Gilda en los Andes, de Fernando Marañón, es una novela en homenaje al cine

Gilda en los Andes, de Fernando Marañón, es una novela en homenaje al cine

En la imagen el autor Fernado Marañón, en un fragmento de una foto que, vista completa, es una declaración de amor al Cine.

Por Luis Muñoz Díez

Acaba de salir GILDA EN LOS ANDES, novela de Fernando Marañón que ha editado Berenice. Por ella transitan un director de Filmoteca, un director de cine, muchos cinéfilos de a pie, servicios de espionaje poco frecuentados, escenarios con mucha solera…

Hablo con el autor de la curiosa dualidad novela-cine que esta narración nos propone, de lugares reales o imaginarios, estrellas de cine y algunas cosas más.

Viendo el título y un poco su argumento, se deduce que GILDA EN LOS ANDES es una novela que homenajea al cine. Como novelista ¿no te parece darle alas a la competencia?

Con las pantallas no se puede competir. Ni con las de cine, ni con las de la televisión, el ordenador o el teléfono móvil. Pero quien quiera seguir leyendo novelas lo hará. Se trata de que la historia y la forma en la que está contada le guste, sin más. El tema que sirve de fondo también tiene que ver con sus gustos, pero como lector cualquiera puede entrarle a una novela histórica, a una novela negra, a una de amor, a una de viajes, a una de espías… y GILDA EN LOS ANDES tiene algo de todo eso, aunque los personajes y el asunto estén relacionados con el cine.  Además, siempre puede alguien comprar los derechos de la novela para hacer la adaptación cinematográfica y redondeamos el círculo (jajaja).

¿De dónde te has sacado una Filmoteca de Cádiz?

De la imaginación. Allí no existe Filmoteca alguna. Ni siquiera una filial de la de Andalucía. Por eso la mía está ubicada allí. Bueno, por eso y porque quería una ciudad pequeña, singular y con mucho encanto. Cádiz cumple todos esos requisitos y más. Los gaditanos son especiales, los personajes españoles de mi novela quería que también lo fueran. Con Cádiz todo eran ventajas.

¿Y esa otra cara de la moneda, el Círculo Polar Ártico?

Conozco muchos lugares del norte de Europa y una de las mejores fuentes de inspiración son los viajes. También adornan bellamente la historia: los trenes, los aeropuertos, los hoteles, el paisaje, las nieves eternas… Cuando los personajes atraviesan esa clase de espacios todo se vuelve más literario y cinematográfico, inevitablemente. Además está la noche polar, dos meses de oscuridad en los que no sale el sol. El cine se ve en la oscuridad. Por eso me parecían el lugar y la luz perfectos para esta historia.

Aunque estos son los escenarios más recurrentes, también salen Copenhague, Roma, Londres, París. ¿Le sientan bien a una novela donde hay unos cuantos espías cazando secretos?

Sí, claro. La intriga siempre necesita una atmósfera adecuada. A veces basta un solo lugar con unas cualidades muy marcadas, por legendarias o por novedosas. En otros casos, como el de GILDA EN LOS ANDES, con referencias cinematográficas evidentes, creo que cuanto más internacional es la peripecia más disfruta el lector, y yo escribiendo. Además, al narrarlo, ese ir y venir te permite también ajustar los tiempos necesarios para que cada personaje actúe, antes de fijarte en lo que hace otro en un lugar diferente. Confío que eso también impulse a los lectores en su viaje.

¿Cuántos protagonistas tiene la novela? Hay bastantes personajes con peso

Si nos ponemos puristas, dos: El director de la Filmoteca de Cádiz y el director de cine danés. Pero en realidad podríamos añadir más. Lo que pasa es que en el cine optarían a intérpretes de reparto, galán cómico, amigo o chica del protagonista y así. Pero cuando llegas al final del libro te das cuenta de que hay personajes que cuentan más de lo que en principio parece. No vamos a hacer spoiler (jeje).

¿Alguna escena está ahí simplemente por qué te gusta o todas apuntalan la trama de la narración?

Supongo que cada lector emitirá juicio en eso. Yo creo que todas apuntalan tramas o sub-tramas, aunque admito que alguna de ellas podría suprimirse en esos términos. Pero la lectura tiene que tener momentos de puro disfrute lector, como las películas tienen panorámicas, música en los créditos y otros detalles que no parecen imprescindibles, pero se saborean. El cine hollywoodiense suele ser más práctico en eso. Pero aquí no nos quedamos sólo con Hollywood, aunque bien que les gustaría.

Es verdad. Entre los nombres ilustres que desfilan por GILDA EN LOS ANDES, aparte de Rita Hayworth y otros grandes de la Meca del Cine, salen a relucir Rossellini y Truffaut, Buñuel, Berlanga, Garci o Fernán Gómez, Jeanne Moreau, Sara Montiel, Paco Rabal, Luis Escobar, Cantinflas, Catherine Deneuve, Federico Fellini, Almodóvar, Lars Von Trier…

Lars,… ¡puf!, espero que si alguna vez la novela se traduce y cae en sus manos, Von Trier tenga sentido del humor. Me gusta el contrapunto que hace con mi director danés de ficción. Para él es su némesis. En realidad los quiero a los dos, y espero que se perciba así. Aunque a Von Trier un poco menos, claro. Me iría antes de cañas con mi danés que con Lars (jajaja)

¿Y luego están Ava Gardner, Orson Welles, John Huston, Scarlett Johansson, Starwars, Casablanca, Gilda, 55 días en Pekín, El hombre que pudo reinar, Los vengadores, La vida de Pi… Cómo armonizan referentes tan dispares?

El cine no tiene edad. El bueno, claro, hay cosas que envejecen enseguida. Pero no todas las películas e intérpretes que se mencionan están ahí porque a mí me apasionen. Algunos simplemente son útiles a la narración. Aunque no he pretendido cebarme con nadie. De un modo u otro, todos me han regalado horas de diversión, reflexión o lo que tocara y a todos quiero rendir homenaje. Si tuviera Filmoteca y recursos, conservaría lo que ha hecho cada uno.

Es una novela con final claro, pero algunos personajes parece que dan para más,…

Sí, para mí lo importante con eso personajes, cuando no eran protagonistas evidentes, era que tuviesen escenas clave en las que lucirse. Pero si te refieres a algún protagonista, estoy trabajando en una nueva aventura. Cinéfila, claro, aunque le hagamos propaganda a la competencia.

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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