“La fidelidad es de todas las virtudes la menos constante”
Las amistades peligrosas
Bajo la dirección y versionado por José Maya nos adentramos en un clásico, de los menos conocidos de Tirso de Molina: El pretendiente al revés.
Esta propuesta moderna adaptada de lo que escribió en su día el fraile madrileño del siglo de oro, está limpia de escenografía y con un vestuario que nos recuerda a los años 50. La podemos ver en el Teatro Fernando Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa de miércoles a domingos hasta el 9 de marzo.
José Maya ha dado a la pureza del verso de Tirso, verso que nos puede resultar complicado por la abundancia de figuras retoricas de la época que nos cuesta entender en todo su significado, una vuelta de tuerca sin tocarlo en exceso, solo con los giros corporales , la escenografía minimalista, la ruptura de los cambios de escenario o el juego de los actores que llevan el peso de todo lo que es superfluo según esta adaptación.
¿Qué es superfluo para el director? El barroquismo de los salones y los cambios de ubicación en una obra donde las elipsis temporales y las transiciones a diferentes lugares se suceden constantemente.
Como breve resumen de lo que acontece, ya que a veces es difícil seguir el verso, la historia es la siguiente:
El duque de Bretaña se encarga de la custodia de la joven Sirena, por mandato de su fallecido padre El Marques, y se la lleva a la corte de Bretaña. Sirena aunque conocedora de las verdaderas intenciones del duque accede porque cree que si es custodiada por la mujer del duque, él nunca la podrá conseguir y así vivirá feliz su relación con su primo Carlos que también viaja con ella.
Pero hete aquí que el noble de Bretaña, Filipo, lo que le pide a su mujer es que medie por el para cumplir su deseo sexual con Sirena, y su mujer, la despechada Leonora ,accede a cambio de tener una relación con Carlos, el primo joven y lozano enamorado de Sirena.
Intrigas sexuales y de poder en la corte imaginaria de Bretaña.
Decía Oscar Wilde que “Los hombre jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran” y en esta contradicción nos movemos durante toda la función en la que la pasión, los celos y la venganza a través de la sexualidad y el juego de posesión son el motivo de los desenlaces.
Apreciamos un Tirso modernizado porque el trasfondo de esa comedia palatina no es más ni menos que el de un intercambio de parejas. Digamos que es comedia porque así lo menciono su autor, pero es demasiado seria para comedia y demasiado ligera para drama. En este caso el punto gracioso corre a cargo del personaje de José Troncoso, así como el drama se manifiesta en la personalidades del deseo incontrolado y las argucias de Leonora, interpretada con maldad y elegancia por Alicia González en una suerte de pérfida de películas de blanco y negro, y el Duque de Bretaña, interpretado como la decadencia del sexo incontrolado por el propio José Maya. Realmente esto dos personajes tienen más de enredo que de dolor.
La tragedia del amor que no se alcanza entre los vaivenes y diferentes traspiés de personajes se manifiesta en la relación idílica de Sirena, interpretada con inocencia por Eliana Sánchez y Carlos, su primo, interpretado con un rigor de verso bien entendido por José Bustos.
Sirena, como aproximación al canto seductor de la obra de Homero, aunque este personaje de la amorosa-amada-deseada tiene toda su seducción en la candidez más que en lo sexual.
Los cruces de personajes, de intenciones, de ideales y las confusiones en ese trasiego son constantes en esta obra y bien hace la alegoría José Maya de lo que subyace en todo el contexto cuando recrea el juego de la escena del balcón: cruces y más cruces. Una escena original y entretenida que conlleva toda la esencia de lo que cuenta la obra de una forma diferente y coreográfica. La contradicción, los enredos, las bifurcaciones y los equívocos en este baile de intenciones.
Considero también como aciertos la magnifica interpretación y reinvención del maestro de ceremonias , en este caso el caballero al que da vidas (Ludovico/Niso/Floro) el soberbio actor José Troncoso que anuncia las escenas con hilaridad, que transita como mediador, como mandan los buenos cánones de la época en la que se escribió, o que cumple multifuncionalidad de personajes enfundado en un traje entre botones y criado y con su rostro manchado de las afrentas de la suciedad cortesana.

José Bustos, Alicia González, José Maya, Eliana Sánchez en «El pretendiente al revés» de Tirso de Molina
Tony Madigan, acompaña la escena con el sonido en directo de diferentes instrumentos en complicidad con el maestro de ceremonias, lo cual confiere un aliciente al ritmo que se imprime con el cuerpo y las entradas y salidas de los personajes.
Quiero también referenciar un vestuario elegante y reminiscente de los años 50, tal vez porque la falsa moral de aquellos años, la mojigatería y la apariencia tenga que ver mucho con lo cortesano de las pasiones truculentas. El vestuario y los elementos también muestran la critica irónica del poder ejemplificado en unas bandas absurdas que el primo Carlos va adquiriendo para subir de cargo y que son el pago a las peticiones del rey, y no solo bandas sino también un pato de peluche o un divertido sombrero infantiloide con unos cuernos remarcados.
El final abrupto es un juego de luces detrás de los paneles blancos que transforma la escena en una suerte de grotesca corte de los deseos y de los horrores, porque Tirso, y la versión de José Maya quieren también mostrar la perversión de la clases poderosas. Una sociedad corrompida por el poder absoluto que les daba su posición y que se proyectaba en las miserias henchidas de pasiones.
Un Tirso cuyo responsabilidad recae puramente en los actores y el texto, sin artificio ni red, hace de esta versión una interesantísima propuesta.
El pretendiente al revés
Autor: Tirso de Molina
Adaptación y dirección: José Maya
Interpretes: José Maya, Alicia González, Eliana Sánchez, José Bustos, José Troncoso.
Música: Tony Madigan
Vestuario: Miguel Ángel Millán
Iluminación: José Miguel López Sáez.
Ayudante de Dirección: Borja Roces
Donde: Teatro Fernando Fernán Gómez , Plaza de Colón,4