En la imagen las actrices Alicia Montesquiu, Alicia Cabrera y Ana Turpin, dos hermanas y una novia para “Las hermanas de Manolete” de Alicia Montesquiu, con dirección de Gabriel Olivares Fotos Javier Biosca
Por Luis Muñoz Díez
Las hermanas de Manolete, es un drama escrito por Alicia Montesquiu, con dirección de un mago de las atmósferas teatrales, como es el director Gabriel Olivares. Escribo que se trata de un drama, porque habla de la muerte y el desamor, pero como alrededor de la muérete y el desamor, se abre paso imperiosa la vida, el drama en la pieza toma el tono de comedia negra, con su carga de ironía, y de comedia picara, carnal, pura y dura, como la vida misma. Sus protagonistas son tres mujeres de carne y hueso, unidas al nombre de Manolete, el tercer califa de córdoba», el torero que a los treinta años murió en la arena de plaza de Linares, en el ejercicio de su oficio de matador.
A partir de ahí el matador se vuelve mito, idealizado. Trabajando sin tregua a favor de la leyenda, se teje una cortina que oculte cualquier realidad que reste brillo al elegido. Para llorarle dos mujeres, su madre doña Angustias, y su novia Lupe Sino, que en un ejercicio de estilismo romántico popular, imaginó, que murió de pena.
Alicia Montesquiu no pretende derribar el mito, pero sí poner luz de día, sobre las dos hermanas, la novia del matador, y su sacrosanta madre. Imagina un encuentro en que se verbalizan las intenciones y la identidad de las tres mujeres.
Para sorpresa del espectador las tres mujeres caminaron un sendero similar. Unas legitimadas en pos del triunfo de su hermano, y la otra por mera supervivencia. La vieja Europa con su tradición judeo cristiana ha amparado que, el fin justifica los medios, y si el fin es noble, los medios para llegar a él, se consideran simples daños colaterales. Un hecho constatable en biografías de folclóricas, y de otros, que no se dedican al cante.
La autora y el director nos presentan el encuentro, para restar hiero al drama, como si se tratase de un rodaje cinematográfico. Incluso un director guía y corrige la interpretación, propiciando el juego onírico del delgado límite que separa lo vivido con lo imaginado.
No quiero desvelar nada de la trama, porque mi intención es que acudan a una representación, y la disfruten porque es realmente deliciosa. Únicamente apuntaré que Lupe Sino no murió de pena, que era una mujer dura a la fuerza, que «vivió con pena» que es muy distinto. En sus últimos momentos recreó este encuentro, en que se muestra una Lupe generosa, con las ideas muy claras, como cuando un personaje que ha logrado el éxito, escribe sus memorias conociendo el feliz desenlace, en que todas las decisiones que tomó, las reconoce como acertadas.
Ana Turpin se encarga con todo acierto de construir el personaje de la bella Lupe Sino. La autora Alicia Montesquiu se reserva el papel la hermana mayor, una mujer tozuda que actúa al dictado de una lección, enseñada con inclemente tiranía, por quién está llamado a protegerte, y a la pequeña mas carnal, más libre, quizá porque la mayor se llevó la peor parte, que le hace caminar tocando tierra la actriz Alicia Cabrera.
Ana Turpin redondea un personaje redondo de por sí, su personaje pasado por el tamiz de Montesquiu, no tiene sombras, ni mácula, logrando un personaje que enamora. Lupe el gran amor del mito, y él, la quiso tal y como era, aunque la sombra oscura y alargada de su madre, pudo más que la luz de su amor.
Las dos hermanas, chismosas y algo resentidas, son dos pedazo de pan. Unas mujeres a las que se les ha negado valía y dignidad. Cumplieron su labor en pos del triunfo de un hermano, que tampoco les supo dar el sitio que su madre directamente les arrebató.
La obra es un drama negro y surrealista por momentos roza la hipérbole, como cuando la hermana pequeña para demostrar sus dotes de locutora ante Lupe, narra la capilla ardiente, el cortejo fúnebre y posterior entierro de su hermano. Como si la tragedia no fuera con ella y, en cierta medida no va con ella, la vida demanda vida. Ella de alguna forma tiene que encontrar un punto de flotación, por eso en medio del drama en general, se despiertan los deseos de la carne, y la imperiosa necesidad de reírse, aunque sea del propio drama, en un acto redentor.
Las hermanas encarnadas por Alicia Montesquiu y Alicia Cabrera, despiertan ternura y risa cómplice, ante el disparate en que viven instaladas, porque nadie se ha ocupado de enseñarles el tamaño de las cosas, no era conveniente porque hubieran sido menos obedientes.
Lupe lleva la historia hasta un final, pero en el último momento evita que sea una tragedia. Les salva relativamente, porque las hermanas en su educación han sufrido daños irreparables que les impiden tomar decisiones por sí mismas.
El texto de Montesquiu, la dirección de Gabriel Olivares, y la interpretación de la propia Alicia Montesquiu, Alicia Cabrera y Ana Turpin se deslizan sobre sobre el drama, con la distancia que proporciona la ironía, conjurando la risa.
La garantía de que realizan un buen trabajo está, en que no sientes ajeno nada de lo que ocurre en el escenario, y se establece una corriente de complicidad con estas mujeres hermanas que caminan como pato sin cabeza.
Al salir de la sala sabrán cual fue el verdadero «sino», de las hermanas de Manolete, y que el maestro no murió de purísima y oro, como lo imaginó Joaquín Sabina. De cual era la situación de la mujer en la hambruna sangrienta de la larga posguerra, no conocerán mucho más de lo que ya sabían, pero la pieza de Montesquiu es un acertado suma y sigue, porque nunca serán suficientes las veces que se tendrán que repetir creencias y costumbres, que anidaron tanta culpabilidad en quien realmente eran víctimas, para que se instale en el inconsciente colectivo, y se pueda declinar semejante atropello en pasado perfecto.
Cómo les decía más arriba, les animo a que acudan a una función para conocer a Las hermanas de Manolete y a la bella Lupe Sino, sentirán respeto y reirán con ellas.
Las hermanas de Manolete, restaron el 8, de enero de 2022, y permaneció en cartel hasta el 30 de enero, en Teatro Fernán Gómez Sala Jardiel Poncela, del Teatro Ferrnán Gómez de Madrid
En cartel hasta el 6 de enero de 2023 en el Teatro Maravillas de -Madrid-, más información de fechas horarios y compra de entradas AQUÍ.
Texto: Alicia Montesquiu Dirección: Gabriel Olivares Reparto: Alicia Montesquiu, Alicia Cabrera y Ana Turpin
Escenografía: Marta Guedán Vestuario: Mario Pinilla Iluminación: Carlos Alzueta Espacio sonoro: Ricardo Rey Ayudante de dirección: Jesús Redondo Asesoría vocal: Yolanda Ulloa Asesoría de movimiento: Andrés Acevedo Fotografía cartelería: Javier Biosca Fotografía y vídeo de escena: Nacho Peña Diseño gráfico: Javier Biosca y Sergio Avargues Producción: ElReló en colaboración con TeatroLAB Madrid Producción ejecutiva: Gaspar Soria