Tras muchos años de preparación por fin sale a la luz La banda Picasso, la última película del incombustible Fernando Colomo que esta semana se presenta en Madrid. A la rueda de prensa convocada para los medios acuden él, su productora Beatriz de la Gándara, y cinco de sus actores principales: El joven malagueño Ignacio Mateos, que interpreta en esta película a Picasso; Jordi Vilches, responsable de dar vida al escultor Manolo Hugué, amigo del pintor; así como los franceses Pierre Bénézit, que encarna al poeta Guillaume Apollinaire; la actriz Raphaëlle Agogué, que da vida a Fernande Olivier, primera pareja de Picasso, y Eszter Tompa, en la piel de Alice Tocklas, la compañera sentimental de la escritora y poetisa Gertrude Stein. Mientras se acomodan en sus asientos escuchamos hablar a los integrantes de este equipo. Los idiomas español y francés se suceden en la mesa minutos antes de comenzar la presentación. Estamos ante un reparto no sólo coral, sino además claramente internacional. Sin embargo no están todos. Se nos comunica que el resto de actores no han podido acudir a esta presentación por encontrarse aún en París, dado que los vuelos a Madrid han tenido que ser suspendidos debido a las malas condiciones climatológicas.
La banda Picasso nos acerca un poco más a este icono del siglo XX, a ese joven Pablo Ruiz Picasso que afincado en París y rodeado de aquellos amigos que marcarían para siempre su juventud, comenzaba una de las etapas más importantes de toda su carrera, una etapa que vendría marcada por la creación de uno de sus cuadros más emblamáticos: Las señoritas de Avignon, así como por el robo en el musero del Louvre del cuadro más famoso de todo el planeta: La Gioconda.
La banda Picasso se erige como una producción destacada dentro de la filmografía de Fernando Colomo. Él mismo reconoce que se trata de una película importante.
Fernando Colomo:
Para mí La banda Picasso es una película especial. He hecho veinte películas pero ésta no es una película más. Le he dedicado muchísimo tiempo. Han sido ocho años con el trabajo de guión y dos más de rodaje y de postproducción. Ha sido también la potproducción más larga que hemos hecho porque hay bastantes efectos especiales. Por otra parte me he obligado a aprender francés para poder hacerla. Y es que ésta es una historia internacional. Creo que por primera vez me he visto en un rodaje en el que se hablaban cuatro o cinco idiomas. Se hablaba español y francés básicamente, pero también húngaro porque el equipo técnico era húngaro, así como inglés, alemán, italiano… Ha sido un rodaje en ese sentido muy especial, muy estudiado. Hemos hecho unas virguerías increíbles con el presupuesto. Había momentos en los que éramos 120 personas de equipo más figuración. A veces podíamos ser 300 personas allí. También por primera vez he hecho storyboard, y además con colores para ganar tiempo. Es una película que está rodada en seis semanas y media. Seis semanas el rodaje principal y luego media semana rodando en París con equipo reducido.
Pese a que La banda Picasso nos habla de la etapa parisina de Pablo Ruiz Picasso, pese a que parte de la misma se ha rodado en París y casi integramente en el idioma de Victor Hugo, Fernando Colomo no cree que su película sirva de homenaje al cine francés. Reconoce la importancia que para él siempre tuvo este cine pero no cree que en La banda Picasso se haya dejado influenciar por el mismo.
Fernando Colomo:
Mi vocación nace con el cine francés, con la nouvelle vague, concretamente con Los 400 golpes de Truffaut. Frente al cine americano, el cine francés me daba la oportunidad de hacer un cine creíble, un cine posible. Los 400 golpes te hablaba de unos personajes cercanos, te hablaba de un chico que tenía 14 o 15 años como yo cuando vi la película y eso me descubrió que el cine también podía ser una forma de hablar de las cosas cotidianas y de expresarte de una forma sencilla. Sin embargo éste no es el caso de La banda Picasso, que es sin duda una película muy construida y muy elaborada.
Como no podía ser de otro modo nada de todo esto hubiese sido posible sin un gran equipo detrás. Fernando Colomo nos habla orgulloso de él, especialmente de todos sus actores.
Fernando Colomo:
Creo que el trabajo de Jose Luis Alcaine en la fotografía y de Patrice Vermette en la dirección artistica es impresionante, además he tenido la suerte de rodearme de estos actores maravillosos. Sobre todo estoy muy contento porque en el rodaje se creó un ambiente muy bueno. Se creó realmente una banda, «la banda de los actores» y eso a mí me facilitó muchísimo el trabajo. Si los actores no hubiesen sido tan entusiastas, tan colaboradores no podríamos haber hecho esta película en este tiempo record. Se prestaron a ensayos antes. Estuvimos ensayando en París, grabábamos con mi cámara de fotos y teníamos la película muy estudiada porque sabíamos que en el momento de llegar al set no podíamos pararnos a pensar cómo sería cada personaje. Íbamos siempre a tiro hecho.
Pero el protagonista absoluto de esta película es sin duda Pablo Ruiz Picasso. Los motivos por los que Fernando Colomo recurre a este personaje vienen ya de muy atrás, prácticamente desde su adolescencia.
Fernando Colomo:
Picasso siempre me impresionó, desde que vi cuando tenía 14 o 15 años Las señoritas de Avignon. En aquella época de represión franquista, de pronto un niño abre un libro y ve este cuadro y no sabe si salir corriendo o guardárselo. Es un cuadro que creo me ha perseguido toda mi vida y quería descifrarlo e incluso pensé en terminarlo, porque el cuadro está sin terminar, pero a parte de que era una arrogancia enorme podía demandarme por ello la familia Picasso.
Importante hablar precisamente de la familia Picasso, pues la producción no podía hacerse a espaldas de ellos. Los derechos que dicha familia tienen sobre su imagen, así como sobre cada una de sus obras condicionaron la producción. Es por esta razón que al comienzo de la película ya vemos un texto que nos indica que nada de lo que vamos a ver se ajusta a la realidad de los hechos, sino que se trata, simplemente, de una ficción.
Fernando Colomo:
No hemos tenido problemas con la familia Picasso. Hemos llegado a un acuerdo porque en la película aparecen cuarenta cuadros de los que hemos pagado derechos. Esto a lo mejor se podía haber evitado, pero yo insistí mucho en que a pesar del poco presupuesto que teníamos era muy importante que se viera toda la obra de Picasso de ese periodo, que se viera para que se entendiera también lo que estaba haciendo. Lo que hizo Picasso en aquel tiempo era brutal, como pintar un cuadro como Las señoritas de Avignon, que quizá ya nos hayamos acostumbrado, pero del que no existía ningún precedente de ninguna pintura parecida. Picasso tuvo que enfrentarse a todos, se rieron de él, le hicieron bromas, el crítico más importante le dijo que tenía muy buena mano para la caricatura. Era importante ver la reacción de este tipo ante todo eso, cómo lo absorvió y quizá nos haga entender un poco la personalidad posterior de Picasso, un poco arrogante. Me interesaba mostrar este momento difícil que tenía, cuando sin hablar el francés, porque lo hablaba fatal, fue capaz de enfrentarse a todo el mundo y triunfar con sus estrategias. Ignacio (Mateos) lo habla mucho mejor. En la película nos dimos cuenta que tenía que hablarlo mejor porque si no aquello se ralentizaba. La película también habla de otras cosas, habla de la amistad y de una persona que en un momento dado prefiere el arte a la amistad. Entonces abandona a sus amigos porque su obsesión era el arte. Aquí se plantea algo que yo dejo abierto al espectador, para que considere hasta qué punto el arte es más importante o es más importante la vida.
Beatriz de la Gándara (productora):
El cartel que aparece al principio nos lo pusieron ellos por contrato. Nos pareció bien porque nos da un poco de libertad al no estar tan pegados a la realidad. Hubo una primera negociación para los cuadros. Negociamos con ellos y nos pusieron una serie de condiciones para el rodaje. No podía aparecer Picasso pintando un cuadro, sólo se podía ver el cuadro por detrás. Una serie de condiciones que cumplimos a rajatabla. Una vez hecha la pelicula había que enseñarla. Lo hicimos a través de la VEGAP, que es la Sociedad de derechos de autores artísticos. Ellos tenían que aprobar lo que se llaman los derechos morales, es decir, que no aparecía la figura de Picasso de ningún modo ofensivo o que a ellos les pudiese molestar. Afortunadamente vieron la película, dijeron que estaban muy contentos y que podíamos continuar adelante tanto con el título, La banda Picasso, como con la película y ahí ya por fin respiramos.
Fernando Colomo:
Esas condiciones no eran una tontería, tienen su lógica. Si tú ves a Ignacio que hace un trazo, un dibujo, ese trazo evidentemente no lo ha hecho Picasso sino que lo ha hecho Ignacio que además tampoco es pintor. La familia Picasso sobreprotege su obra y a mí me parece bien.
Sin duda meterse en la piel de Picasso suponía todo un reto para el joven actor Ignacio Mateos. Y es que hablamos de un artista de personalidad compleja, conocido por un humor y un trato personal realmente complicados.
Ignacio Mateos:
Había un pequeño problema para mí como actor para crear el personaje que era que todo el mundo opinaba. Todo el mundo se ponía la medalla de «yo lo conocí» o de «realmente la verdad me la contó a mí». Yo empecé a trabajarlo por lo que los demás opinaban de él pero luego también encontré un texto en el que él hablaba de sí mismo porque él además soñaba con ser escritor. Era su sueño. Escribía como pintaba, sin puntuación ni nada. Libre total para que el espectador pusiera la puntuación donde le diera la gana. Empecé a estudiarlo y todo era negativo. Desde la negatividad es un poco difícil crear nada. Fernando lo tenía bastante claro y quería esa humanización del personaje, un personaje que tampoco estaba tan lejos de mí. Yo soy de Málaga, me he venido a Madrid a buscarme la vida, estuve también en París buscándome las habichuelas. En cierto modo el lanzamiento de esta película supone para mí lo que supuso para él Las señoritas de Avignon. Entonces no era solo lo que Picasso me aportaba a mí sino lo que yo podía aportar al personaje. De todos modos Fernando y Alcaine lo tenían tan claro, sabían tanto de Picasso, que en cuanto se me iba un poco me venía Alcaine y me decía «Eso no lo haría Picasso». Es verdad que yo no podía prejuzgar al personaje, el personaje machista, celoso, inseguro, que le había costado tanto conseguir lo que tenía que tenía miedo a perderlo. Eso creo que es un sentimiento universal. Respecto a lo de la elección entre el arte o la amistad, bueno, son sueños y la gente que quiere cumplir un sueño va a muerte. Eso me ha enseñado él a mí. Por otra parte Picasso tenía mucho miedo a la muerte porque como buen andaluz era supersticioso. La relación que tenía con Fernande de puertas para adentro puede que fuera tormentosa, pero de puertas para afuera eran la pareja más amorosa y romántica del planeta y fue con la que más tiempo duró. Entonces tampoco había que prejuzgarlo tanto. Era un chaval pues como yo. Bueno, no sé si yo llegaré a lo mismo… (risas)
El tratamiento que recibió el guión convirtió una historia que podría pecar de pedante en una película mucho más ligera. Fernando Colomo nos lo explica perfectamente.
Fernando Colomo:
El mayor problema que he tenido en el guión y por el que he hecho catorce versiones ha sido que tenía que ir quitando cosas. Había tantísima documentación que yo lo que hacía era quitar para que de verdad saliera lo importante. Yo tengo una tendencia a contar las cosas de una forma ligera. Lo que hace que siempre haya pasado por ser un superficial y estoy encantado de ser un director superficial. El que quiera buscar más pues que lo busque. Esta película me ha obligado a profundizar mucho en los personajes. Entonces si te ponías muy pesado aquello resultaba un coñazo insoportable. Me repasé a Bergman al principio del guión porque yo creía que eso me iba a influir y que iba a hacer una película con la que me iban a dar muchos premios, pero luego en el momento de ponerme a escribir surgían las cosas, sobre todo en la parte primera en la que son jóvenes. El humor era fundamental en sus vidas. Eran unos gamberros totales. El gran problema que tenía Picasso frente a Matisse es que Picasso hablaba muy mal francés, y además no le gustaba hablar de los cuadros porque el cubismo es un hecho absolutamente espontáneo, fortuito y de alguna manera secreto. Yo he querido dar sólo toques. En la película hay toques, el que quiera verlos los descubrirá, pero a mí lo que me interesa es que nadie se duerma, que estimule, que se lo pasen bien y el que quiera profundizar más que descubra cosas no sólo de pintura sino también del ser humano, de lo que son los grupos de artistas, de lo que son los egos en un momento dado chocando, de lo que pasa cuando uno triunfa y los demás no, o triunfan más tarde, tan tarde que a lo mejor se han muerto ya. Todo eses tipo de relaciones eran muy sugerentes y de todo creo que hay toques en la película.
Son muchas las bazas a favor de La banda Picasso. Entre otras su trabajo de producción, su excelente dirección artística, o una más que reseñable fotografía. Sin embargo tan sólo han sido dos las candidaturas que ha cosechado en los próximos premios Goya.
Beatriz de la Gándara:
Realmente sin haber estranado es muy difícil. Las películas que tienen nominaciones han estado en San Sebastián, se han estrenado con gran promoción, han tenido mucho éxito comercial y unas críticas muy buenas. Entonces meter ahí una cuña sin haber estrenado, sin que la hubiérais visto la prensa, sin tener críticas, era dificilísimo. Haber estrenado antes no era posible. Yo estuve hablando con Alta Films y creo que han elegido la mejor fecha posible. Hemos elegido una fecha que fuera buena para el público, pero sí que ha sido una pena porque es una película que por producción podía haber tenido más nominaciones.
La idea de iniciación y de la juventud resulta una constante a lo largo de la filmografía de Fernando Colomo. La banda Picasso no se encuentra al margen de esta tendencia.
Fernando Colomo:
La verdad es que yo siempre he contado la misma historia, la de un señor que llega a un sitio que no es el suyo y que tiene que adaptarse. Y esto yo lo he hecho de un modo inconsciente. Me lo dijo un día mi amigo Joaquín Oristrell que es guionista y un poco psicólogo. Y sí es verdad que siempre me ha atraído más el momento en que pasas de ser joven a mayor. Aquello que Daniel Cohn-Bendit decía de «no te fíes nunca de una persona de más de 30» o cuando los franceses dicen aquello de «todavía no había recibido el choque de la vida». Es decir, hay un momento en que el ser humano se pervierte y tenemos casos muy concretos hoy en día desgraciadamente en nuestro país. Se pervierten, se vuelven a pervertir y se repervierten. Me interesa ese momento, en el que pasas de la juventud a la madurez. Manolo Hugué ya lo dice: «Me interesan las personas que han sido probadas, es decir, con toda su sabiduría». Ése quizá haya sido el motivo, de una forma inconsciente, por el que haya desarrollado esto más.
A la rueda de prensa han acudido cinco actores de la película. Apenas han hablado. Es por esta razón por la que le pregunto a Fernando por ellos, por ese casting del que salieron, pero muy especialmente por algo que me llama poderosamente la atención, el gran parecido físico que posee el actor Ignacio Mateos con Pablo Ruiz Picasso. Quiero saber si los motivos que le llevaron a elegir a Ignacio tenían algo que ver con este curioso parecido entre ellos.
Fernando Colomo:
Sí, verás…Yo trabajo normalmente con Laura Cepeda en casting y cuando estaba escribiendo ya las últimas versiones del guión un día la llamé y le dije que deberíamos ir pensando en Picasso porque si no encontrábamos a Picasso no podíamos hacer la película. Me dijo que estuviese tranquilo porque ella ya lo tenía, que tenía a un chico que era estupendo para el papel. Me interesé por él, me dijo que era muy buen actor, y que siempre que lo veía en los casting pensaba en lo mucho que se parecía a Picasso. Cuando me dijo que era de Málaga y también bajito pensé «Pues ya está». Al final, cuando para disimular le hicimos la prueba, resultó que había vivido en Francia y que hablaba un francés con el que podía manejarse perfectamente en la película. Vamos, que fue una chiripa. En el caso de Jordi, cuando de pronto me di cuenta de que él podía hacer el personaje de Manolo Hugué inmediatamente le llamé y le pregunté: «¿Tú sabes francés?» Me dijo: «Bueno, he tenido una novia francesa.»
Jordi Vilches:
Nada, le mentí, le dije que sí, que hablaba francés y me puse a estudiar (risas). El personaje yo no lo conocía. Me hablaron de él y me pasaron un par de libros. Existen pocas fotos suyas, pero todos los comentarios que leí hablaban muy bien de él. Es un caramelo de personaje. Es un tío que comenzó siendo casi un delincuente cuando salió de Barcelona y acabó siendo un escultor reconocido con el tiempo. Fue creciendo. Y mira, he descubierto un artista catalán más.
Pierre Bénézit:
Fernando vino a Francia y le supliqué para que me diera el papel. Recuerdo que era la primera vez que tenía un casting con tanto texto y pensé «¿Pero están locos?». Me aprendí todo el texto. No había entendido que era para el papel de Apollinaire, un personaje que tenía mucho vínculo con el personaje principal de Picasso.
Raphaëlle Agogué, la actiz que da vida a Fernande, la pareja de Pablo Ruiz Picasso, apenas habla español. Está aprendiéndolo ahora. Con bastante dificultad nos regala sus impresiones al respecto en el idioma de Cervantes.
Raphaëlle Agogué:
Me gustó mucho trabajar con Fernando porque es una persona de trato muy fácil. ¿Y yo? ¿Te gusto a ti? (bromea dirigiéndose a Fernando)
Fernando Colomo:
Tú a mí me encantas (ríe). Raphaëlle aportó mucho al personaje de Fernande, porque el personaje de Fernande era muy difícil. No aparecían grandes pistas en los libros. A pesar de que ella ha escrito dos, uno de ellos titulado Picasso y sus amigos, es un personaje misterioso. Los demás eran personajes divertidos y brillantes, con frases que yo he ido metiendo en el guión, pero el suyo resultaba bastante enigmático.
Raphaëlle Agogué:
Pero brillante también (ríe).
Fernando Colomo:
Entonces ella ha ido incorporando cantidad de cosas que han hecho que su personaje tuviera un sentido, porque además en un principio era un personaje algo negativo. Todo el mundo habla de Fernande como una persona vaga, perezasa. Gertrude Stein la ponía a parir, decía que solamente le interesaban los sombreros y los perfumes. Ella ha construido una Fernande que, sin desentonar con eso, sentía un cariño por Picasso. Luego se ve decepcionada, pero sentía un afecto por todos los amigos y era también la que acogía, la madre de todos ellos, porque en el estudio de Picasso era donde se reunían, en el Bateau-Lavoir, en aquel sitio inhóspito. Fernande hizo el trabajo de acoger a todos ellos.
Fotografías de la rueda de prensa: ©Joaquín Fernández
La banda Picasso (2012), de Fernando Colomo, se estrena en España el 25 de enero de 2013.
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