El Potlach, de Coral Igualador o la ironía de la esclavitud voluntaria.

El Potlach, de Coral Igualador o la ironía de la esclavitud voluntaria.

Por Luis Muñoz Díez

El PotlachFormación para ejecutivos– es una obra escrita y dirigida por Coral Igualador. Y el segundo trabajo que presenta este año, su obra El Experimento, es ya un clásico en la cartelera madrileña, después de su estreno en LaNao8. el pasado mes de marzo, y su paso por el OFF de La Latina. Actualmente se representa con éxito en el Teatro Quevedo de Madrid.

El Potlach, trata un asunto que nos toca a todos, tanto que se podría encuadrar en una muestra de teatro social. Los sueños de poder, la acomplejada atracción que sentimos por quien lo ejerce, y la ansiosa necesidad de formar parte de él, es común. Cada uno en su medida y circunstancia, porque la ambición puede ser insaciable, o nos podemos conformar, con que nos llame por nuestro nombre quien creemos que lo ostenta.

Coral, que arma una función con un centro fijo. Ha querido ser directa y clara, con el fin de que el irónico mensaje, llegue diáfano a la mayor cantidad de púbico posible.

La autora de alguna forma ronda por el mismo camino que en El Experimento, porque es un tema vigente y lacerante. Consciente y conocedora del calado de la situación, por haber sido formadora en los centros donde se adiestra  al personal que aspira a trepar laboralmente. Cuando lo único que hacen es crear sujetos más vulnerables, alimentándolos la ambición con el fin de que se inmolen a mayor gloria de las siglas comerciales que los contraten.

Sin duda la mayor esclavitud es la elegida, porque al contrario de la impuesta. Lejos de desear liberarte, lo que quieres es adentrarte más aún más en ella.  Las promesas de pertenecer al parnaso de los que mandan, y tener la llave del lavabo de ejecutivos, o de la fama, son tangibles. Y el nivel de éxito se basa en lo que puedes comprar, y se puede comprar no solo lo material, también la humillación y la dignidad de los semejantes.

Ante este panorama uno se puede defender con solidas ideas de valores y fidelidades, pero lo cierto es que el vil metal y lo que se puede adquirir con él, es una espléndida tarjeta de presentación, a la que casi nadie le hace un feo.

La función está armada por situaciones muy reales, en las que unos aprietan, pero no ahogan, pero tampoco sueltan, y otros que se dejan asfixiar por estar, más que por ser. En dicho acuñado a fuego en la mente de muchos de “si no estás no eres”, y al que yo añado siguiendo su estricta doctrina de, si comes, «te vistes o vas donde no es lo preceptivo» vas desnudo, no te alimentas, ni vas a ningún sitio.

La trama no tengo intención de destriparla, porque se perdería la sorpresa, pero adelanto que cuando el precio de éxito vacía y fatiga. Siempre hay alguien cercano llamado a velar por ti, que te engatusa para que no te salgas del carril.

Igualador, tiene muy claro lo que quiere decir, y no pierde el eje en ningún momento. Tampoco ha querido poner hierro, ni que al espectador se le seque la garganta, ni sienta nauseas, sería un ejercicio efectista y poco honesto. Únicamente presenta una situación, que sin duda mina salud y autoestima, pero con la estrategia del agua que cala poco a poco, de forma sutil hasta que estás empapado, y eres dependiente. No en vano vivimos en una sociedad en la que el fármaco rey son: los ansiolíticos.

La obra es un puzle vital, y señalo que es vital, porque todos los personajes se entregan al espejismo del sueño del poder con entusiasmo, bordeando la indignidad, y un ridículo totalmente reconocible. Los seis actores permanecen durante toda la representación en el escenario, y ante el público mudaran ropa y elementos para el cambio de personaje. Sería difícil valorar de forma independiente su trabajo, porque cada uno representa varios personajes que forman un todo, pero quiero dejar constancia de la buena labor de dirección e interpretación.

Yeyo Bayeyo, irrespetuoso y travestido como el poder mismo, es el único que tiene una función única en la representación. Preside, sentado al piano ilustra con música el caos bien medido por la autora, aunque en momentos claves interpela a los actores e incluso pisa la escena e interviene.

En toda manifestación asoma la verdadera esencia del creador, y una obra se erige desde el color de tú piel, tu sexo, creencias, y orientación sexual. Como corresponde y debe ser, si el trabajo es honesto. Coral Igualador es mujer y ejerce de ello, componiendo dos personajes femeninos sin fisura, que interpretan Susana Álvarez y Marta Fuenar, dos actrices luminosas.

Susana es una actriz fértil con una honestidad gestual que desarma. Marta compone a la perfección una suerte de bellas delicadas en apariencia, de guante de seda y mano de hierro.

Fran Valcarce es un actor camaleónico, que en este caso brilla de la misma manera cuando duda, que cuando afirma, con una alta dosis de atraztivo. Fernando Bodega, como Susana son actores que actúan con la energía en estado puro que emana de la tierra. Fernando, pasea con destreza por la fina línea que se le marca, tanto al interpretar a un actor insustancial, una secretaria, o cuando viste traje para representar el quimérico atractivo de «ejecutivo».

En esta función los personajes femeninos sobresalen, quizá como en la vida misma, pero a Fernando y Luis, tampoco les viene mal, porque les da la oportunidad de componer dos de las tres secretarias de antología, creadas por Coral, la tercera es Susana Álvarez.

Luis Turpín, aunque se luce en su cometido de ejecutivo, y la obra le permita mostrar su elegante atractivo viril. Como fiel secretaria y amante de su jefe, y amiga traidora de sus compañeras, tiene, con un monólogo de Marta de estriptis inverso, dos de los momentos más altos de la función.

Con El Potlach, Coral Igualador da un paso firme adelante, como la valiosa mujer de teatro que es.

Sin duda les animo a ver El Potlach, porque el trabajo de Coral Igualador lo merece, y Susana Álvarez, Fernando Bodega, Marta Fuenar, Luis Turpin, Fran Valcarce y Yeyo Bayeyo, están estupendos.

 

Fernando Bodega, Susana Álvarez, Fernando Bodega y Luis Turpin.

Fernando Bodega, Susana Álvarez, Fernando Bodega y Luis Turpin.

 

A parttir del 5 de mayo de 2018, todos los sábados en Nave 73 -Madrid- más información aquí

Autora y directora Coral Igualador Actores Susana Álvarez, Fernando Bodega, Marta Fuenar, Luis Turpin, Fran Valcarce y Yeyo Bayeyo / Música En Directo: Yeyo Bayeyo / Compañía El Experimento Producciones

El Potlach,  se estrenó el 1 de octubre de 2017, en La Usina Teatro -Madrid-

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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