Año 1988. Las mujeres de la familia Wyrick poseen un extraño don. Su sensibilidad para captar estímulos provenientes de otras dimensiones se ha convertido ya en algo casi cotidiano. De un modo u otro han aprendido a convivir con ello, pero cuando en el año en cuestión deciden comenzar una nueva vida mudándose a un nuevo hogar, los fenómenos se harán mucho más intensos, algo que no sólo pondrá de manifiesto esa extrema sensibilidad propia de los miembros femeninos de la familia, sino muy especialmente sacará a la luz un oscuro pasado relacionado con el lugar en el que ahora habitan.
Ésta es la historia «real», al menos es lo que se extrae de las declaraciones realizadas por los miembros de la familia Wyrick, testimonios que el guionista David Coggeshall ha utilizado para narrarnos la historia de Exorcismo en Georgia, una película secuela de Exorcismo en Connecticut que, como ya sucediese con otras tantas (véase por ejemplo Open Water y A la deriva), nada hereda de su predecesora; una nueva historia, nuevos personajes, nuevas situaciones que se desvinculan completamente de la película a la cual debe su título (al menos en parte).
Es obvio que el mayor fuerte con el que cuenta esta película (al igual que sucediese con su antecesora), es decir, aquel «Basado en hecho reales» que siempre resulta tan efectista, cobrará o perderá fuerza en función de las creencias de la persona que la visione. Es también obvio que, o bien un alto porcentaje de películas del género se han basado en la historia de la familia Wyrick o bien la familia Wyrick se ha basado en el género para elaborar su propia historia, porque lo que es absolutamente innegable es que estamos ante una película narrada mil veces. Y esto, aún creyendo a pies juntillas lo que aquí nos cuentan, a un cineasta le termina pasando factura. Y le pasa aún más cuando durante toda la primera mitad Tom Elkins se limita a intentar asustarnos con confusos golpes efectistas que terminarán provocando un estancamiento en la propia historia, la cual no parece arrancar hasta ya pasada la primera hora.
Una vez superado este importante bache en la narración, la historia se deja ver y se cuenta de un modo bastante correcto. Quizá también le pase factura a Tom Elkins el habernos mostrado de un modo excesivo a los correspondientes aparecidos durante el planteamiento de esta película, pues su presencia se ha hecho tan habitual que en los compases finales de la cinta apenas consiguen ya asustarnos. Sin embargo, la interesante historia que se esconde tras Exorcismo en Georgia y que sólo conoceremos al final de la misma, recupera un buen puñado de esos enteros que el título ha ido perdiendo a lo largo de todo su metraje. Y es que durante las dos horas que dura su narración uno tiene la sensación de que Elkins se ha hecho con un buen puñado de interesantes y recurrentes elementos (tanto técnicos como artísticos) pero llegado el momento no ha sabido qué hacer con cada uno de ellos.
Entre el elenco actoral destaca, y de qué manera, la jovencísima Emily Alyn Lind, capaz de soportar durísimos planos cortos y salir completamente airosa de ello, una labor en la que es habitual ver naufragar a un buen número de actores y actrices que podrían cuatriplicar sin duda su edad. Del mismo modo se hace más que notable la presencia de la joven Katee Sackhoff, aunque en este caso quizá más debido al carisma de su propio personaje que al buen o mal hacer de la propia actriz. Sea por un motivo o por otro, parece que es la pareja central en torno a la cual se levanta esta historia, la que parece recibir las menores atenciones; un joven matrimonio formado por los guapos actores Abigail Spencer y Chad Michael Murray a los que será realmente fácil olvidar a los pocos días de visionar esta película.
Exorcismo en Georgia (2013), de Tom Elkins, se estrena en España el 14 de agosto de 2013.
Madre esta no sería una de las que yo viera, pero mi Carlos seguro¡¡¡