“El arte no es un espejo para reflejar la realidad,
sino un martillo para darle forma”
Bertolt Brecht
Se viene al mundo abriendo un telón entre las piernas de la madre. Comienza la función. Ante nosotros una obra cómico-dramática llamada Vida.
Porque así es el juego de vivir, una función dividida en tantos actos como uno quiera, llena de posibilidades y de giros. Y yo he elegido desentrañar los misterios y aventuras que guarda esta gran obra, analizar todas las frases que contiene este guión, (el único texto en el que sus personajes son los encargados de escribir lo que va a suceder) investigando lo que se esconde entre lineas. Y para este viaje a través del misterio voy yo y elijo entregarme a la nave de la escena, que sea el teatro y sus venas las que iluminan el laberinto o la salida de la caverna. Como decía Tarkovski “Creo que sólo el arte puede definir y conocer lo absoluto”.
¿Por qué?: Porque la libertad parece mirarte a los ojos durante el tiempo que uno hila teatro; porque a través del teatro se conoce a la persona y lo que ésta siente, y lo más importante: por qué y para qué esta persona siente; porque el teatro es el canto de lo que la calle grita; porque la magia existe y el teatro lo demuestra; porque el niño danza sobre nuestro pecho cuando el teatro te arropa; porque es la escena el lugar donde se da la alquimia de todas las artes; porque soy más yo cuando hago lo que realmente deseo, que es vivir del teatro, de la escena; Porque en teatro se trabaja en común, que es la única forma en la que creo que este mundo puede salir a delante: uniendo fuerzas; entregando nuestra mano y agarrando la ajena; reconociéndose en la otra mirada; confiando, siempre, en la bondad de los desconocidos.
Escribo teatro porque creo en las bocas, en las que no callan, en las que no pueden evitar decir lo que sienten y padecen; porque necesito encontrar el verbo que active lo que tragan mis ojos, la necesidad de poner nombre propio al dolor, a la risa, al llanto, a la locura, a la indignación, a la injusticia, al amor o a la amistad.

Habrá quien diga – ya está otro hombre hablando por las mujeres- Pero ¿Y si mi cuerpo de hombre emanara feminidad por todos los poros?
Creo cuerpos ficticios para rellenar los huecos olvidados de la realidad. Y sí, siempre llevan nombre de mujer. Tal vez porque me he criado rodeado por ellas constantemente, o quizás, porque a lo largo de la historia ha sido la voz de la mujer la silenciada, la amordazada o reducida a escombros. Dice Lorca en Doña Rosita la Soltera: “Ese es el defecto de las mujeres decentes de estas tierras. ¡No hablar! ¡No hablamos y tenemos que hacerlo!”.
Y habrá quien diga – ya está otro hombre hablando por las mujeres- Pero ¿Y si mi cuerpo de hombre emanara feminidad por todos los poros? ¿Y si ser hombre o mujer diese igual, si lo importante fuese ser, sin más? Yo escribo y hablo de personas, y elijo, por aquello de la libertad, poner mis palabras en boca de mujeres, de todas aquella que me viven dentro.

Arturo Sánchez Velasco a partir del 2 de abril de 2015 con el estreno de su obra «Fin.Ladia» será Arturo Babel
Y una de esas voces se llama Ane, “treinta y un años, joven y disciplinada”. Mujer de manos quemadas por el frío que instala la venganza en el cuerpo. Una de las pieles más complicadas en las que me he metido. No es fácil trabajar desde la ira. “¿Ve mis labios? Se están quedando finos de jugar con el odio. No hay quien los pinte luego”, dice Ane en un momento dado. Un personaje recubierto de la maldad que los antecedentes le han ido incorporando, a modo de vestido, durante su fría e intensa vida. En Fin.Landia el público asiste al proceso donde esta mujer relata cómo las circunstancias la han ido empujando a esta tierra del fin, el lugar donde ahora se encuentra. Pero no hemos querido crear un personaje que se defina sólo por su lado oscuro. Y digo hemos porque nada de lo que se pueda vivir en esta obra hubiera sido posible sin la dirección de Darío Sigco, o sin la interpretación de Irene Galán. Nuestra intención es mostrar todas las gamas que llevan a alguien a actuar de determinada forma, el viaje interno hacia la oscuridad. Hacemos que el público se identifiquen, en un primer momento, con Ane, para más tarde distanciarle de ella. El camino que queda entre ambos puntos hace que el espectador pueda ver que, al fin y al cabo, todos somos humanos, por deleznables que sean nuestros actos. Todos somos víctimas y verdugos al mismo tiempo, lo único que, dependiendo del momento, jugamos un papel u otro. Nosotros no juzgamos al personaje, sólo presentamos su biografía.

La actriz Irene Galán, dirigida por Darío Sigco en «Fin.Ladia» del autor Arturo Sánchez Velasco ahora Arturo Babel
Fin.Landia también se carga de política, para ser más concreto, de las manos encargadas de desarrollar la política que ha ido cosiendo la historia de este mundo que pisamos. El país en el que se sitúa podría ser cualquiera; la ciudad de la que habla no tiene nombre reconocible (de hecho, el conjunto de estas calles se llama La Ciudad Sin Nombre).
Y esta obra sería uno de los ejemplos de por qué escribo, de por qué decido embarcarme en la dificultad de perseguir mi sueño (que es expresarme a través del arte escénico) en un país que no ayuda a que sus ciudadanos alcancen sus propias expectativas, que dificulta el hecho de ser lo que esperamos de nosotros mismos, que nos arranca libertades. Fin.Landia explica por qué no descanso, por qué no me rindo en esta encrucijada que nos empuja a la precariedad. Haber trabajado en Fin.Landia es apostar por lo que creo (la lucha empieza por uno mismo, nadie lo hará por nosotros) Dice Javier Ruibal en una de sus canciones, poniendo letra al gran Erik Satie “ Y quién no da la vida por un sueño”. El teatro no puede parar, al igual que las palabras y las ideas.
Fin.Ladia de Arturo Babel, antes Sánchez Velasco, dirigida por Darío Sigco, interpretada por Irene Galán. Se estrena el 2 de abril de 2015 en LaNao8, Madrid y estará en cartel todos los jueves de abril a las 22.00 horas / Prensa de Fin.Landia Moviendo Teatro Waldo Rosales
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