Ergon y parergon

Ergon y parergon

Observad el cuadro con detalle, sus silencios, la nieve llena de ausencias y miradas encogidas.

El profesor de Literatura Comparada sonrió con la dulzura a la que nos tenía acostumbrados, situó la mano abierta sobre la pizarra y volvió a repetir lo mismo. Debíamos buscar el tiempo de la pintura en aquella clase, pero también el espacio y los símbolos. Era preciso penetrar en la vieja fotografía como si no hubiese otra manera de captar la belleza de lo eterno. Seguro que la habría utilizado durante años con sus alumnos, me dije, mirando al profesor de arriba abajo. ¿Contempláis la cosmovisión de Brueghel?, dijo él tras unos minutos de aplastante silencio, y tú pensaste que introducir distintos elementos en el paisaje no lo distorsionaba, ni siquiera el hecho de recordar las novelas de Beckett, «nihill in intellectu», o fijarte en la chica que estaba a tu lado, con su mirada perdida a través de la ventana, en ese campo humedecido por la fina lluvia.

Al terminar la clase le invitaste a pasear por los alrededores de la universidad, y os integrasteis en el paisaje junto a los cazadores y los perros, mientras yo me encogía en la gabardina camino del autobús, pensando que debía escribir un cuento sobre todo ello para que lo leyeran mis amigos de las redes sociales.

http://sotelojusto.blogspot.com.es/

Autor

Novelista y catedrático de Política Económica, es profesor en los prestigiosos ICADE (Universidad Pontificia de Comillas) y CUNEF (Universidad Complutense de Madrid). Licenciado y doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y máster en Estudios Literarios y en Literatura Española. Ha escrito varios libros de economía y decenas de artículos, así como cinco novelas (La muerte lenta”, 1995, “Vivir es ver pasar”, 1997, “La paz de febrero”, 2006, “Entrevías mon amour”, 2009 y “Las mentiras inexactas”, 2012), sendos ensayos sobre los escritores Manuel Rico, 2012, y Haruki Murakami, 2013, y un libro de microrrelatos, los "Cuentos de los viernes", 2015. En la actualidad está escribiendo un segundo libro de microrrelatos: "Cuentos de los otros" y una nueva novela.

2 comments

  • Al observar el cuadro de “Cazadores en la nieve” de Brueghel y leer el texto de Sotelo uno se sitúa en el invierno actual pero al mismo tiempo se remonta a la época del Renacimiento. Se traslada a otro mundo, donde se encuentra sensualidad en cada palabra del relato en tercera persona. Según Eco (1972) el proceso de ficción no se detiene en el texto sino que completa hasta un lector-modelo colabore al máximo sobre la interpretación del mundo que el escritor le muestra en su texto narrativo recibiéndolo desde su situación individual. Eso supone que cada uno de los que hoy nos acercamos a este cuento deberíamos interpretarlo de acuerdo a nuestra individual, conocimiento del autor y de su obra y reconstruir en cierto modo el texto construido por el propio Justo Sotelo para acercarnos a su mundo ficcional, fruto de la propia actividad textual (Dolezel).

    Uno mundo posible, verosímil y creíble donde se ven alusiones implícitas del autor al propio profesor de Literatura Comparada donde arte y estética se dan la mano en sus clases; aceptamos el juego ficcional que Sotelo nos muestra creyendo todas las verdades ficcionales que él nos plantea a través de alguien llamado “profesor de Literatura comparada”; la verdad ficcional que el autor recrea, una auténtica cosmovisión de todas las disciplinas que explícitamente menciona en toda su producción literaria ya sean en cualquiera de sus novelas o la mayoría de todos los cuentos publicados hasta la fecha; los símbolos, las imágenes y las metáforas tan vivamente expresados en su ensayo sobre Murakami también son ejemplos de búsqueda y viaje interior de la pintura; un lenguaje culto, refinado, literario y poético que hace atractivos a los personajes (es decir a sus alumnos) en los que podemos apreciar tantos submundos como por los que van pasando sus personajes (según la idea de Tomás Albadalejo). ¿Cuántos submundos habría en este relato? Quizás tantos como mentes aparezcan en él. La chica de la “mirada perdida”, la del chico que la invitó a pasear por los alrededores de la universidad, la del alumno que enfrascado en encogido en su gabardina cogía el autobús pensando qué cuento escribiría para sus amigos, la del profesor amante de sus alumnos…

    Únicamente darle la enhorabuena y las gracias a Justo por invitarnos a entrar en sus mundos ficcionales empapados y sumergidos en la poesía, el arte, la estética, el concepto de literatura…donde las verdades o mentiras son accesibles según las relaciones que hagamos de ficción y realidad. Quiero agradecerle este regalo, un delicioso cuento que de forma altruista y generosa nos hace cada viernes del año este excelente escritor y amigo, sin duda uno de los mejores Maestros que conozco.

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  • De nuevo, Almudena, un comentario espléndido. No solo te has convertido desde hace tiempo en una de mis lectoras implícitas (como diría Eco), sino en una crítica excelente. Un abrazo y muchas gracias.

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