aconsejando su lectura a Roberta Pasquinucci y haciendo así posible esta nueva bella aventura teatral.
A él, como a toda la compañía de “El Hambre”, va toda mi sentida gratitud.
Titulo El Hambre, se ama como se come Autor Renato Gabrielli Dirección Ignasi Vidal Asesor dramatúrgico José Sanchis Sinisterra Reparto Juanma Lara y Roberta Pasquinucci Compañía Jeloudoli Diseño de iluminación Felipe Ramos Espacio Sonoro Marc Álvarez Escenografía Caja Negra Fotografía Jacobo Medrano Prensa María Díaz Producción Nacho Bustos, Arnaldo Gálvez, La Sarda Produce.
En cartel del 7 enero al 4 de febrero de 2020, en el Teatro Lara de Madrid, más información de fechas horarios y compra de entradas aquí.