Equus, de Peter Shaffer. Versión y dirección de Carlos Martínez-Abarca

Equus, de Peter Shaffer. Versión y dirección de Carlos Martínez-Abarca

Una imagen de «Equus» de Peter Shaffer, dirigida por Carlos Martínez-Abarca

Por Luis Muñoz Díez

La obra teatral Equus, escrita por Peter Shaffer, se estrenó en Londres en 1973, dirigida por John Dexte, desde esa fecha no se ha dejado de representar. La lista de directores y actores que han participado en el montaje en sus 43 años de vida, es muy larga, y llena de anécdotas y curiosidades.

Valga, como homenaje para a todos los que han hecho suya la obra, los nombres del director John Dexte y el de Manuel Collado, que estrenó la versión en castellano, en el teatro de la Comedia de Madrid en septiembre de 1975.  Ahora ha cogido el testigo la Sala Arte&Desmayo, que estrena la función traducida por Natalia Fisac, con versión y dirección de Carlos Martínez-Abarca

Equus, es una obra de fascinaciones, la madre del chico vive fascinada por la idea de Díos, y educa a Alan, con la idea de un salvador golpeado, ensangrentado que camina con su cruz acuestas, para redimir el mundo a través de su dolor físico. Alan mama la idea de la adoración mística del dolor y sólo, le falta tiempo y un clic, para cambiar la figura de un Jesús de Judea, camino del Gólgota, por un caballo embridando, al que le invitó a subir un joven en la playa, cuando aún era un niño.

RetocadaEquus-13A partir de ahí su Díos cotidiano será Equus,  habitara en los caballos, los equinos tomaron el relevo de redentores del mismo Cristo, y comenzaran a ejercer una atracción mística sobre el muchacho, con todo el componente erótico que conlleva. No olvidemos que para los místicos, al todopoderoso, le consideran su amado.

La función arranca, cuando los hechos son pasado, el joven Alan está ingresado bajo la observación psiquiátrica del doctor Dysart, a petición de una jueza, porque nadie encuentra un respuesta lógica, a la pregunta de por qué, el chico, casi un niño ha dejado ciegos a unos caballos clavándolos un punzón en los ojos, en medio de la noche.

He asistido a muchas representaciones, de varios montajes de esta obra, en diferentes momentos y circunstancias, y temía que tanto referente, no me permitiera disfrutar la función, pero al finalizar la obra, cuadras, playa, cine y hospital, nunca estuvieron en otro lugar que no fuera la sala Arte&Desmayo. Una sala con unas condiciones limitadas, para albergar un montaje, que tradicionalmente en los teatros de telón, el escenario ha invadido hasta el patio de butacas.

Si el lugar de representación se ha reducido para bien, el drama en versión de Carlos Martínez-Abarca, lo he percibido con menos ruido,  más cercano, más de verdad.

Alan,  el responsable del cruel acto, Carlos Martínez-Abarca nos presenta como un niño confundido, que no ha acabado de crecer, trabado por una educación religiosa, mal asimilada, reinterpretada de una manera morbosa de la que sólo él es artífice y víctima. La dantesca reacción, la muestra como un acto espontaneo, al sentirse el chico, desnudo y vigilado bajo la mirada de los equinos, a los que adora como dioses cotidianos, carente del carácter de rito, con el que se ha querido revestir el hecho, en otras puestas en escena anteriores.

Juanma Gómez, es el doctor Dysart

Juanma Gómez, es el doctor Dysart

De hecho, después seguir las pistas del thriller planteado, si cegó a los caballos con un punzón, fue porque en ese momento lo sintió de esa manera, en ello no había premeditación. Mermando así su aureola de efant terribel, y el acto se encuadra dentro de una consecuencia naturalista, que de no haber surgido esa tensión en particular.  Su costumbre, no hubiera sido más que el juego cotidiano, y secreto, que hubiera podido continuar de una forma anónima a lo largo de toda su vida.

Es duro aceptar la extravagancia, tan creíble, de ver como por celos de la pasión que ha sentido el chico en su quimera, de la que él, no conocerá símil alguno, puede llevar a desear incluso algo indeseable, como el que comete un crimen, por el mero deseo de sentir la borrachera, que proporciona el vivir un minuto de gloria.

Juanma Gómez, realiza un trabajo extraordinario como el psiquiatra Dysart, compone su personaje con una grandeza clarividente, de quien es honesto consigo mismo, y sabe que el compacto médico que ven los demás, no se ajusta con la sensación de amargo fracaso que el vive. El actor cuenta con una mirada muy particular, como efectiva, a veces opcapa, parece que pude observar el exterior, y examinar su interior, lo que para el personaje es perfecto.

Sergio Ramos encarna con aciero a Alan Stran, un personaje que requiere mucho fondo, permanece en escena durante toda la función,  Ramos sujeta el tipo y le proporciona continuidad y cintura, a ese niño grande, monstruo y víctima, poseedor de la clarividencia de los niños y de los  locos, que tanto alarma al psiquiatra.

La madre es una piedra angular de la historia, en ella se sustenta el pasado de Alan, y su conducta presente. Magdalena Broto, saca todo el partido a a un personaje que no acaba de entender que es lo que ha hecho mal ella, y que de pronto estorba. Natalia Fisac, interpreta a la fiscal, que entra y sale de escena como un soplo de aire fresco para el atribulado doctor, y María Heredia es la amiga de Alan, un personaje bonito sin duda, la actriz compone un personaje luminoso, que es la contradicción de la oscuridad del muchacho, donde él es sombra, ella es luz.

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Los actores María Heredia y Sergio Ramos

Íñigo Elorriaga, es el jefe de Alan, Pablo Mendez el padre de Alan y Darío Sigco, el chico que montado a caballo deslumbra al niño, pero en donde están grandes, poderosos y bellos los tres actores, es en su función de caballos, han mimetizado los gestor de los equinos, realizan un trabajo extraordinario, proporcionando a la función una plasticidad realmente hermosa, que permite concebir al espectador, que están habitados por Equus.

Si el trabajo de dirección de Carlos Martínez-Abarca, es muy brillante, tanto en la puesta de escena como en la dirección de actores, quiero resaltar que la escena de la regresión. Logra una atmosfera que roza la magia, el escenario queda dividido en tres partes, una la real donde está el doctor, la segunda donde tienen su fallido encuentro amorosos los muchachos, y un tercero, donde campan entre niebla los caballos. Carlos Martínez-Abarca, logra una escena redonda, donde hasta la columna, parece un tabernáculo donde habita ese Dios desconocido, llamado Equus.

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Sergio Ramos, con su caballo favorito.

Titulo: Equus / Autor Peter Shaffer / Traducción: Natalia Fisac / Versión y dirección Carlos Martínez-Abarca / Reparto: Juanma Gómez, Elia Muñoz, Natalia Fisac, Sergio Ramos, Pablo Méndez, Magdalena Broto, Roberto González, Íñigo Elorriaga, Darío Sigco, María Heredia, y la colaboración especial de Cristina Arranz / Ayte. Dirección: David Lázaro / Iluminación y sonido Álvaro Gómez / Movimiento: Patricia Roldán (diseñadora) /Vestuario Reyes Carrasco / Máscaras: Guillermo Campa. Fotografía y audiovisual: Juan Millás (Fotógrafo fotos promocionales); Beatriz Fisac (fotografías); David Blanco (vídeo) /  Diseño gráfico: Roque Domínguez / Producción: Juanma Gómez, Álvaro Gómez y Sara Amo -producción ejecutiva-

En cartel en la Sala Arte&Desmayo, jueves, viernes y sábado 20:30, domingos 20:00 horas

Equipo completo EQUUS (2)

Equipo completo Equus

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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