Leo Rivera es -Simón- Gabriel Olivares es -Tomás Torres-, en «Yo soy Hamlet», de Richard James, dirigida por Gabriel Olivares para El reló Producciones
Por Luis Muñoz Díez
Yo soy Hamlet, de Richard James dirigida por Gabriel Olivares, e interpretada por el director y Leo Rivera. Un trabajo que rompe la leyenda de que una obra dirigida por un buen director que también es actor, todos los actores estarán bien dirigidos, menos él. Pues, este no es el caso, es más, y lo escribo más abajo, parte del éxito del montaje es la energía que surge de este conjunto disjunto, que representan Leo Rivera y Gabriel Olivares, sobre el escenario.
Tomás Torres se siente ungido por todos los dioses que bendicen el teatro en general, y a sus directores de escena en particular. Intenta poner en escena un Hamlet, pero el protagonista quiere que retrase los ensayos de la función dos semanas, y ahí duele porque Tomás cobra por su trabajo como director, pero la compañía es de aficionados y semi-profesional, por lo que no puede ejercer la potestad que tendría si a la compañía que dirige no llevara el prefijo de “semi” antes de profesional, pero él se siente el director, y después de prescindir de él, cae en no hay sustituto.
El director herido en por todos los flancos de su orgullo de artista, se encuentra en la Sala donde dirige y representan, y allí le sorprende Simón. Un joven que dice ir para hacerse cargo del papel de Hamlet, ante tal aplomo el director se interesa por cual es su experiencia como actor, el joven le dice que la suficiente porque en el colegio anuncio por megafonía la alineación de los jugadores en un partido. Tomás sin salir de su asombro le pregunta si conoce el texto de Shakespeare, y el afirma que, claro, porque ha visto la película de El rey León.

Leo Rivera es -Simón- Gabriel Olivares es -Tomás Torres-, en «Yo soy Hamlet», de Richard James, dirigida por Gabriel Olivares
El director en un ejercicio de paciencia suprema le dice que Hamlet es el protagonista y que hay otros personajes más pequeños, e incluso en el teatro hay otros oficios que no son el de actor. Simón después de escuchar lo anterior, ni lo piensa, agarra su chubasquero amarillo, y mientras se va, le dice que no, que si hace Hamlet, bien, pero que sino, no le interesa.
En la mirada de superioridad de Tomás ante el chico, empieza a hacer mella la actitud inasequible al desaliento, y ante su insistencia le dirá que lea un monólogo de la obra, y lo hace mal, sin remisión alguna, pero el aspirante liará al director para seguir con el experimento, en que llegado el momento será Simón el que le diga a Tomás, que es él, quién hace mal el papel de padre fantasma, y que sino, lo ve algo infantil en eso de disfrazarse y blandir una espada plástico, como la de La guerra de las galaxias, y creerse quien no es, como los niños cuando juegan.
La obra camina por todos los géneros teatrales posibles, en un ejercicio de hacer teatro dentro del teatro. Llegando a no poder deslindar, lo que es real dentro de la ficción o viceversa. Autor, director y actores jugaran con nosotros desde el minuto cero al final de la representación, sugiriendo que somos sus cómplices, cuando la realidad es que nos siguen engañando con su juego.

En la imagen los actores Gabriel Olivares y Leo Rivera, en «Yo soy Hamlet», de Richard James, dirigida por Gabriel Olivares para El reló Produciones
La obra significa el debut del director, como actor, y en otro juego meta teatral hace de director, su profesión real, y lo hace con la credibilidad de quien representa quién es, sin el artificio de recrear un personaje. En la ficción representa un director de teatro al que el capricho de un actor le ha frustrado un proyecto, y tiene que aguantar con paciencia como un joven ningunea una profesión para él sagrada, de la que el joven en principio lo desconoce todo, es fácil de imaginar que Olivares como director y docente, nada de lo que dice Simón le resultará ajeno.
También es un juego que el actor Leo Rivera, represente a un actor en principio tan negado para el ofició, y hay que reconocerle el mérito infinito que tiene decir tan mal un texto, que casi duele al recibirlo el oído, cuando se saber decir, de una manera impecable, como es habitual en las interpretaciones de Leo.
Gabriel Olivares y Leo Rivera, son unos compañeros de viaje espléndidos en su marcada diferencia, pero tan complementaria como la pieza del puzzle que se acopla como precisión a la siguiente. Sin duda gran parte de la intriga y el desconcierto creado cuando creemos saber, e ignoramos, la propicia la interpretación.
La razón por la que se han alineado los planetas para que se materialice el encuentro de Tomás y Simón en esa sala off, cuál es el camino, y el final del viaje. Lo tendréis que descubrir asistiendo a una representación, lo que os recomiendo con insistencia porque además de pasar un buen rato, la función permite posicionarte, augurar, y creer que juegas en compañía, cuando en realidad lo haces con unos amigos imaginarios.
Yo soy Hamlet, de Richard James, con dirección de Gabriel Olivares e interpretada por el director, y el actor Leo Rivera, está programada lunes alternos, en el teatro Reina Victoria -Madrid-, mas información AQUI.