¡Esta noche, gran velada! ¡Kid Peña contra Alarcón, por el Título Europeo! Fermín Cabal

¡Esta noche, gran velada! ¡Kid Peña contra Alarcón, por el Título Europeo! Fermín Cabal

¡Esta noche, gran velada! (¡Kid Peña contra Alarcón, por el Título Europeo!) de  Fermín Cabal, dirección Pilar Valenciano, en la imagen los actores Francisco Ortiz -Kid- y Mario Alonso -Sony-. Foto ©JavierNaval

 

Por Luis Muñoz Díez

 

¡Esta noche, gran velada!: (¡Kid Peña contra Alarcón, por el Título Europeo!), de Fermín Cabal, es un drama estrenado en 1983 que ahora recupera el Teatro Español como homenaje a su sólido trabajo como autor, director, adaptador y docente. La encargada de poner su obra en escena ha sido la directora Pilar Valenciano.

Valenciano, que ya demostró tener un pulso excelente en el montaje de El perro del teniente, de Josep M. Benet i Jornet, consigue crear una atmósfera inquietante hasta el escalofrio, donde un hombre hace gala de su poder infinito, rodeado de mercenarios que acatan sus órdenes sin rechistar. Algo de esto también está presente en la pieza de Cabal.

Francisco Ortiz es -Kid en Esta noche gran velada de Fermín Cabal dirigida por Pilar Valenciano. Foto ©Javier Naval

Francisco Ortiz es -Kid en Esta noche gran velada de Fermín Cabal dirigida por Pilar Valenciano. Foto ©Javier Naval

El cine —y especialmente el americano— ha dejado títulos memorables sobre esos juguetes rotos que son los boxeadores: hombres que escogen esa profesión como única vía de escape en barrios conflictivos. El título de Cabal podría encajar perfectamente en ese género.

La obra es un drama intimista que transcurre íntegramente en el vestuario donde Kid Peña se prepara para el combate de boxeo en el que se disputa el título europeo con Alarcón. La pelea, sin embargo, está amañada con un fin meramente comercial: vender una revancha posterior en la que Kid se haría con el título.

En la imagen Chema Ruiz El representante-y Francisco Ortiz -Kid- y Mario Alonso -Sony-Foto ©Javier Naval

En principio, todos parecen estar de acuerdo con este plan, pero un detonante sentimental hace que el boxeador quiera renunciar a la pelea y abandonar el boxeo para siempre. Durante la función iremos descubriendo por qué esta renuncia es imposible: porque, sin saberlo, forma parte de un engranaje que decide por él.

La atmósfera asfixiante que debería respirarse en ese vestuario no termina de sentirse. Tal vez porque la proyección inicial entra con tanta fuerza que deja a Sony Soplillo (Mario Alonso), el primer personaje en aparecer, perdido en un escenario demasiado grande. Ni la incorporación del entrenador Marcel EsparzaDaniel Ortiz– y el boxeador Kid PeñaFrancisco Ortiz– logra llenar ese espacio.

En la imagen Chema Ruiz El representante-y Francisco Ortiz -Kid- Foto ©Javier Naval

En la imagen Chema Ruiz El representante-y Francisco Ortiz -Kid- Foto ©Javier Naval

Falta el rito previo al combate entre el púgil, entrenador y su ayudante. Los tres actores caminan de un lado a otro del escenario como si estuvieran haciendo tiempo en un aeropuerto. Este movimiento diluye la entrada del agente del boxeador, Ángel Mateos (Chema Ruiz), que no interrumpe nada, e incluso tiene margen para mantener un descortés diálogo con su amante, Marina Marín (Marta Guerras). Deja claro que el que paga manda, y que el poder conlleva derecho a humillar, pero esa humillación no termina de sentirse en escena con el desprecio que implica.

La primera escena en que se percibe intimidad, y lo bien hilado del diálogo es cuando el agente simula ser la madre del púgil, representando su reacción al recibir la noticia de que su hijo ha abandonado la pelea y el boxeo. En la interpretación de Francisco Ortiz y Chema Ruiz se percibe el verdadero peligro que representa un contrato que va mucho más allá de una colaboración profesional.

En la imagen Francisco Ortiz Kid y Marta Guerras -Marina- Foto ©JavierNaval

En la imagen Francisco Ortiz Kid y Marta Guerras -Marina- Foto ©JavierNaval

De la misma altura está el diálogo entre KidFrancisco Ortiz– y la amante del representante Marina MarínMarta Guerras-, donde caen las caretas y se revela que el púgil no es más que un chico de pueblo manipulado, y ella una mujer lista, guapa y hábil, pero limitada por su condición. Ocupa un lugar privilegiado mientras no olvide nunca por qué se le permite estar allí. La crudeza de la escena los cosifica a ambos, los reduce a lo que se les permite ser, a merced de su fuerza o su belleza. Y, sin embargo, la sensualidad que desprenden los dos jóvenes actores ofrece una romántica idea de libertad.

Finalmente, todo vuelve a su cauce con la aparición del todopoderoso Achúcarro (Jesús Calvo), promotor de la velada, que deja claro que su poder está por encima del bien y del mal, sin necesidad de apelar a leyes que tanto asustan al ciudadano de a pie.

De izquierda a derecha: Sony Soplillo: Mario Alonso / Marcel Esparza: Daniel Ortiz / Marina Marín: Marta Guerras / Kid Peña: Francisco Ortiz / Ángel Mateos: Chema Ruiz / Achúcarro: Jesús Calvo Foto ©Javier Naval

De izquierda a derecha: Sony Soplillo: Mario Alonso / Marcel Esparza: Daniel Ortiz / Marina Marín: Marta Guerras / Kid Peña: Francisco Ortiz / Ángel Mateos: Chema Ruiz / Achúcarro: Jesús Calvo Foto ©Javier Naval

¡Esta noche, gran velada!  (¡Kid Peña contra Alarcón, por el Título Europeo!) está programada del 8 de abril al 25 de mayo de 2025 en la Sala Pequeña – Margarita Xirgu del Teatro Español, mas información AQUI.

Autor: Fermín Cabal Dirección: Pilar Valenciano

Reparto: Kid Peña: Francisco Ortiz / Marcel Esparza: Daniel Ortiz / Ángel Mateos: Chema Ruiz  Marina Marín: Marta Guerras / Achúcarro: Jesús Calvo / Sony Soplillo: Mario Alonso

Escenografía: Lua Quiroga Vestuario: Tania Tajadura Iluminación: Rodrigo Ortega

Sonido: Luis Miguel Cobo Videoescena: Elvira Ruiz/Álvaro Luna Ayudante de dirección: Cristina Hermida

Una producción del Teatro Español

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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